El fotógrafo David Magnusson retrata el fenómeno de los "Purity Balls", ceremonias cristianas en las que jóvenes y niñas realizan un juramento de pureza y castidad ante sus padres. El voto de pureza no se limita al sexo. Las niñas que se someten a este rito de paso renuncian a todo tipo de relación sentimental casual. No está permitido tener citas, aunque sean castas. No están permitidos los besos. La única relación bien vista es aquella que a la fuerza desemboca en el matrimonio para toda la vida...
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