"A caballito", "al recostin", "a zurumbillos" son algunos de los ejemplos de como se dice "llevar a hombros" en las diferentes comunidades autónomas
LinkedIn es una especie de distopía poblada por clones, nutrida de la peor parte de cada persona. La más pelota, la más falsaria, la más apasionada por nuestro trabajo, probablemente, la parte que más odiamos de nosotros mismos.Una pirámide alimentaria formada por dos únicos estratos: los que tienen el poder y los que no. Una batalla aburridísima donde millones de pelotas y/o trepas luchan por escalar armados con posts y vídeos que no ve absolutamente nadie. Ni tan siquiera el que los cuelga. Un secarral donde curritos aspiracionales agotan el diccionario OXFORD y las terminaciones en -ing para convertir sus carreras profesionales en un currículo de cartón piedra que abochornaría a los alumnos de máster de la Juan Carlos I.No hay que explorar mucho para encontrar ejemplos que bordean la locura: "Practical Masterclass in Critique of Disruptive Cultural Management) o dicho de otro modo, alguien que ha metido en su currículo que fue de público a un microteatro en Cuenca.LinkedIn es el ejemplo perfecto de lo poco orgullosos que estamos de lo que somos y hacemos. Sus usuarios clásicos se caracterizan, sobre todo, por su falta de honestidad. Por una necesidad imperiosa de tapar con jerga e inglés todos los complejos profesionales.Ese cinismo primigenio, tan consustancial al ambiente laboral de las grandes empresas, es uno de los motores de generación de contenido. Desde como aparentar "tener sentido del humor" hasta tips para incrementar la imagen de honestidad de tu negocio. O dicho de otro modo: LinkedIn es una red social para crear contactos, encontrar curro o para mejorar la reputación de tu empresa y para lograrlo, más te vale que tú o tu empresa os parezcáis lo menos posible a lo que sois realmente.En esta red social podemos conocer de forma rápida y sencilla los modelos normativos para todo buen empleado y toda buena empresa mientras que, tan paradójica como falsamente, se estiran hasta la saciedad términos como "disrupción", "salirse de la caja" y mil mierdas más. El perfil dominante es el de Señor Burns intentando hacerse el joven dinámico y actualizado sobre un escenario de vergüencica con los colores del casual friday y la retórica del viejoven con posts que harían llorar al coaching de pueblo más motivao...Star Wars e Indiana Jones para explicar la consultoría. Cómo invertiría Harry Potter si fuese agente bursátil o el lobo de Wall Street de las franquicias de pestillos y pernos. Lo patético se torna horror cuando uno intenta ocultarlo con el patetismo rancio del calzador del icono cultural de masas.Luego está el tema de los chats. En una ocasión recibí uno de una ex compañera que había sido infiel a un amigo de curro. Me felicitaba por el aniversario de un curro que nunca tuve.Otros: mi ex-psicólogo pidiéndome formar parte de mi red, felicitaciones de gente que apenas conoces o que, directamente, no conoces, felicitándote el cumpleaños de 2012 y puedes OLER su desesperación por encontrar un curro mejor o un curro a secas...LA BAJONA EN FORMA DE RED SOCIAL.Navegas por los contenidos y el storytelling añejo y de marca blanca te satura en menos de 30 segundos."5 tips para", "Descubre los 10 pasos que te llevarán..".Copywriting de 2002 y todo en la construcción de un pretendido relato de vanguardia...de hace 20 años.Los mismos gurús de siempre, la misma retórica, los mismos objetivos...una pegajosa sensación de eterno retorno capaz de transmitir, en una pantalla, todo el horror del trabajo monocorde y gris encerrado 40-50 horas a la semana en una oficiana a 1 hora en metro de tu casa.Y luego la proliferación de SEÓpatas, criptobros, esquizocoachings y webinarios. Muchos de ellos al borde del desfalco económico y personal. Puedes oler la desesperación a través de la pantalla.LinkedIN es, en suma, el fiel reflejo de una clase empresarial que lleva 2 décadas construyendo un relato reputacional falsísimamente diferenciador en base a aquello que jamás se atreverán: hacer las cosas de manera diferente.Es también el espejo del relato de un sistema que bebe del utópico sueño americano y que individualiza el fracaso personal, eximiendo al sistema de su responsabilidad en dramas tan terribles como el desempleo y la precariedad existencial, generacional y profesional.Pero es, ante todo, la confirmación de que para llegar a ser lo que la sociedad espera que seamos, debemos procurar evitar ser lo que somos realmente.
Así, en un —inusitado— alarde de hospitalidad por mi parte, voy a listar aquí algunas palabras específicas, cien en total, con sus definiciones aproximadas, además de ejemplos cotidianos de uso, sin más orden que el alfabético.
