Hace 1 año | Por Yorga77 a xataka.com
Publicado hace 1 año por Yorga77 a xataka.com

Si hubiera un catálogo de historias improbables, de crónicas disparatadas con inicios y finales a priori tan difíciles de casar como el hielo y el fuego, The Cosmic Muffin bien merecería figurar entre los capítulos principales. Detalles al margen, su carta de presentación es excepcional: se fabricó en los 30 como un avión de élite en los hangares de Boeing y acabó reconvertido, décadas después y unas cuantas carambolas del destino mediante, en un yate con nombre de postre hípster.

Comentarios

Yorga77

El barco parece un supositorio gigante pero me encanta el nombre.