Tras el octubre más caluroso registrado nunca en España y un arranque de noviembre con unas temperaturas inusualmente altas, Matilde Asensi Lumix, de 75 años, todavía no ha tenido ocasión de exigir a sus nietos que se pongan la chaquetita y la bufanda. «Mi madre está que se sube por las paredes, porque instintivamente el cuerpo le pide abrigar mucho a sus nietos, pero no hace nada de frío y por tanto se tiene que morder las lengua», explica la hija de Matilde, que está preocupada por la salud mental de su madre.
Comentarios
bueno, pero al menos puede decirles que "cojan la rebequita que por la noche refresca"
Esta situación está creando un grave estrés a muchas abuelas.
¿Y los abuelos, es que nadie va a pensar en los abuelos?