Un día cualquiera en un andén de metro a las 7:35 horas. Repleto de "pastorcillos" adormecidos, que despliegan una capacidad inusitada para protagonizar apresuradas carreras cuando ponen el pie en la parada de destino, escaleras arriba, abajo, acelerando el paso en cualquier dirección.
Comentarios
#0 Buen aporte
Buen relato
De vez en cuando viene bien un poco de sensibilidad.
#2 Estamos de acuerdo. Siempre es buena para no perder el "Norte".
En el portal de Belén estaría bien, leyendo los capítulos del libro de Reyes.
#5 En realidad es un relato para la reflexión, cada cual que la ubique donde considere.