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En Los Ángeles, quien quiera hacer un grafiti deberá pasar por el aro burocrático
En Los Ángeles, el grafiti pierde libertad y gana burocracia. Una década después, la ley seca que ha mantenido los muros de la ciudad sin grafitis ha terminado. Ahora ya son legales, siempre y cuando pasen por el infierno burocrático: para pintar un muro privado se debe tener el permiso del dueño del edificio, pagar 60 dólares y el compromiso de no utilizar el mural para ningún fin comercial, ni promover odio, racismo o pornografía. Además, hay que avisar a los inquilinos con 14 días de antelación y rellenar un formulario de 10 páginas.
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