El sistema es sencillo. Las novias eligen un diseño y acaban de perfilar su idea y de resolver sus dudas a través de las asesoras de un teléfono de atención al cliente. Ellas se toman las medidas y el resto es cosa de la firma. Una vez acabado el vestido y enviado al destino, la firma contacta con modistas de las poblaciones en las que vende el traje y éstas se encargan de realizar algún retoque, si es preciso.
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