El samurái es honrado en sus tratos con todo el mundo. Cree en la justicia, pero no en la que emana de los demás, sino en la que emana de su corazón. Para un auténtico samurái no existen las tonalidades de gris en lo que se refiere a honradez y justicia; solo existe lo correcto y lo incorrecto.
El samurái se alza sobre las masas de gente que teme actuar. Ocultarse como una tortuga se oculta en su caparazón no es vivir. Un samurái debe tener valor heroico aceptando los riesgos que implica ser fiel a los propios principios. Esto le lleva a vivir la vida de forma plena, completa, maravillosa. El coraje heroico no es ciego, es inteligente y fuerte: reemplaza el miedo visceral por el respeto y la precaución racionales.
Mediante el entrenamiento intenso y la meditación el samurái se vuelve rápido, fuerte y sabio. Desarrolla un poder que le diferencia de los demás pero que usará por el bien de todos. Siente compasión hacia sus semejantes y ayuda a sus compañeros en cualquier
El samurái es honrado en sus tratos con todo el mundo. Cree en la justicia, pero no en la que emana de los demás, sino en la que emana de su corazón. Para un auténtico samurái no existen las tonalidades de gris en lo que se refiere a honradez y justicia; solo existe lo correcto y lo incorrecto.
El samurái se alza sobre las masas de gente que teme actuar. Ocultarse como una tortuga se oculta en su caparazón no es vivir. Un samurái debe tener valor heroico aceptando los riesgos que implica ser fiel a los propios principios. Esto le lleva a vivir la vida de forma plena, completa, maravillosa. El coraje heroico no es ciego, es inteligente y fuerte: reemplaza el miedo visceral por el respeto y la precaución racionales.
Mediante el entrenamiento intenso y la meditación el samurái se vuelve rápido, fuerte y sabio. Desarrolla un poder que le diferencia de los demás pero que usará por el bien de todos. Siente compasión hacia sus semejantes y ayuda a sus compañeros en cualquier
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