Fue en el breve camino entre la estación de metro de Omonia y nuestro alojamiento cuando nuestra imagen de Atenas empezó a torcerse. Decenas de drogadictos en diversos pero generalmente avanzados estados de descomposición descansaban en soportales, escalinatas, aceras y parterres, algunos de ellos rodeados de sus propios excrementos, la mayoría con aspecto de haber tomado como divisa vital la cita a la entrada del infierno de Dante. Una imagen sacada de The Walking Dead que los que vivimos en la Europa esterilizada llevamos décadas sin ver.
Comentarios
No es sólo que el tráfico sea un infierno y que, como en Nápoles o El Cairo las normas de tráfico parezcan más orientativas que otra cosa.
En Roma también consideran que las normas de tráfico son sugerencias
Me encanta este blog. Siempre me saca una sonrisa.
Omonia no es nada comparada con como era hace 15 años. Y Exarhia, de ser el centro rebelde y de todas las protestas anarquistas no es mas que un barrio hipster y gentrificado.