Cualquiera que ha sufrido en carne propia, o haya visto sufrir a otro, asfixia por atragantamiento de alimentos, entenderá lo traumática y peligrosa que puede resultar la experiencia, sobre todo en una persona mayor. Como es el caso de Shirldine Stewart que en compañía de su nieto de 5 años, se atragantó mientras comía y frente a la desesperación a quedarse sin aire salió a la calle ayuda. Pero la ayuda al final vino del niño, quien con serenidad le indicó unas maniobras para recuperar el aire, que había aprendido en el colegio.
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