Por mucha hambre y privaciones que pase la modelo de moda, su efímero cuerpecillo nunca llegará a la portada de las revistas o a las páginas de publicidad sin un severo repaso por el Photoshop. Pero a los mandos de la nave del retoque hay artistas y hay carniceros, como en todas partes. Si los primeros consiguen que Britney Spears pueda pasar por deseable, los segundos son capaces de mutilar brazos, rodillas y dedos con tal de conseguir que la belleza de turno encaje en la página.
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