Antes de empezar con la lista haré un par de precisiones: la primera es que el documental no es el género que más he visto, por eso esta lista de veinticinco está incompleta y es una invitación a escuchar recomendaciones que puedan en ir en sintonía con las que sí están. La segunda es que a un documental “sólo” le pido que al terminar me haya aportado, además de un rato entretenido, una historia que no conocía o un nuevo punto de vista a una historia que creía conocer. Estos veinticinco documentales cumplieron ese propósito en su día.
Los servicios de streaming han hecho que los contenidos que muchos descargaban (nuestros amigos, nosotros no, ya sabéis) en redes P2P como BitTorrent hayan perdido popularidad. Esas redes siguen activas, pero también lo hace un viejo y legendario conocido: eMule. Esta aplicación de intercambio de ficheros fue todo un éxito con el inicio del nuevo milenio, pero con el tiempo su relevancia se fue perdiendo. La última versión estable es eMule 0.50a (abril de 2010), pero resulta que sus desarolladores han anunciado una beta pública: la 0.60a.
Dame dos personas que coman 2.000 kcal diarias. A una le inyecto insulina cada día y a la otra no. La primera engordará, y vaya que si engordará. Incluso si le pongo sólo 1.700 kcal, si le inyecto insulina, engordará más que la otra que coma 2.000 kcal. No es un tema de calorías. Es un tema hormonal. La labor de la insulina, además de bajar el azúcar y meterlo en las células (que es lo que les decimos a los niños que tienen un debut diabético) tiene una función principal: Almacenar energía en forma de grasa.
1Sonia oye el teléfono encima de la mesilla de noche pero no lo coge: está a punto de correrse y no quiere interrupciones. De todas maneras, la insistente cancioncilla del móvil ha conseguido alejar el anhelado orgasmo y Sonia levanta suavemente las caderas para sentir un poco más a su pareja, un chico que conoció esa misma noche en un pub de moda. Es guapo, joven y moreno. Puede que demasiado moreno y demasiado joven, pero ninguna de las dos cosas importa mucho para el caso. Hay otras que se cortan con los de veintipocos, pero es una chorrada. Si el Gobierno se los puede llevar a la guerra, también te los puedes llevar tú a la cama. Él se ha parado un momento, entretenido en pellizcarle con los dientes el lóbulo de una oreja, pero enseguida vuelve a moverse adelante y atrás. Si mantiene el ritmo un par de minutos, Sonia va a conseguirlo y va a ser un orgasmo de los buenos, como cuando era más joven y le daba escalofríos el solo hecho de que le desabotonaran la camisa. Sonia cierra los ojos y trata de olvidarse del teléfono, que suena otra vez. Tenía que haberlo apagado cuando volvió a casa, pero siempre se le olvida. Ya le falta poco, muy poco. El vientre se le tensa y ha sentido ya algún espasmo. Está muy cerca. Separa un poco más las piernas y arquea la espalda, ofreciendo los pechos, que él oprime inmediatamente entre sus manos, tal vez con demasiada vehemencia. Al final siempre le cuesta, siempre, y cuanto más se preocupa de superarlo, más difícil se le pone. Era mejor antes, cuando conseguía olvidarse de todo y simplemente disfrutaba de su cuerpo. —Espera, espera —susurra entre jadeos mientras deja de abrazarlo con las piernas para ponerse más cómoda. Él sonríe y la besa. Se detiene un momento, le recorre los costados con una larga caricia y vuelve a moverse sobre ella. Sonia echa atrás los brazos y los coloca bajo la nuca. Ahora se siente totalmente relajada y le gusta saberse objeto de deseo, instrumento para el placer ajeno. Piensa por un momento en ponerse ella encima pero abandona la idea enseguida, vencida por la pereza. El teléfono vuelve a sonar, y van ya tres veces en pocos minutos, pero Sonia sigue sin cogerlo. Ahora ya no le molesta: puede seguir sonando hasta que se canse o hasta que se le agote de una vez la puñetera batería. A los teléfonos sólo se les acaba la batería cuando hacen falta, pero nunca cuando incordian. Quien quiera que sea, que llame más tarde, o mañana. Además, ya no son horas de llamar por teléfono, como no se esté quemando la fábrica. Y si la fábrica está ardiendo, ¿qué va a hacer ella?, ¿animar a los bomberos? Quizás sea que ha saltado la alarma, pero si es así, que esperen o que vayan los de la empresa de seguridad a echar un vistazo, que para eso les paga. Ella nota que se