A día de hoy el tiempo que pasa entre el encendido del motor y el grito de rabia es menor. "El proceso cada día es más rápido. Porque claro, como la vida de hoy va tan deprisa", afirma David Pareja, conductor frustrado.
A ese tiempo se le llama coñonésima de segundo y coincide con el lapso de tiempo que tarda en ponerse el semáforo en verde y el primer pitido del coche de atrás.
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A ese tiempo se le llama coñonésima de segundo y coincide con el lapso de tiempo que tarda en ponerse el semáforo en verde y el primer pitido del coche de atrás.