Aria Beingessner fue en su momento integrante de los equipos responsables de implementar los lenguajes Rust y Swift, de modo que su opinión sobre el desarrollo de software no es una que podamos descartar sin más miramientos, ni siquiera cuando sostiene en su blog una teoría tan controvertida como la de que "el lenguaje C ya no es un lenguaje de programación". En primer lugar, acusa a C de fragmentación ("C está en realidad horriblemente mal definido debido a sus mil millones de implementaciones") y de tener "una jerarquía de...
Ese era mi nombre/nick en IRC-Hispano. Los inicios de Internet... a 56k. Qué tiempos. Todos éramos novatos. Iguales... de pardillos.Cada vez que alguien en el chat se dirigía a ti se abría una ventanita y sonaba "pop". Cuando entraba en la sala "Ligar" parecía que estaba haciendo palomitas de tantos "pops" que sonaban. Me salían un montón de amigos/salidos. Todos unos cerdos, van a lo que van, no te merecen, pasa de ellos tía. He visto el mundo desde el otro lado, gracias a IRC os entendí chicas. Aunque recordad que un romántico no deja de ser otro salido mas pero con paciencia.Creían que era una mujer. Qué poca imaginación y qué groseros en sus ritos de apareamiento. Y cuando les explicaba que no era la señorita que ellos se imaginaban. Me preguntaban: "¿Y ese nick?" A lo que les respondía: "Cachondita es como la tengo y 18 es cuánto me mide, en milímetros por supuesto". Tinder sorpresa.Comenzaban los insultos. Ahí es donde me percaté del mayor y más grave problema que había en aquel entonces: La falta de léxico. Todos los improperios eran sota-caballo-rey, no salían de los grandes éxitos, los 4.0 Principales.Con la noble y desinteresada intención de ayudar, les pasaba enlaces con insultos del siglo de oro, para enriquecer su léxico. No os lo vais a creer. No funcionaba. Me insultaban aún más sin añadir ninguna de mis sugerencias. Burdas amenazas, orgullos heridos, corazones rotos intentando ligar con otro pito. Choques de prepus. En definitiva, era troll antes de saber lo que era ser un troll.
Los animales pueden ser muchas cosas: adorables, inteligentes, leales, traviesos, y los amamos tal como son. Sin embargo, a veces también pueden ser simplemente extraños, tan extraños que no podemos evitar preguntarnos qué está pasando dentro de sus cabezas. Desde ciervos bailarines hasta gatos de ojos láser, ¡mira algunas de las fotos de animales más extrañas o desconcertantes que la gente logró capturar, a continuación!
Últimamente estoy teniendo algunos problemas familiares, básicamente porque me niego a recibir ciertas llamadas telefónicas. Eso hace que se me catalogue de antisocial, desapegado, y similares.No sé si le ocurrirá a más gente, pero escribo este artículo porque ya estoy harto. Estoy harto de ser yo el "malo". De que algunas personas no entiendan o no capten que me aburre y me frusta profundamente estar treinta, cuarenta y cinco minutos o una hora pegado a un aparato manteniendo una conversación insulsa, insustancial, relegada a temas banales o pasajeros y sin ninguna otra utilidad que someter a un interrogatorio más acorde al deseo de curiosidad y al aburrimiento que de la propia preocupación por la otra persona en base al cariño.Este tipo de llamadas yo las denomino "visitas forzadas". Estás tan tranquilo en tu casa, entretenido u ocupado con tus cosas, y de repente recibes una visita sorpresa. A lo mejor no tienes el tiempo ni el estado de ánimo para recibirlas, pero la aceptas ya que han venido a tu casa. No se encuentra mal, no necesita nada, sólo quiere un poco de contacto humano. Dentro de ese aparente aprecio, hay un egoismo intrínseco. No le importa si yo estoy disponible, o si tengo ganas de hablar, o si tengo la cabeza en otros lugares.Puedo entenderlo si la persona necesita realmente hablar. Alguien con quien desfogarse, con quien expresarse, buscar ayuda u opinión, desahogarse o debatir algo que le interese y que le tenga preocupado. No puedo entenderlo si la persona está aburrida, viene a decirme que le duele la espalda, a hablar del tiempo, del coronavirus.Ésto, con el teléfono móvil, se exacerba. Ya no tiene que hacer el esfuerzo de desplazarse a tu casa. Simplemente, desde la comodidad de su hogar, agarra el teléfono y te llama. "Te llamo porque no sé nada de ti", te dicen. Bueno, a lo mejor es que no hay nada que saber. De salud bien, el trabajo bien, el resto de la familia bien. Ahí debería acabar la conversación. Cinco minutos.Pero no, la conversación se alarga artificialmente, mediante varias estrategias:
