Con todos estos elementos, ya habréis comprendido que esta novela va a rebosar calidad por todos lados. Desde luego, no defrauda: es aburrida, mal construida, llena de tópicos, con un tratamiento de personajes rayano en la vergüenza ajena, una trama completamente alucinante e insostenible, que se alarga mucho más de lo debido y, además, con un cierto juego sucio y una resolución argumental lamentable.
“Se podrían crear turbulencias significativas en el estado actual de la situación jurídica y el sistema judicial de Arabia Saudita”, dice el analista político especializado en el Medio Oriente, Anthony Bochstein. “Si antes las mujeres tenían los mismos derechos que una silla o una mesa y eran vistas más como propiedad individual, ahora tienen un rango equivalente al de algunas especies animales, y por lo tanto deben recibir, por lo menos, la alimentación, agua y se le confiere una mínimo de atención y respeto, lo cual no era el caso...
Así, igual de patidifuso que vosotros, me quedé yo al inicio de la ponencia impartida por Antonio Altarriba en las Comic Tools. ¿Y sabéis una cosa? Al veterano autor no le faltaba razón. Los cómics no son lectura. No lo son. No son lectura desde un punto de vista literario, tradicional. Tal como apuntó Altarriba sacándonos a todos un suspiro de alivio, frente la comprensión lectora que se genera cuando te enfrascas ante cualquier texto escrito, los cómics exigen (y ofrecen) mucho más.
Esas vidas las habré compartido diez o doce veces con la mía, y siempre llego a su término con una sospechosa humedad en los ojos. Y cuando cierro el último tomo no puedo evitar hacerlo despacio, como quien corre la lápida de una tumba, con la misma melancolía que rodea los últimos momentos de mis amigos perdidos. Al fin y al cabo, con ellos muere también cada vez parte de uno mismo, del niño que alguna vez se fue.
El Poder, en mayor o menor medida, siempre ha tenido un problema con la moralidad y ha pretendido imponer la suya a toda la población, independientemente de que estuviera de acuerdo o no. En una sociedad tan doblemoralista como la americana, el sheriff y su amante llegan a la conclusión de que una cosa es el delito, y otra muy distinta, el pecado. Y en el último, entran sólo uno mismo y Dios, o su moral; no se ha de meter nadie más. Pero eso, no es lo mismo que parece pensar...
—Los administradores de sistemas somos más sociales, yo no tengo la culpa de que los programadores seáis como Gollum pero con un teclado mecánico en vez de un anillo. —Fred, ¿estás hablando con Sarah? ¡Tengo una urgencia!
"Califiqué una tarea de un alumno con un Suficiente. Sus padres se pusieron en contacto conmigo para quejarse de que le tenía manía. Aunque los padres estuvieron de acuerdo conmigo en que la mayoría de las respuestas estaban mal, me dijeron que debería 'haber sido menos exigente".
Ahora comienza la parte divertida, la de los fans que la defienden aun a riesgo de demostrar que no tienen ni idea de lo que hablan y mucho menos de leyes de propiedad intelectual, vamos a elegir a los ganadores a bocazas del año:
-¡Hola, publicidad de clínica dental! -Lo siento, no tengo boca, no me interesa. Prometo que no vuelvo a hacer chistes sobre mi estilo de dibujo.