entona de nuevo, que ya no tiene que fingir los jadeos, que cuando aprieta las nalgas las aprieta de verdad. Ya no es esa sensación de tibieza sin calor de otras veces, una especie de hondonada, de punto muerto del que no es capaz de salir. Por un momento temió que él acabase antes, pero no: está en el sitio justo y sigue moviéndose. El teléfono permanece en silencio, pero su amenaza es suficiente para que Sonia no consiga abandonarse del todo. Al final siempre le cuesta, siempre, y cuanto más se preocupa de superarlo, más difícil se le pone. A veces, irritada, acaba por desesperarse, pero esta vez sabe que va a llegar, que es cuestión de relajarse y esperar, de acelerar un poco el ritmo y apretarse contra él; le gusta sentir su torso, el vello de su pecho, su peso incluso presionándole el abdomen. Está muy cerca. Mucho. Flexiona las piernas en torno a la espalda de su pareja y lo aprieta, lo fija sobre ella. A él le excita ese abrazo y se acelera, como ella quería, como ella esperaba. Un breve campanilleo anunciando el mensaje de las llamadas perdidas aleja definitivamente a Sonia de su objetivo.2 —Que maravilla, chica —murmura él en su oído después de haberse saciado.. —A mí también me ha gustado mucho— dice ella justo antes de besarlo, esta vez con suavidad mientras mira tranquilamente sus ojos. Los ojos fueron lo que más la atrajeron cuando lo conoció y este es buen momento para darse el gusto de mirarlos tranquilamente. El mejor momento. La media hora siguiente la emplean en fumar un cigarro, acariciarse y decirse tonterías, las tonterías que se pueden decir dos perfectos desconocidos que acaban de proporcionarse el placer de un encuentro carnal sin pretensiones de futuro. Tiene que existir de veras el vínculo afectivo del placer, porque ambos sienten un agradable afecto por el otro, el suficiente para que las bromas y las caricias no sean fingidas. Con el blando sopor de una noche sin dormir, hablan de las figuritas que ella tiene por las estanterías, brujas de todas las formas y colores, un par de hadas, y media docena de búhos. También hay de un par de fotos de actores que dan pie a otra pequeña conversación sobre sus películas, de cuándo las fueron a ver o de por qué no las vieron nunca; de ahí derivan a la última película que consiguió arrastrarlos hasta el cine y lo bien que estaban los efectos generales, a los que nadie sabe por qué llaman especiales si se usan siempre. Por algún extraño vericueto desembocan en la música, en la curiosa coincidencia de sus gustos, en que no es tan curiosa si se han conocido en un pub, porque eso es lo que distingue a los pubs, y terminan hablando de si es la música la que atrae la gente o la gente que va al principio la que impone la música. Lo último fue el concierto que el Ayuntamiento ha programado y anunciado ya para las fiestas, pero esas cosas nunca dan para mucho. Cuando la conversación empieza a ser complicada, él decide irse. Tiene cosas que hacer y piensa pasar por casa a darse una ducha rápida y cambiarse de ropa. No le hace falta mirar el reloj para saber que es tarde. Se viste en silencio y coge a Sonia en brazos, desnuda todavía, para darle un último beso. Después de besarla la contempla con placer, como si fuera un trofeo y ella le sonríe, porque le gusta que la miren así. Le gusta sostener la ficción de que son algo más que conocidos ocasionales y las pequeñas bromas de enamorados ayudan a creer que la aventura puede repetirse. En esos momentos, como siempre, piensa que no sería mala idea, aunque luego, como otras veces, acabará por no pedirle el número de teléfono y darle una cifra equivocada en el suyo. Ella patalea divertida, pidiéndole sin mucha convicción que la suelte, y él se niega rotundamente, con el ceño fruncido. La ficción de rapto dura hasta que vuelve a sonar el teléfono y Sonia acude por fin a cogerlo. —Nos vemos —se despide él abriendo ya la puerta de la calle.33 Sonia responde al teléfono con tono irritado, y luego se calla durante un minuto entero, escuchando lo que le cuenta una voz neutra. Está desnuda en medio del pasillo y toda su piel palidece. —Voy para allá. Tardaré una hora, como mucho . A estas horas hay poco tráfico. Gracias. Sonia piensa que lo mejor sería darse una ducha antes de ir, pero no tiene tiempo. Comienza a vestirse a toda prisa reprimiendo las lágrimas mientras lucha en su interior por