angelitoMagno, Limonov, de Emmanuel Carrère.
«Limónov no es un personaje de ficción. Existe y yo lo conozco», advierte Emmanuel Carrère.
Poeta y pendenciero en su juventud, Limónov frecuentó los círculos clandestinos de la disidencia en la Unión Soviética, se vio obligado a exiliarse y aterrizó en Nueva York, donde vivió como un vagabundo, fue mayordomo de un millonario y escribió novelas autobiográficas. Siguió haciéndolo cuando se marchó a París y allí alcanzó notoriedad pública con una escandalosa novela sobre sus andanzas neoyorquinas por el lado salvaje. De allí pasó a los Balcanes, donde apoyó hasta las últimas consecuencias la causa serbia, y regresó después a la Rusia poscomunista para fundar un partido nacional bolchevique que fue prohibido. Él acabó en la cárcel, acusado de tentativa de golpe de Estado, y allí escribió más libros, tuvo una experiencia mística y al salir se convirtió en opositor a Putin. Ambiguo, escurridizo y estrambótico, este personaje fascinante y detestable a partes iguales, mitad héroe romántico y mitad majadero abominable, es tan contradictorio y desconcertante que se convierte por derecho propio en carne de novela.