El mundo de los pacientes está repleto de testimonios de personas que fueron víctimas de malos profesionales, a veces por una gran falta de empatía, otras por desconocimiento o falta de formación, otras, por falta de madurez personal, y en el peor de los casos, por todas a la vez. Al fin y al cabo la práctica correcta de la psicología es una de las disciplinas más difíciles que existe. Como dije: exige una gran madurez, empatía, y disposición de un gran arsenal de recursos por parte de la persona que decide ejercer. Desgraciadamente, la formación universitaria en nuestro país nos es ninguna panacea; si bien es cierto que ofrece una formación básica, el psicoterapeuta, en mi opinión, ha de ser alguien repleto de curiosidad y buscar afuera de la carrera, ya sea en formaciones como BUENOS másteres, en el propio desarrollo personal (pues no se puede ofrecer al paciente de lo que uno carece) y en el autodidactismo, todos aquellos recursos que todo buen terapeuta ha de tener. Cuando esto no ocurre (y es más frecuente de lo que pensamos) sucede que se establecen relaciones mórbidas entre pacientes y terapeutas.En su libro Manuale di sopravvivenza per psico-pazienti (Manual de supervivencia para psicopacientes) el profesor Giorgio Nardone establece 6 tipos de guiones relaciones disfuncionales que muchos psicólogos interpretan con sus pacientes. Los guiones que aquí se describen son nocivos cuando uno se instala en ellos de forma rígida y se carece de más recursos que los del propio guion. Además, los guiones pueden solaparse unos con otros. Los 6 guiones son los siguientes (Advertencia: las traducciones citadas están realizada del italiano por mí, por lo que puede contener errores):1) El consoladorProbablemente sea uno de los tipos más conocidos. Son aquellos psicólogos que no pudiendo ayudarte a superar tus problemas, te acompañan y consuelan para que los aceptes de forma pasiva. De hecho, los mejores consoladores suelen ser los padres, pues la actitud de consuelo es característica de la comunicación parental y no se necesita una formación específica para ejercerla. Los peligros de instalarse en el papel de consolador, como declara Nardone, son los siguientes:Un terapeuta que asume el papel de consolador puede en un principio gratificar al paciente, pero en la continuación del tratamiento corre el riesgo, en la mayoría de los casos, de convertirse en cómplice de la patología que debe resolver. Además, como consolador, por bueno que sea, seguramente será menos eficaz que otras personas vinculadas emocionalmente con el paciente, a menos que él mismo se convierta, después de muchas sesiones, en una persona vinculada afectiva y emocionalmente con el paciente. (...) Parece evidente, creo yo, que el terapeuta-consolador es el que da con el cuidado amoroso de la "pastilla" al paciente o al que con palabras y gestos afectivos se hace sentir para compartir su sufrimiento, tiene un efecto de tipo ambiguo: por un lado hace que la persona se sienta comprendida y "mimada", por otro, gracias al efecto anterior, puede convertirse en cómplice y alimentador del malestar que debe aliviar. 2) El confesorEs aquel modelo que el paciente percibe similar a la figura de un cura y en el que el terapeuta se comporta como tal, es decir, aquella persona a la que se pueden confesar los secretos más íntimos, las más perversas fantasías, las culpas más profundas, etc., y este tiende a tener una actitud inquisidora con respecto a ello.Tener la capacidad de escucha atenta e indagadora con los problemas de uno es, en principio, una buena capacidad terapéutica; además, ser capaz de “confesar” los pensamientos más perturbadores y vergonzosos de uno tiene un efecto catártico en la persona. Sin embargo, se debe tener cuidado a la hora entender el concepto de confesión en la relación terapéutica:El error radica en que la confesión presupone la existencia de secretos, "pecados" a menudo inquietantes que experimenta el sujeto que, a través del acto comunicativo de la confesión, se deshace de ellos. Esto presupone que el confesor tiene una actitud investigadora en este sentido. De ello se desprende que el paciente es, en todo caso, el "portador de la culpa" de la que debe liberarse (si esta culpa es una perversión sexual, un trauma sufrido, fantasías agresivas, etc.). En otras palabras, el terapeuta-confesor es el inquisidor moderno del alma humana. A diferencia de esto, en una relación terapéutica donde se valoran las molestias y trastornos que presenta el paciente sin una actitud de confesor, se asume un rol de no culpabilidad y de interacción positiva con el paciente, quien se orienta por una evaluación de sus molestias en términos de activismo terapéutico encaminado a la solución de las mismas. Los efectos nocivos de este rol son los siguientes:El primer tipo de efecto deletéreo del papel del confesor en la práctica de terapias para los trastornos psíquicos y del comportamiento está representado, como en el caso del consuelo, por la ambigüedad del efecto beneficioso inicial que luego se convierte en una relación de dependencia y poder. En este caso estos efectos son mucho mayores que el anterior, ya que el confesor se convierte en depositario de los "secretos" del paciente. Un depositario que, a la luz de su teoría ("fe") juzga, condena o premia, castiga o refuerza, estima o no estima, ama o disgusta. Todas estas son atribuciones que el paciente proyecta sobre el terapeuta y que ejercen un enorme poder sobre él. Después de todo, esto es lo que han practicado exclusivamente los sacerdotes durante siglos y que los psiquiatras y psicólogos también han estado ejerciendo durante aproximadamente un siglo, basando su trabajo en teorías psicoanalíticas. El paciente, envuelto en una intensa relación con su terapeuta-confesor (transferencia), termina inexorablemente dependiente de él y posponiendo la terapia en el tiempo, ya que sin este apoyo entra en crisis. Nardone concluye:Así, este tipo de relación terapéutica muchas veces, en lugar de conducir al paciente a la autonomía personal con respecto a sus propias incomodidades, lo lleva al apego y dependencia del terapeuta, a veces como un sustituto de la dependencia de sus propios trastornos, pero en otros casos como un elemento adicional a la presencia persistente de problemas por resolver. Este es especialmente el caso de formas agudas de síntomas psicológicos como los trastornos fóbicos, los trastornos obsesivo compulsivos y los trastornos alimentarios, en los que una terapia basada en la "confesión" no solo tiende a construir un vínculo de dependencia entre el paciente y el terapeuta, sino que no afecta mínimamente de las graves dolencias mencionadas, se convierte en cómplice, ya que el paciente teme perder la intensa relación con el terapeuta en caso de que mejore o se recupere. De esta forma la terapia se convierte paradójicamente en lo que, en lugar de curar, mantiene el trastorno.El otro peligro de este modelo relacional es que la teoría de la que parte el terapeuta-confesor se convierte en un credo existencial a través del cual se interpreta, clasifica y analiza el material presentado por el paciente.Este aspecto no puede ser subestimado ya que, en una relación confesor-confesado, el confesor adoctrina sutilmente al confesado construyendo paulatinamente fieles verdaderos y propios a su propia "causa". (…) El adoctrinamiento es una forma de manipulación no declarada del paciente en la dirección de las teorías de su terapeuta. 3) El amigo pagado Es probablemente el tipo más frecuente en psicoterapia. Se trata de aquel terapeuta que es afectuoso, cercano, cálido y amigable y que evita cualquier tipo de actitud que formalice su rol. En verdad, muchas personas podrían ser este tipo de terapeuta, pues no se requiere ninguna habilidad especial, tan solo dar consejos con un poco de sentido común. Al fin y al cabo, como dice el título, no deja de ser un amigo pagado, con la diferencia de que el psicólogo tiene un título y el otro no.No obstante, debido a que los seres humanos somos influenciables, está demostrado que este tipo de intervenciones pueden producir efectos beneficiosos para el paciente, básicamente debido al conocido efecto placebo; es decir, el hecho de estar en presencia de un profesional, pagar y atender mínimamente al paciente, el cual llega con expectativas, puede llegar a representar en torno al 40% del efecto de mejoría de una terapia. Sin embargo, lógicamente, esto es más cierto cuanto menos grave sea el caso a tratar. Como dice Nardone:Si su dolencia es grave y con síntomas agudos, evite con cuidado al profesional al que le pagan por consejos que podría recibir de cualquier buen amigo, ya que en su caso el efecto sugerente del papel no será suficiente para desbloquear la situación. 4) El torturador Es el perfil que siente placer por ejercer su poder y cuanto más ejerce más gratificado se siente. Como dije antes, el psicólogo que ejerza como tal ha de haberse hecho cargo de sus problemas antes de ejercer, porque si no:Si durante su formación y experiencia de vida no han resuelto estos problemas, cuando alcancen el ejercicio de una profesión de alta deseabilidad social y gran poder como la de psiquiatra o psicoterapeuta, inevitablemente se encontrarán ejerciendo su rol buscando la satisfacción de esas viejas frustraciones y dificultades. Por ejemplo, si el terapeuta ha tenido dificultades en la relación con el otro sexo al nivel de su deseabilidad personal, estará inclinado a buscar la confirmación de su propia deseabilidad en la relación con el paciente cediendo a menudo a las tentaciones eróticas y al ejercicio del poder terapéutico con fines seductores, para establecer una relación que confirme tanto su poder como su deseabilidad personal. O, si el terapeuta es una persona que no logra ser un líder dominante fuera del rol, por ejemplo, sumiso a su esposa o esposo, lo más probable es que trate de ser directivo y dominante en la relación con el paciente, ejerciendo y señalando constantemente el poder vinculado a su rol, poniendo así al paciente en una posición de sumiso para