127 años después de su construcción, cuesta creer que la torre Eiffel, símbolo por antonomasia de París, fuera detestada, vilipendiada y observada con horror por los vecinos de la capital francesa. Pero así fue. Las ciudades han construido su identidad en torno a símbolos antiguos y modernos. Mutan y se transforman. En ocasiones, los cambios no sientan en absoluto bien a ciudadanos que juzgan con severidad las modificaciones urbanas a las que sus calles, plazas y parques públicos se ven sometidos.
Comentarios
Tienen razón... Donde esté la rotonda de la Patata de Amorebieta o la del osito de gominola de Boadilla del Monte, el sireno en Vigo, la cosa esa de Calatrava en Oviedo... que se quiten esas basuras como la Sagrada Familia, el Pompidou o Neuschwanstein.
@avante Microblogging por qué? Es que estoy a tiempo de descartar y esas cosas.
Cuando construyeron la súper lata de anchoas en Bilbao pasó lo mismo.
Hoy le mola a todo Dios.
#1 la caseta del perro
¡bueno! es que bien mirado en lugar de torre parece un andamio.
la Dama Vader de Murcia
#listachorra