#18 "Y lo mismo ocurrirá si Trump llega al poder. Cada pocos años, el imperio estadounidense celebra este pequeño y extraño festival en el que finge que el gobierno está cambiando de manos y...
El comportamiento de un imperio no cambia más al tener un nuevo presidente que el de una corporación al tener una nueva secretaria en la recepción de su oficina principal."
Pues precisamente eso es a lo que Trump llama deep state, todo el entramado de poder que conforman los funcionarios, gran capital, élite política vitalicia, élite artística y mediática, gobernadores en bancos, mandos militares, etc. El poder que le inmovilizó en su primera presidencia y lo que dice que va a intentar destruir en la próxima. Es la razón por la cuál medios, justicia, ONGs, foros económicos varios, partido demócrata e incluso (inicialmente) partido republicano van a por él. Y es la razón por la cuál Biden puede "gobernar" teniendo demencia avanzada, porque en realidad el presidente votado por todos no tiene casi poder.
En 2016 no se sabía y en 2020 se podían tener dudas, pero en 2024 quien vota demócrata está votando por dar más poder a la élite tecnócrata que lo controla todo de forma extrademocrática mientras que quien vota republicano está votando el intentar romper esa élite e intentar obtener más democracia (ya veremos si sustituyéndola luego por otra élite, que no te puedes fiar nunca).
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Completamente de acuerdo con Caitlin Johnstone:
El presidente Biden ha cedido ante la creciente presión para que abandone la carrera presidencial debido a preocupaciones generalizadas sobre su evidente deterioro neurológico, retirándose y respaldando a su clon ideológico exacto, Kamala Harris. Aparentemente, el consenso es que está demasiado demente para postularse para presidente, pero no demasiado para ser presidente durante los próximos seis meses.
Y diablos, cualquier hombre. Esto no significa nada y no cambia nada, aparte de disminuir en cierta medida la probabilidad de que un administrador del imperio republicano tome juramento en la Casa Blanca en enero. Kamala Harris se diferencia de Biden sólo en voz y apariencia, y ha sido una entusiasta partidaria de las atrocidades genocidas de Biden en Gaza durante los últimos nueve meses y medio.
Harris, suponiendo que gane la nominación, hará campaña con la promesa de continuar con la incineración de Gaza por parte de Biden, continuar con el apoyo “férreo” de Biden a Israel, continuar la guerra por poderes de Biden en Ucrania, continuar las escaladas de Biden contra Rusia y China, continuar con la expansión de Estados Unidos por parte de Biden. máquina de guerra, continuar con la facilitación del capitalismo ecocida por parte de Biden y continuar con las políticas deshumanizadoras de explotación mundial y extracción imperialista de Biden. Si ella llega a la Casa Blanca, la faz de la operación cambiará, pero la operación en sí, no.
Y lo mismo ocurrirá si Trump llega al poder. Cada pocos años, el imperio estadounidense celebra este pequeño y extraño festival en el que finge que el gobierno está cambiando de manos y ahora comenzará a operar de una manera significativamente diferente a como lo hacía antes. Pero luego continúa la explotación, continúa la injusticia, continúa el ecocidio, continúan las guerras, continúa el militarismo, continúa el imperialismo, continúa el adoctrinamiento propagandístico, continúa el autoritarismo y la opresión.
El comportamiento de un imperio no cambia más al tener un nuevo presidente que el de una corporación al tener una nueva secretaria en la recepción de su oficina principal.
Se hablará mucho de la raza y el género de Kamala Harris. Se hablará mucho del hecho de que ella no es Donald Trump. Mucha emoción rodeará su campaña. Y luego, gane o pierda, nada cambiará mucho. No será posible saberlo mirando la maquinaria del imperio que asumió el poder en enero. Su comportamiento seguirá siendo el mismo.
No está sucediendo nada real en el nivel de la política electoral en Estados Unidos. Las protestas son reales. El activismo es real. Los esfuerzos por luchar contra la maquinaria de propaganda imperial y despertar a la gente de su adoctrinamiento son reales. Los esfuerzos por generar un verdadero espíritu revolucionario de la época son reales. Pero las elecciones en sí mismas son un ritual performativo organizado para ayudar a las personas a sentirse bien consigo mismas, como un sacramento religioso realizado por un sacerdote.
Un monstruo genocida se ha retirado y ha respaldado a otro monstruo genocida. Esa es toda la historia aquí. Esos son todos los comentarios y atención que merece este nuevo desarrollo.