"Puñetazos en la mesa, amenazas, gritos a un director con la oficina llena de clientes, insultos de 'mentiroso' e 'histérica' forman parte de ese trato cotidiano que los denunciantes califican como 'humillante' y 'degradante' por parte de su jefe. También le acusan de tener una actitud sexista y de desprecio hacia las mujeres, con comentarios ofensivos relacionados con el aspecto físico." Triste realidad la de este país, en el que las empresas fomentan que los jefes tengan 'patente de corso' para ultrajar a los empleados, sin control alguno.
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