Hoy, Los Simpson son poco más que una caricatura de lo que algún día fueron, fruto del paso del tiempo con episodios que recordamos con más pena que gloria. Deambular como zombies en la parrilla desde hace dieciocho temporadas -solo su caída sin frenos ya está durando el doble de lo que duraron otras sitcoms de éxito coetáneas como 'Seinfeld' o 'Friends'- no evita que sigamos recordando con morriña aquellos tiempos que nunca se repetirán
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