Los operarios hacen palanca en la enorme lápida y a la de una, a la de dos y a la de tres, ¡plop! Todos los presentes se sorprenden al oír lo que parece un descorche o una lata de refresco al abrirse. Retirada la lápida, queda a la vista la sepultura como un enorme agujero negro, se diría sin fondo. De pronto empieza a temblar el suelo. ¿Un terremoto en la sierra madrileña? También las paredes, arcos y capillas tiemblan, y aquí y allá se van soltando piedras, losas, ladrillos, cruces, mientras todos salimos a la carrera de la Basílica.
Comentarios
No despertar a la momia
Divertida obra de ficción. Para mi gusto faltaba decir que ese desagüe desemboca en el infierno.
¿Lo verán nuestros ojos?
En realidad sigue siendo lo que fué en vida, una mierda seca.