identificar y contener el sentimiento que se adueña de su ánimo. ¿Remordimiento? ¿Desesperación? ¿Cansancio? No consigue encontrarle nombre porque seguramente no lo tiene. Martín ha sufrido una crisis. La segunda en aquel mes. Una crisis nerviosa que lo ha puesto al borde del colapso, y los médicos creen que su presencia puede ayudar a apaciguarlo. Lo han sedado, por supuesto, pero si es posible, prefieren que ella esté a su lado cuando se vayan atenuando los efectos de la medicación. No pueden darle nada más fuerte de lo que le han dado, y le ruegan que acuda al hospital cuanto antes. Irá. Claro que irá. Se mira al espejo antes de salir y comprueba si lleva en el bolso las llaves del coche. No las había sacado. ¿Qué podía hacer con Martín? Martín es su novio, o su prometido. Lo había sido. O lo es aún. No lo sabe. Tres semanas antes de la fecha fijada para la boda no logró esquivar a un coche que venía adelantando en un cambio de rasante. Se salvó de milagro, pero quedó tetrapléjico. Desde entonces han pasado tres años y sigue en el hospital, alternado épocas de esperanza en los avances de la medicina con otras de rabia y depresión, como en los últimos meses. Él no había tenido la culpa. Iba tranquilamente por su carril, a la velocidad adecuada y con el cinturón de seguridad puesto. Él no había tenido culpa de nada. ¿Y ella? Tampoco. ¿Qué debía hacer? No puede dejarlo: cada vez que pensaba en ello se le rompía el corazón. Pero tampoco puede seguir a su lado, languideciendo juntos. Sonia tiene una vida, y poco a poco se había ido convenciendo de que hay dolores que no se pueden compartir. El dolor no se divide: sólo se multiplica, y dedicar la existencia a reflejar como un espejo el dolor de otro es un castigo propio de dioses griegos. Por robarnos el fuego, Prometeo, compartirás por toda la Eternidad el dolor de los que te rodeen. Esa podía haber sido la condena en vez de encadenarlo a una roca para que un águila le devorase a diario el hígado, que volvía a renovarse por la noche. ¿Sirve de algo que siga yendo a verle casi a diario? A él sí. A él le sirve de consuelo. ¿Y a ella? Sólo de castigo, pero sin culpa que expiar. Esas son las cosas que sólo se hacen por amor, y por amor lo haría eternamente. ¿Pero lo quiere aún? Lo quiso con toda el alma. Lloró días enteros después del accidente, y se quedó a su lado durante semanas. Día y noche... Pero luego había que continuar. Sacar adelante la empresa. Vivir, a pesar de todo. El heroísmo es más fácil cuando exige solamente el arranque de un momento. ¿Quién puede ser héroe a todas horas? ¿Lo quiere aún? Prefiere no hacerse esa pregunta. El amor es una planta delicada. Cuando lo resiste todo posiblemente no sea amor, sino una especie distinta. Lealtad, orgullo, tenacidad, sentido del deber.... Pero no amor. O quizás sea al revés y el suyo no fuese un verdadero amor. O tal vez ella no sea capaz de cultivar la clase de amor que sería necesario para un caso como el suyo. Mejor no hacerse esa pregunta. Al salir del ascensor y caminar hacia su plaza de aparcamiento siente una última reminiscencia de placer en el vientre y una leve punzada de dolor en las sienes. No ha dormido en toda la noche. Se lleva la mano a la frente y se masajea enérgicamente las cejas. Es mejor no pensar. Irá porque tiene que ir y ha pasado la noche con el chico moreno y joven porque quiso hacerlo. ¿Cual es mayor traición, decirle a Martín la verdad o no decírsela? No puede abandonarlo. No puede seguir así, tensando la cuerda de su mente, pero tampoco puede dejar de hacerlo. Se encuentra en un laberinto desde el que le dejan ver la vida exterior cuando quiere y del que puede salir en cualquier momento: un laberinto con ventanas sin rejas; un laberinto pintado con tiza en el suelo del que, para escapar, basta con la determinación de pisar un día cualquiera las líneas blancas. Pero no consigue hacerlo. No puede pisar esas rayas. No quiere seguir dentro, malgastando sus pasos en callejones sin salida ni se atreve a salir, abandonando a Martín, que quedó atrapado en él. A Sonia le gustaría tomar una decisión, pero las dos únicas posibles quedan más allá de sus fuerzas: no es capaz del sacrificio de renunciar al resto de su vida ni tampoco de la redención de romper con Martín definitivamente. —Ya veremos —se dice, como tantas y tantas veces, mientras pone en marcha el coche.
