(c&p): Durante la batalla de Monte Cassino, bajo el incesante estallido de las bombas y el tableteo de las ametralladoras, algunos soldados –tanto alemanes como Aliados- no podían creer lo que sus ojos veían: un enorme oso avanzaba con aplomo y seguridad con una gran caja atada a su espalda. No se trataba de una visión; los polacos de la 22ª Compañía de Transporte que participaron en esta larga y sangrienta batalla contaron con un oso para trasladar cajas de munición.
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