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Todos envidiamos a los niños pobres, o la imagen que las cámaras muestran de ellos (Opinión)

Uno de los propósitos estrella en los reportajes televisivos, desde sus comienzos, es el de conmover al espectador; conseguir la lagrimita, vaya. ¿Qué temas son los más acertados para este cometido? Pues la pobreza, los niños o, directamente, los niños pobres. Aquí viene mi tesis: el género de mendicidad infantil está mal planteado. El espectador de clase media no puede sentir lástima por una vida que se pinta superchula: muchachos que se pasan el día jugando en la calle, sin lavarse y esnifando pegamento.

| etiquetas: envidia , pena , niños , pobreza

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