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Yo, vino caliente (¡y ríase la gente!)

Es posible que los puristas gastronómicos tengan razón al hacerse cruces ante ese mejunje dulzón llamado vino caliente. Se puede hacer un buen paralelismo con la sangría: ver a un turista comer paella con sangría da escalofríos, pero un buen vaso de sangría casera bien fría en un tórrido mediodía de verano puede ser un instante gozoso. Con el vino caliente, un placer apenas conocido en España, pasa lo mismo. El mejor momento es un soleado pero gélido día de invierno. Los días previos a la Navidad son un momento excelente para saborearlo.

| etiquetas: vino , navidades , costumbres
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