A principios de los 2000, la carrera como periodista de Neil Strauss iba sobre ruedas. Tenía una columna en el New York Times y había firmado diversas portadas para Rolling Stone. Sus biografías de Marilyn Manson y Mötley Crüe se habían vendido bien. Tenía acceso a todos los backstages del mundo y contactos entre celebridades. Su posición profesional era, en definitiva, envidiable. Pero había un problema: era extremadamente malo con las mujeres.
Comentarios
Yo también creo que debería parar de una puñetera vez, pero... me siento solo.
Melofo
Me tienes una mania@blackheart me votas negativo en todo
#3 voto negativo a muchos envíos.
No te sientas especial.
Para lo demás buambusub
#4 Pero disfrutas haciéndolo