Las rupturas son duras, sobre todo si son anales. Con las sentimentales también se pasa mal. Echas de menos al ser querido, sí, pero una vez pasado el periodo de duelo, lo doloroso no es eso. Para los hombres, es tener que volver al mercado. Como hobbit acomplejado en perpetuo estado de vicisitud, la perspectiva de entrarle a una mujer me aterra más que la visión de Ana Botella en négligée. Para las mujeres, el problema de volver a este juego (mucho más duro y traicionero que el de tronos) es el ataque de los buitres.
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