El último chupito de licor café que yo bebí de un trago a las siete de la tarde me dejó saliendo de un after a las nueve de la mañana al borde de la inconsciencia y agarrado a una mujer a la que le decía que yo tenía una familia y que no debería estar yéndome con ella a ninguna parte. Fue quizás la mayor escena triunfal de mi vida, porque aquella chica resultó ser mi mujer, que se pasó el camino a casa tratando de asimilar que su marido no sólo se disponía a ponerle los cuernos delante de ella, sino con ella misma.
Comentarios
El primer comentario en la noticia (el resto son basura) es aún mejor que esta historia; lo reproduzco aquí:
Follan d'Eiro comenta:
Pues yo, siendo joven y gallardo latin lover, más o menos como ahora pero con los ojos azules, para impresionar y sorprender a la que después fue mi mujer, joven francesa enamorada del atrevimiento español, escalé, borracho empedernido de licor café y de café irlandés, la fachada del Hotel-Balneario de Mondariz, para introducirme en su habitación, claro, a las cinco de la mañana de un mes de julio de 1976. Me metí en su cama y desperté abrazado a mi suegra
Historia tremendamente irrelevante pero me he reído con el desgarrador final
#1 El final es increíble.
No lo pongo por no "spoilear"...
#2 Creo que la inmensa mayoría de gallegos hemos sufrido alguna vez sucesos paranormales por culpa de ese turbio pero delicioso brebaje
#5 Es el ritual de madurez... la primera borrachera de licorka. Al día siguiente no recuerdas o quieres recordar nada, te han salido pelos en los huevos y te pasarás un par de días cagando negro como la noche.
#2 Spoiler... tampoco, está en la entradilla.
#9 Edité la entradilla a posteriori... el comentario #2 ya no tiene sentido.
Edito la entradilla... lo siento. Morirá de irrelevancia, pero al menos que la gente se ría con esa grandiosa frase.
Qué gran final
#4 Pues sí...
Tentado estoy de modificar la entradilla... pero no sé, quitaría la gracia/sorpresa al leer el artículo
Facebook e inteligencia en la misma frase son un oxímoron.
Manuel Jabois y Juan Tallón, de los mejores narradores gallegos de los ûltimos años.