Igual que los romanos dejaron su impronta en la toponimia española los españoles hicieron lo propio en América. Y así, por ejemplo, encontramos un lugar en México con un nombre que recuerda que la madre patria es, por superficie, mucho más pequeña que sus antiguas colonias: Españita, en el estado de Tlaxcala. Partiendo de este lugar y con este maravilloso nombre nos vamos a recorrer el loco mundo de la toponimia americana, uno que te hará pensártelo dos veces antes de troncharte otra vez de la suerte que han corrido los de Guarromán.
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