Cada mañana desde hace diez o doce años, poco antes de las nueve, un hombre solitario se detiene ante la barandilla al pie del obelisco egipcio, frente al palacio de Montecitorio, en Roma, a cincuenta pasos de la entrada principal del edificio que alberga el Parlamento italiano.
Comentarios
¿Flavio Aecio?
Pues sí... Hoy en día, mucha dialéctica barata y pocos actos firmes. Como de costumbre, el bueno de Arturo te deja reflexionando un rato.