Me lo dijo un tipo inquietante cuando yo tenía veinte años y el ochenta y cuatro: en esta vida sólo hay dos opciones: o disciplina, o tragedia.Quien no es capaz de gobernarse a sí mismo, acaba invariablemente mal. Quien siente ternura por sus propios males, acaba como el culo. Quien se lo consiente todo a sus debilidades, a sus miedos y a sus flaquezas, es carne de cañón. Supongo que lo dijo algún romano, pero a mí me llegó a través de alguien de una generación acostumbrada a otro tipo de vida y otro tipo de valores. No digo que lo suyos fuese mejor. Sólo era distinto.Ahora, por el puñetero cisne negro de un virus tocapelotas, hemos llegado al cabo de la calle. Nos toca elegir entre disciplina o tragedia, y de momento parece que elegimos tragedia, porque no estamos acostumbrados a la disciplina. La gente no se queda en casa. Hoy mismo he visto la ciudad tan llena de gente, más o menos, como cualquier otro jueves. En las grandes urbes, se suspenden las clases, se cierran las bibliotecas y se cierran los estadios, pero el transporte público sigue haciendo millones de servicios diarios. Tragedia.Cuando a los italianos les dijeron que se quedasen en casa, se fueron a esquiar. Tragedia.Cuando nos dicen a nosotros que estos es grave, los de Vox convocan un acto multitudinario y las feministas una manifestación en cada capital de provincia. Porque sus huevos/coños morenos así lo prescribían. Tragedia.Cuando los estudiantes que regresaron a sus casas tras la suspensión de las clases propaguen la infección por todo el puto territorio, diremos que no se podía encerrar a la gente, porque eso es inhumano. Tragedia.Vamos de tragedias en tragedia, porque no somos capaces de identificar una mínima raíz de disciplina.Por eso, a lo mejor, la solución óptima tal vez fuese la que me comentó hoy por whatsapp otra usuaria de esta web.Ella vive en Francia y, según me contó, un tipo próximo a los cien años miraba todo este tema con enorme desprecio."No puedes decir eso, Armand. Tú eres de los que está en peligro de veras", le dijo nuestra amiga.Y el viejo le dijo que eso era lo de menos. Que cuando las personas eran personas y no cachos de mierda, un grupo de hombres se sacrificaba por el resto, y que por el bien de todos iban al frente y morían. Para que los demás tuviesen pan, tuviesen justicia o tuviesen libertad. Y a esa gente se les llamaba soldados, y se les respetaba.Y que lo propio, en un caso como este, era dejar que se infectase todo el mundo, y al que le tocase morir, que muriese, por no destrozar el país, por no acabar todos en la ruina o en el paro, por no destruir el patrimonio de todos, construido con la sangre y el sacrificio de otras generaciones. Porque eso era lo que hacían las personas de su tiempo: dar la cara por el resto, y al que le tocase la negra, mala suerte. Y entonces eran hombres de veinte años los que iban a dar la cara. ¿Es demasiado pedir que ahora corran el riesgo los mayores de setenta? ¿En qué clase de gente pusilánime nos hemos convertido? Los jóvenes morían por todos. Pues los viejos, con más razón.Pero no, ahora eso no es posible, porque el concepto de sociedad reside en lo que se le puede sacar a los demás, y no en lo que estás dispuesto a sacrificar por ellos. "Y yo, si me tengo que morir, pues me muero. No será la primera vez que me expongo a eso." Concluyó el casi centenario, que estuvo en la guerra mundial, aunque no está muy claro en qué bando.No sé... No he decidido aún una respuesta. A lo mejor soy demasiado individualista para entender a ese hombre. Pero hay algo en mí que empieza a sospechar que no le falta razón.De algún modo. A su modo.Nunca lo has oído todo, cago en la leche.
El Ministerio de Fomento publica hoy en su página web (https://observatoriotransporte.fomento.gob.es/estudio-experimental) los resultados del estudio piloto y experimental denominado “Estudio de la Movilidad Interprovincial de Viajeros aplicando la Tecnología Big Data”, como un contenido relevante dentro de los disponibles en el Observatorio del Transporte y la Logística en España. Se trata de un proyecto desarrollado durante 2018 que emplea por primera vez esta tecnología para obtener los flujos de movilidad interprovincial a nivel nacional.