ser acosado.En otras palabras:El paciente se convierte en la víctima prevista de las frustraciones del terapeuta.Continúa:El terapeuta-torturador resalta todo lo que puede realzar su poder y deseabilidad, desde la ropa hasta la manera formal y distante de comportarse. Evita cualquier forma de disponibilidad, de contacto emocional con el paciente, salvo que sea una herramienta para ejercitar su poder de confirmar su deseabilidad, como en el caso de la seducción y de pacientes particulares. Se irrita y se pone rígido frente al paciente difícil que pone su papel en crisis; en cambio, trabaja muy bien con el paciente observador y complaciente que lo hace sentir exaltado en su estatus.La paradoja de este tipo de perfil de terapeuta, a pesar del daño que puede llegar a hacer, es que suele ser fácilmente desenmascarable y al cabo de un tiempo suele perder a sus clientes. Ahora bien, diferente es el caso de cuando esta persona ejerce en alguna institución donde los pacientes no puedan evitarle. Sin embargo, el torturador no es el tipo más peligroso que hay:La realidad más peligrosa, por ser más sutil, es la representada por el terapeuta-torturador-consolador, o torturador-confesor, o torturador-confesor-consolador, etc., ya que, cuando se mezclan las características descritas, forman una síntesis que dificulta su identificación y manejo. En consecuencia, el paciente puede encontrarse envuelto en una relación ambigua y en ocasiones paradójica en la que al mismo tiempo puede sentirse consolado y reprochado, exaltado y descalificado, autónomo y coaccionado, deseado y rechazado, amado y odiado, etc.5) El santo-misioneroEs el opuesto al anterior. Posee una gran devoción y sentido del sacrificio, tanto que viven en cuerpo y alma por su profesión; es decir, se sobreimplican:El "santo" dedica horas a cada paciente, puede ser llamado a todas horas del día y de la noche, acude al domicilio de los pacientes, a su lugar de trabajo o donde se le solicite. Esta es sin duda la categoría de terapeutas más querida por los pacientes, ya que su disponibilidad y paciencia parecen infinitas.Sin embargo, este perfil también entraña efectos negativos sobre el paciente y sobre el mismo terapeuta:A menudo sus resultados están lejos de los esfuerzos y la intensidad apasionada de su relación con el paciente. El "santo", de hecho, a menudo se involucra tanto en los problemas de sus pacientes que pierde el poder terapéutico real. Esto ocurre sobre todo con aquellos casos clínicos (trastornos alimentarios, depresión, fobias-obsesiones) que tienden a contagiar al terapeuta. El acto de tratar no presupone el sufrimiento conjunto de médico y paciente. El sufrimiento del paciente es suficiente. Además, algunos pacientes concretos establecen relaciones casi de tipo chantaje con su terapeuta-santo, dentro de las cuales la disposición y abnegación del médico se convierten en rehenes de sus posibles agravamientos o recaídas.No obstante, hay que destacar un aspecto positivo de este perfil y es que, al poseer una gran empatía y calidez, este tipo de relación puede desencadenar procesos para incrementar la eficacia terapéutica del tratamiento; no obstante, en los casos de patología que son especialmente graves o pacientes que tienden al chantaje:La contraindicación más marcada para el papel del "santo" es hacia los propios terapeutas, que en este caso se arriesgan seriamente a entrar en ese conocido síndrome llamado burn-out, que es una forma severa de estrés por ejercicio exasperado de una profesión de ayuda que conduce a la manifestación de síntomas psicosomáticos y conductuales graves. Este es el caso del médico que se enferma con su propio tratamiento.6) El profetaA mí me gusta llamarlo más “el gurú”, pues es aquel terapeuta que está más centrado en transmitir una enseñanza que en los efectos reales de sus intervención. Este tipo de psicólogo se siente poseedor de una verdad que tiene predicar y para ello busca discípulos a los que convertir:Esta es la persona que ejerce su profesión con el doble papel de curar y adoctrinar a los pacientes o sus seguidores a su sublime conocimiento. De hecho, el profeta-terapeuta suele estar mucho más atento al adoctrinamiento directo y al establecimiento de un gran grupo de fieles a su verdad que a los efectos de sus intervenciones terapéuticas. La mayoría de las veces esto no se debe a una elección deliberada de descuido terapéutico, sino a que está tan absorto en su papel de predicador de la doctrina que se vuelve ciego a todo lo demás, incluido cuál sería el papel que le exigirían los pacientes que acudieran a él para ser tratados.Este tipo de terapeutas suelen atribuirse a sí mismos la mejoría de los pacientes, aunque esta no tenga nada que ver con su terapia. Hacen esto porque necesitan, ante todo, validarse a sí mismos. La afirmación que más se ajusta a este tipo de psicólogos es esta