Tres documentales desvelan hechos desconocidos de la vida de unos músicos que han escrito capítulos propios en la historia de nuestra música. A los músicos les sienta bien el documental. Estamos tan acostumbrados a verlos sobre el escenario que al destapar su lado más oculto y descubrir su condición humana (a veces demasiado humana) nos convertimos en improvisados y obsesivos voyeurs a los que resulta imposible apartar del puesto de observación.