Casi todo el mundo sabe que las tasas de delincuencia en Japón son bajas, pero casi nadie sabe como es el castigo, que es de los más duros e inevitables del planeta. Si acabas delante de un tribunal japonés las probabilidades de acabar en la cárcel son más del 99.98%, superando a Arabia Saudí o China. O bien su sistema penal es perfecto, o están encarcelando a un montón de inocentes. Según los trabajadores del sistema, el motivo es que la acusación no inicia el proceso si no tiene la absoluta certeza de conseguir la condena.
La mayor parte de la investigación que se hizo en los años 70 y 80 del siglo pasado sobre la violencia en las relaciones de pareja fue llevada a cabo por autores feministas que estaban muy implicados con la situación de muchas mujeres a las que habían entrevistado o con las que habían trabajado, las cuales habían sido gravemente maltratadas por sus maridos o por los hombres con los que vivían. Muchos investigadores etiquetaron a estas mujeres como “esposas maltratadas” y se focalizaron en la violencia cometida por sus maridos sobre ellas.
Un estudio afirma que las mujeres no son un peón pasivo. Al ser muy selectivas al elegir pareja, y buscar hombres con alto status, los hombres tuvieron que luchar y establecer jerarquias "patriarcales".
Internet no sólo es uno de los mejores lugares en los que procrastinar, pasar horas de nuestro tiempo jugando o enviando memes.Internet, sobre todo nos permite buscar información sobre lo que queramos y tenerla al instante. No sólo Wikipedia es tu aliada si vas a estudiar o quieres profundizar sobre un tema, hay muchas páginas web y servicios que ponen a tu alcance todo tipo de manuales y libros gratis.
El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, ha terciado en la controversia de Estados Unidos acerca de si la llegada de Cristóbal Colón a América debe seguir celebrándose como el 'Día de Colón' ('Columbus Day'), que es como lleva siendo reconocida desde 1971, o el 'Día de los Pueblos Indígenas'. "Cuando celebramos el 'Día de los Pueblos Indígenas', ¿celebramos la costumbre de enterrar niños y niñas vivos en la nieve para ofrecerlos a los dioses? Las culturas indígenas eran tan brutales y tan crueles como la cultura española".
El colesterol ha sido utilizado como chivo expiatorio y culpable de todas las enfermedades cardiovasculares. Cada vez son más los médicos que alertan contra esta exageración peligrosa.
Es probable que cuando éramos adolescentes, nuestros padres nos dijeran que la música que escuchábamos era “ruidosa”. No les gustaba. Y no entendían cómo podía gustarnos. Con el tiempo, a medida que nos acercamos a los 40 años, comenzamos a pensar que “ya no se hace buena música” y nos apegamos más a los cantantes y canciones conocidos. Nuestros gustos musicales comienzan a cristalizarse en la adolescencia, cuando tenemos entre 13 o 14 años, según reveló un análisis realizado por The New York Times en base a la música que escuchan los usuarios
En el próximo atolladero de tu vida, cuando tengas que elegir entre dos senderos que se bifurcan, te acordarás de que, a veces, el contenido de lo que llamas intuición depende de tus horas de sueño, de si has comido o no o qué sabor has degustado. Interrogar a tus primeros impulsos es una forma de encaminarse a la mejor opción.
En una célebre publicación de 1972, Robert Trivers informa sobre decenas de estudios que muestran que las hembras de diversas especies prefieren aparearse con machos que les ofrecen alimento, un nido o protección, una conducta que se observa también en las hembras humanas de más de cincuenta culturas muy distintas entre sí (Schmitt, 2005). Querer diferenciarnos de los animales presupone que no tenemos nada bueno en común con ellos. Pero sabemos que nuestras propensiones cooperativas son comunes a muchas otras especies, y que las ideas de...