de Ronald Laing:La elección de convertirse en psiquiatra y psicoterapeuta se debe a la necesidad de sentirse más cerca de Dios, casi como sus sustitutos.Aquí terminan los 6 perfiles. Soy consciente de algunas personas habrán leído este artículo y lo habrán utilizado para denostar a la psicología o para autoconfirmarse que “los psicólogos no valen para nada”. No es mi intención generar esta percepción, así que no me gustaría que este texto se utilizase para disuadir a la gente de ir al psicólogo o que alguien, a modo de autoengaño, lo utilizase para confirmarse que no necesita ir a uno. Escribo este artículo para advertir a las personas de los peligros que, desgraciadamente, podemos encontrarnos cuando acudimos a un mal profesional. La única manera de separar a los malos profesionales de los buenos es sabiendo reconocerlos. Por tanto, espero simplemente haber podido aportar ciertas claves para identificar a los malos psicólogos. Por último, os dejo una reflexión del profesor Nardone:En resumen, se puede decir que el estilo particular del rol que ejerce el psiquiatra o psicoterapeuta, en base a sus características personales, en sus variantes mostradas, manifiesta una marcada influencia en el ejercicio de la actividad terapéutica. La persona que recurre a un "médico de la mente" a menudo, sin darse cuenta, está a expensas de tales realidades. Un buen médico debe, elásticamente, desempeñar todos y ninguno de estos roles según el tiempo y las necesidades del paciente. Probablemente también debería desempeñar algún papel adicional, como el papel activo de persuasor, según lo informado por Frank (1971), un conocido estudioso de los procesos curativos; o la del seductor intelectual carismático y fascinante, como sugiere algún otro autor. Sin embargo, lo que todo paciente debe tener presente, en su interés personal de recibir no meras gratificaciones, o cálidos consuelos, o sugerentes adoctrinaciones, etc., sino beneficios terapéuticos concretos, es que, si su terapeuta manifiesta constantemente uno de los estilos descritos anteriormente, esta es la prueba de que tiene que cambiar de terapeuta. Teniendo en cuenta que, incluso antes del modelo adoptado por el terapeuta, lo que cuenta, para un resultado terapéutico exitoso, son sus características personales e interpersonales, el papel de terapeuta en sí mismo no libera ni emancipa de sus problemas a la persona que lo ejerce. Si ha tenido problemas personales y los ha resuelto, ciertamente es más capaz de comprender y resolver los problemas de sus pacientes que los que no lo han hecho. Sin embargo, aquellos con problemas graves no resueltos también serán influenciados por ellos en el ejercicio de su actividad de terapeuta. Cesare Musatti escribió: "Puedes curar a los neuróticos siempre que seas neurótico", pero quizás esta declaración debería reescribirse: "Puedes curar a los neuróticos siempre que hayas sido neurótico".
Los hombres del desierto son la población de Tuareg, que transitan el desierto de Sáhara sin tener nada y, por lo tanto, teniéndolo todo.
La utilización correcta de las unidades legales de medida en la sociedad es una materia a la que usualmente no se le presta la adecuada atención, y a pesar de que se regula su uso en los textos legales, su difusión y conocimiento es muy limitado. Esto lo podemos constatar en nuestra vida diaria viendo cómo determinados símbolos de las unidades de medida se escriben mal, cómo se utilizan en determinados sectores o aplicaciones unidades no contenidas en el sistema legal de unidades, como pueden ser el caballo de vapor o la pulgada.
Como español casado con una colombiana, he ido aprendiendo con el tiempo multitud de palabras colombianas que no se usan en España. No he podido resistirme a hacer un diccionario para traducir “del colombiano al español” (o viceversa), habiendo llegado a más de 100 palabras y frases comunes de Colombia. Espero que esto ayude a los muchos españoles y colombianos a entenderse mejor y que provoque alguna carcajada general al leerlo (¡fotojapón, te estoy señalando!). ¡Pongan en los comentarios las palabras que me faltan!
Hilo de Twitter de Fuckowski hablando de su crisis de estrés: "Al hilo de todo el revuelo con el tema de la salud mental, hoy os voy a contar lo de MI CRISIS DE STRESS [...]" "[...] Así que en los meses siguientes me dediqué a analizar mis propios patrones de conducta y sobre todo de pensamiento, para comprender (y poder cambiar) lo que me había llevado a tal estado. En todo aquel largo proceso de introspección, aprendí varias lecciones muy valiosas [...]" Hilo original: https://twitter.com/fuckowski/status/1384470571350519812
La tesis de este investigador de la Universidad de Granada ha ganado el premio que concede la revista científica “British Journal of Sport Medicine”, convirtiéndose en el primer científico español que gana este prestigioso premio.
