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Basilea, Viena, Copenhague y otras ciudades en las que te podrás refrescar en el río
Ver a alguien zambullirse en plena urbe suele causar sorpresa o rechazo, por su asociación inmediata con aguas residuales o peligros ocultos. Pero las cosas están cambiando de nuevo y numerosas iniciativas buscan devolver e espacios a la ciudadanía. En este sentido, la reivindicación del derecho al baño urbano es una brújula ética: implica luchar por aguas limpias, rediseño del espacio público y una nueva sensibilidad frente al cambio climático. De Zurich a París, de Berlín a Melbourne, crece el número de metrópolis que quieren reconciliarse..
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" "La revolución del baño urbano no tiene fronteras. En Londres, el estudio Studio Octopi lleva años impulsando —de momento sin éxito— el proyecto Thames Baths, con piscinas flotantes alimentadas por agua filtrada del Támesis. En Praga, espacios como Žluté Lázně han devuelto vida al Moldava; en Utrecht, el canal del barrio Oog in Al se ha convertido en una playa urbana con restaurantes y eventos musicales; hasta en Moscú, el proyecto The Moscow River Age busca revitalizar las riberas del río Moscova.
"Si los madrileños aún esperan poder bañarse en el Manzanares, hay quienes juegan con ventaja y no necesitan sensibilización ni especiales obras de bonificación. En Suiza, la cultura del baño fluvial está muy arraigada y ciudades como Zurich, Basilea y Berna se han convertido en referentes. En verano, el Limmat, el Rin o el Aar se llenan de bañistas, estudiantes y trabajadores. En Berna, incluso, algunos van al trabajo nadando, usando el Aarebag —una bolsa impermeable— como flotador y mochila, aprovechando la corriente como transporte público sostenible".