Los hermanos Alberto y Arturo García Carraffa son los autores de un importantísimo libro que sigue siendo de consulta obligada para todo el que esté interesado en la genealogía y en la heráldica, se trata de la "Enciclopedia Hispanoamericana de Heráldica, Genealogía y Onomástica", que desde 1920 a 1968 fue plasmándose en 88 nutridos tomos, sin que —por desgracia— la meritoria empresa, aunque muy avanzada, alcanzase su culminación, quedando interrumpida en el apellido URRIZA, al fallecer el último de sus artífices. Reiterados intentos de
El proceso completo ha llevado tres años y se resume en el timelapse que ves sobre estas líneas. No obstante, si tienes curiosidad por seguir el proceso con más detenimiento, en la página de YouTube de Karellas hay más vídeos que detallan partes del proceso explicadas por él mismo. Una auténtica obra de arte y de amor por la mecánica del automóvil.
El año pasado escribí un artículo ¿Soportaría el alcalde de Murcia esto bajo su ventana? sobre el griterío salvaje que todas las noches del verano (de lunes a domingo) se forma en mi plaza debido a un grupo de mujeres gitanas que, acompañadas de sus vástagos, ocupan los bancos y se dedican a cantar flamenco hasta las 3 o las 4 de la mañana según el día. Mientras ellas cantan, los críos chillan como locos y llenan bolsas de agua en la fuente, que se lanzan unos a otros.La otra noche, una mujer ecuatoriana salió a su balcón para quejarse del escándalo, lo cual provocó que una de las gitanas le dijese a gritos "Hija de putaaa!!! Baja aquí a decírmelo!!!" mientras los churumbeles se partían de risa oyendo a la madre. A pocos metros, varias chicas ejercían la prostitución en el lado de la plaza que da a la carretera, mientras en otro banco se trapicheaba claramente con drogas (dos chicos que parecían árabes estaban sentados y, en una hora más o menos, fueron y vinieron al banco unas diez personas que interactuaban brevemente con ellos y se iban). Obviamente, las gitanas consideraban que ese era el ambiente idóneo para que sus hijos jugaran. En cuanto a la policía local, se lava las manos y te dicen que ellos no pueden hacer nada si la gente se divierte en la calle (se les olvida decir "en un barrio dejado de la mano de Dios", pues es obvio que jamás permitirían que esto sucediera en la zona rica de Murcia).Mirando esa escena, me vino a la cabeza la historia de una amiga mía que se casó con un chico que ama desmedidamente la fiesta. Tuvieron un hijo, y los conflictos entre ellos comenzaron por cuanto el marido se pasaba todo su tiempo libre de juerga y dejaba a la esposa con el crío. El tiempo evidenció que la situación no iba a cambiar, y precisamente por ello decidieron tomar una medida drástica para solventarla: tener otro hijo.Se supone que todos debemos casarnos y tener hijos. Precisamente por ello, el cortoplacismo que contamina nuestras vidas es especialmente intenso cuando decidimos contraer matrimonio o tener un crío. La mayoría de la gente no piensa en las premisas que deben darse para que un matrimonio funcione o un niño pueda ser criado en el ambiente que se merece. Solamente piensan en que se les va a pasar el arroz, en no ser raros o en llenar por la vía rápida un vacío que no puede colmarse con un matrimonio de conveniencia o trayendo irresponsablemente una nueva vida a este mundo.Para dar a un niño lo que necesita es esencial ante todo un elevadísimo grado de madurez y autocontrol por parte de quien va a cuidarle. Debe darle los apoyos que irá necesitando para crecer, estimularle intelectualmente, protegerle frente a las amenazas, darle todo el amor del mundo, enseñarle a respetarse y respetar, invitarle a conocerse a sí mismo, incitarle a ir desarrollando su carácter para saber defenderse pero de un modo paulatino, sin dejarle desamparado ante situaciones que por su edad no pueda resolver...y todo eso requiere una estabilidad mental, una madurez emocional, un compromiso y un coraje sumamente elevados. Si careces de ellos, no debes tener un hijo, pues no tienes derecho a meterle en un berenjenal como es este planeta sin las armas necesarias para lidiar con él.Piensa en que fueses a empezar tu vida de nuevo, en lo vulnerable y frágil que eras con 1 o 2 años. Y piensa, siendo totalmente honesto, si desearías vivir esa etapa en un hogar como el que tu pareja y tú habéis construido. Piensa en si puedes garantizar a tu hijo (o al menos prometerle un porcentaje de éxito igual o superior al 80%) un entorno de cariño, estabilidad y oportunidades. Piensa si lo que has construido es lo bastante sólido como para