Hace 1 año | Por Andaui a gatopardo.com
Publicado hace 1 año por Andaui a gatopardo.com

Los chilaquiles huelen a tentación y a pecado: a lo prohibido. Está el olor acre y terreno de la tortilla frita en aceite vegetal —tal vez requemado, eso no importa aquí— y el delicado aroma ácido del tomate, de preferencia verde. A ese olor hay que añadir uno que no por sabroso deja de ser también tufillo: el de la grasa animal, la crema y el queso, disolviéndose lentamente. La mezcla aromática incluye los azufres de la cebolla en dos versiones: caramelizados para la salsa y en su picor más claro, sobre el plato, en rodajas.

Comentarios

zordon

Si algún día vais a Mejico tenéis que probar los chilaquiles, un manjar una delicia, el desayuno de los campeones.

Corvillo

#1 Hace años que está en mi lista de deseos este manjar de dioses terrenales.