Hace 1 año | Por Andaui a elconfidencial.com
Publicado hace 1 año por Andaui a elconfidencial.com

No me gustan las despedidas; no las quiero. Me llenan de tristeza. De dudas. Me incomodan. Me vuelven hosco. Todas. Por eso, siempre que puedo, cuando el protocolo es laxo, lúdico, intento hacerlo a “la francesa”; irme, marcharme. Discretamente, por la puerta más recóndita, fingiendo que hablo por teléfono. Creo que si no me gustan, si las rehúyo, es por un miedo atávico que me lleva a comportarme como un niño; uno especialmente sensible. Como aquel que esperaba ansioso el último beso de su madre en la oscuridad de una alcoba de Combray.

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Tontolculo

Pensé que hablaban de Piqué