Los medios no ignoraron nunca el poder de la palabra “terrorismo”, poder que ellos mismos junto con los políticos de variado pelaje habían ayudado a forjar con los años y con lo que se sabían poseedores de una poderosisima herramienta de manipulación de la opinión publica que en los últimos años había llegado a alcanzar una fuerza insospechada. Evidentemente ese poder era algo demasiado importante como para no aprovecharlo para sus propios beneficios ideológicos, económicos o políticos.
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