resistir el tornado que implica cuidar a un hijo, y si el vínculo que te une a tu pareja es tan fuerte como para considerar impensable (aunque sea imposible garantizarlo 100%) un divorcio. Entonces (y sólo entonces) da el paso. Y si vas a ser padre o madre soltero, piensa en si puedes soportar ese tornado tú solo y cuentas con el tiempo necesario para ello, aunque puntualmente debas apoyarte en personas de absoluta confianza.Y si vas a casarte, piensa en que la persona con quien compartirás tu vida se volverá vieja y fea con el tiempo, y dentro de 10 años no te excitará como ahora. Piensa en si existe una conexión profunda entre vosotros, en si la conoces realmente, en si la admiras y respetas, en si guarda dentro de sí cualidades, valores y virtudes lo bastante intensas como para hacerte mirar más allá de tu ombligo y decir "lucharía a muerte por esta persona porque es grandiosa y, sólo con ser, me hace feliz". Entonces (y sólo entonces) da el paso.Se puede tener una vida absolutamente plena estando solo. Hay un mundo ahí fuera que te puede llenar. Infinidad de paisajes, millones de melodías, películas, obras de teatro, esculturas, monumentos, ciudades...tenemos decenas de miles de años de cultura y un planeta lleno de belleza natural para llenar nuestra mente y nuestro corazón. Si encontramos a la persona adecuada, el placer que nos proporcione todo aquello podrá ser mayor junto a ella...pero tiene que ser la persona adecuada. Una pareja a quien amenos desde el conocimiento y la comprensión, un hijo tan deseado que estemos dispuestos a que nos arranquen el corazón por él...si no, es mejor continuar solos o con la agradable compañía de los amigos. Pero que el seguir a la manada no nos haga comer pan hecho con barro ni beber agua que en realidad es gasolina. Hay cosas que cuando son auténticas resultan sublimes, pero cuando son falsas matan en vida. A nosotros y a los inocentes a quienes decidamos meter en nuestro estúpido viaje.
Su más reciente entrega, protagonizada por Leonardo DiCaprio, Brad Pitt y Margot Robbie, cuenta incluso con su propia lista oficial en Spotify, en la cual destacan los sonidos de unos emergentes Deep Purple, el puertorriqueño José Feliciano y The mamas and the papas, entre otros. Quentin es un melómano. En innumerables entrevistas ha confesado ser poseedor de una habitación dedicada exclusivamente a sus discos, los cuales están ordenados por géneros y subgéneros y se ha convertido en un verdadero santuario al momento de trabajar.
Epicteto es uno de los filósofos más relevantes de la escuela estoica. Desgranamos las 10 ideas más importantes de su pensamiento.
La llamada hipótesis “dieta-corazón” o hipótesis lípídica es con la que se lleva machacando a la población mundial desde los años 70: las grasas saturadas y el colesterol en la dieta hacen aumentar el colesterol en sangre, y eso aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Uno de los estudios más interesantes de la época comparó la incidencia de enfermedad cardiovascular y la cantidad de grasa saturada y colesterol en la dieta de 40 países. Dos se salían de la línea por mucho: Finlandia por arriba y Francia por abajo.
El sitio combina todas las formas más terribles en las que alguien podría armar una web y te reta a simplemente "llenar un formulario tan rápido y exacto como sea posible". Pero, el juego es tan frustrante que funciona como un excelente ejercicio de aprendizaje sobre todo lo que no deberías hace a la hora de diseñar una interfaz. Te vas a encontrar con botones que no hacen lo que te imaginas, ventanas emergentes que no logras cerrar, cuentas regresivas que bloquean la página, cajones de texto en los que tienes que borrar la descripción...
Este fotógrafo ha pasado diez años tomando fotografías de un país que no es demasiado conocido desde el punto de vista turístico: Rumanía. Si le preguntas a mucha gente por ese país poco más te van a contar aparte de relacionarlo con Transilvania y el Conde Drácula.
La cuenta de Instagram de Yuri Kovalenok está dedicada sus apuntes de física. Pero caligrafiados e ilustrados con un estilo particular y elegante que los convierten en pequeñas obras de arte: desde las explicaciones del movimiento circular a la Ley de la conservación de la energía o los esquemas de la corriente alterna. Cada página tiene literalmente miles de likes, junto con una explicación en inglés. En total hay más de un centenar.
El poseedor del récord mundial Rick Smith Jr. muestra una manera sencilla de controlar un lanzamiento de moneda para que siempre caiga del lado que quieras.