Los que se acercan a Abades, en la costa tinerfeña de Arico, pueden observar un edificio coronado con una gran cruz. La gente de allí lo llama la ermita, pero muchos tinerfeños ignoran que detrás de esta construcción se encuentran muchas más, hasta un total de treinta y cuatro. Es una autentica ciudad abandonada, levantada con piedra tosca del sur cuyo color se confunde con el paisaje. Es la antigua leprosería de Arico y tiene, como casi todo en nuestra isla, una historia que contar.
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