Durante 10 años (o más) han sido uña y carne. Mientras Antonio María Rouco Varela fulgía como arzobispo de Madrid y vicepapa español, colocó a su fiel servidor, Juan Antonio Martínez Camino, como su 'larga mano' en Añastro, sede de la Conferencia episcopal española. Ahora, el cardenal de Madrid se queda sin 'pantalla' y está buscando desesperadamente los votos suficientes para volver a colocar a uno de los suyos en el puesto de secretario-portavoz de la sala de máquinas de la Iglesia española.
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