Tengo Síndrome de Asperger y TDA, dos cosas que juntas te hacen la vida un poco complicada. Entre mis complicaciones está lo que se puede llamar "dislexia de teclado" o "dislexia digital", vamos que mis impacientes dedos y mi cerebro no se comunican correctamente y me salen tres garrafadas de tipeo por frase. Tener que corregir cada frase además no casa mucho con mi carácter impaciente, así que pese a mi voluntad muchas veces se me cuelan muchos errores de tipeo, si escribo con el móvil ni cuento.Intento hacer mis textos legibles, pongo voluntad y con un papel y lápiz mi ortografía es bastante precisa, tengo un grado de humanidades y otro de historia pero dicha voluntad se pierde en los mensajes en foros y demás. Tardo un eternidad en corregir y por alguna razón haga lo que haga se me escapan muchas cosas. Y aquí entran los pedantes. Sí, porque es pedantería ir corrigiendo a los demás o descalificándolos al ver errores. Pese a mis limitadas funciones sociales es algo que siempre he tratado de evitar aunque a veces se me escape ir corrigiendo, sé que es grosero, quizás porque vivo en un entorno de sociocultural bajo y no se me ocurre ir corrigiendo los errores de bulto de todo cristo aunque me chirríen los oídos escuchar burradas históricas de la catedral de Burgos en un bar. Quizás porque siempre me ha repateado a la izquierda clasista que se ríe del "choni" de extrarradio. Al final no sabes la circunstancia de las personas. Servidora intenta buenamente escribir en determinadas páginas que parecen un concurso de profesores dispuesto a corregirte tus errores a la primera que pueden, con pedantería además: no sabes escribir o es que eres un inculto. Entonces deseas estar en un bar lleno de gente que no tiene el graduado pero donde nadie se cree más que nadie.Quizás consciente de mi problemas con el teclado o en simpatía con mis convecinos tengo que morderme la lengua cada vez que un meneante corrige la ortografía un post con voz de autoridad. Tío, no eres culto, eres un pedante imbécil, me dan ganas de decir más de una vez, ante el ultimo marisabedillo, repelente niño Vicente que cierra una conversación queriendo dejar en ridículo el argumento del otro señalando sus faltas de ortografía, a la vez que se escuda en una falsa superioridad intelectual para tapar falta de argumentos.Tras corregir cien veces mi escrito, descanso y decido no corregir.Y continío po post tal como me sale de manera natural y presuponiendo que me vais a entnder, que se que poderis, espertando vuestars consavidas correciones en estas apenas tre s óneas que voy a escibir sin corregir después
Para elaborarlo, se han consideración todos los municipios españoles de menos de 20.000 habitantes y se han tenido en cuenta los datos del volumen de búsqueda en Google. El total de 50 pueblos que señalan desde Musement son opciones perfectas para poner rumbo durante las vacaciones, desconectar de las grandes ciudades y disfrutar en familia o con amigos de diferentes actividades en un entorno rural con mucho encanto
Cuenta Ernst Jünger en sus tempestades de acero que en medio de la batalla encontró a un muchacho con el vientre atravesado de metralla, desangrándose sin remedio, y que cuando fue a ayudarle, el chico se dio la vuelta y se envolvió en su capote, por pudor, para que nadie le viese morir, para conservar la intimidad de su sufrimiento.Ese soldado, ese muchacho, ese hombre, es para nosotros un marciano. Su actitud no es tan ajena como la de la mozuela que apreciaba su virginidad por encima de su vida y que tasaba su cabeza en la resistencia de su himen, de su voluntad y de su destreza para atraer siempre lo justo y nunca demasiado.¿Quién escondería hoy su sacrificio? ¿quién escondería su dolor? El dolor, en nuestros días,es parta convertirse en víctima y canjearlo por un bonolágrima que permita saltarse una ley, obtener un privilegio, una plaza o una subvención. El dolor cotiza en bolsa y es un valor más, con su debe y con su haber, regidos por el código de comercio, y donde entra la lógica mercantil entran también los intermediarios, los agentes, los registradores y los notarios del dolor, todos ellos bien pagado y con jugosos incentivos para acrecentar ese dolor, su imagen, su relato, y sus dividendos.El dolor ya no duele: cotiza. Y donde el dolor cotiza, la dignidad y el pudor son sólo estorbos. Impedimentos. Trabas a la buena administración de esa ética reumática, de esa artritis espiritual que comercializa las penas, y las repone en las estanterías de las redes sociales para que nunca falte la marca y el tamaño que buscas.Como si las desgracias fuesen champú. Como si las penas fuesen compresas.
«¿Nos hacemos una loncha?» En la actualidad, y muy a pesar de su alto precio, su baja calidad y lo perseguido que está su tráfico, la cocaína es una droga completamente democratizada, consumida por propios y extraños, obreros y empresarios, ricos y pobres, hipsters y cuñaos. Vamos, que la cocaína es uno de esos productos que no necesita publicidad: se vende sola, diga lo que diga la Organización Mundial de la Salud. Pero no siempre fue así.
En italiano existe una palabra, Umarell para definir a los «ancianos normalmente jubilados que pasan el día mirando las obras de la ciudad, ofreciendo consejos no solicitados». Hace años el ayuntamiento de Roma pagaba a los umarells para contar los camiones de las obras y los sacos de materiales, para así evitar fraudes y robos.
Todos sabemos quién es el hombre más rico de España, pero es más complicado localizar a la persona más rica de cada una de las provincias del país.
Hola, me llamo Cerdopolla y me gusta chupar pomos. Abandono menéame, esta es mi historia.Mañana hará 10 años que la administración de menéame me contrató como troll sexual. El entonces chico de la informática Ricardo Galli, al que conozco desde la infancia @Cerdopolla, me avaló y conseguí un contrato con inmunidad para decir chorradas sin recibir strike. Durante todo este tiempo mi función ha consistido en hacer comentarios estúpidos y/o sexuales, enviar noticias relacionadas con el sexo, generar algo de contenido basura propio y darme mucho autobombo. El objetivo de esta estrategia de la que formaba parte era captar usuarios entre adolescentes, pajilleros, cuñaos y gentlemans. Estrategia que ha sido todo un éxito, en especial desde el ascenso de Vox y el desembarco masivo de Cibersmiths, que han sustituido a los tradicionales Ciberpepiños que asolaban la web a mi llegada.Pero lo de llenar la web de estos perfiles ha tenido un efecto inesperado, la más que evidente pérdida de usuarios al compartir nicho de mercado con forocoches, con el que obviamente menéame NO PUEDE competir.Por eso, la actual administración ha tomado la decisión de dar un giro radical hacia el feminazismo, con la esperanza de recuperar algo del prestigio y usuarios perdidos. Lo cual, como era de esperar, ha conducido a la no renovación de contrato a un rancio y lascivo perfil como el mío. Los "Melafo" ya no son inclusivos.Este cambio también ha provocado un interesante choque sociopolítico, convirtiendo este saco en un improvisado campo de batalla entre feminazis e incels, voxeros y podemitas, pollaheridas y planchabragas, chistosillos y sosainas, racistas tradicionales y neoracistas, karmawhores y otros karmawhores... y equidistantes! putos equidistantes! Conflictos de magnitudes épicas que se combaten fomentando la tolerancia con baneos y strikes, potenciando la libertad de expresión con negativos a puntos de vista diferentes y buscando la sabiduría atacando los sesgos de los demás mientras obvias los propios. Todo un ejemplo de respeto y tolerancia.Pero volviendo al tema de mi desvinculación de menéame... el becario que lleva toda la administración de la empresa me comentó hace unos días en la pausa obligatoria de la faria y el sol y sombra, que mi caso no es un caso aislado y que puede tener que ver con el tema económico. Cuando Galli se largó en su Auris tuneado de Ferrari, lleno con toda la instalación del cobre que había en la sede, todo parecía ir bien. Al principio ni siquiera su grito de júbilo al salir quemando rueda hizo sospechar a la nueva administración, luego tampoco. Pero parece ser que recientemente alguien ha aprendido a contar y no hay un duro, de ahí los recortes en plantilla y la retirada de los azucarillos gratis de la cafetería, base de mi alimentación.Los recortes también son la causa de que los admins anden sueltos sin la supervisión de un adultero y que los cambios en la web los esté haciendo Emperador Lametones, el Pomerania de Daniel Seijo, al que han dejado atado al único portátil de la empresa que aún no han vendido. Tan mal está la cosa que han vuelto a llamar a Housers para que les den consejo sobre "cosas" piramidales a cambio de hacerle otro Pregúntame a su fundador.Es una pena ver que menéame ya no es lo que era. Nunca lo fue, pero ahora menos. Desde el baneo del verdadero Professor todo ha ido cuesta abajo.A pesar de todo he de reconocer que estos 10 años han sido muy entretenidos, me lo he pasado muy bien con todas las tonterías absurdas, troleos, conspiraciones, mafias etc. en los que he participado. De todos mis clones, el de Cerdopolla ha sido siempre mi papel favorito, por lo simple y absurdo que es, pero la verdad es que cada vez me cuesta más interpretarlo. Me hago viejo y las chorradas ya no me salen tan naturales, así que dejaré morir este personaje para conservar su estupidez inmaculada antes de que empiece a hacer comentarios en serio y dar los buenos días. Y como dice el título, ojalá jodan a Cerdopolla, ha estado 10 años buscándolo.Quiero agradecer a todos los que se han reído con mis mierdas que tengan tan mal gusto y me hayan hecho casito y quiero pedir perdón a todos los que no les hago ni puta gracia y han tenido que sufrirme. Al aguantarme aquí en menéame habéis hecho un favor a la sociedad evitando que acabase robando para drogarme, o peor aún siendo un influencer.Me voy, pero no sin antes darme un poco más de autobombo por última vez. Os dejo una lista de varias de mis obras menestras que llegaron a portada:
El artículo recorre la historia del juego de rol "Paranoia!":
Cada poco, mi señora madre me sorprende con el mismo titular que se va repitiendo en los periódicos con cada oposición a judicaturas: tal o cual chaval o chavala han sacado las oposiciones con 24, 25 o 26 añitos. Mi madre nunca me perdonó del todo que no me dedicase a la medicina, en primer lugar. Y ya puestos a hacer derecho, me decía, qué menos que hacerte juez o notario. Muchos años después de haber terminado la carrera y con cierto recorrido profesional a mis espaldas, me sigue lanzando miradas sutiles en las comidas familiares, y en sus pupilas parecen reflejarse todas esas promesas de estabilidad, prestigio y riqueza que mi madre supone a ser magistrado.Yo no tengo, ni he tenido nunca, la capacidad de encerrarme años a estudiar una oposición. Recién licenciado, lo que yo quería era salir de una puñetera vez al mundo real, donde se materializan todas esas cosas abstractas que salen en los libros. Y, sobre todo, no tengo la fuerza de voluntad, la constancia y el trabajo que requiere, a tierna edad, preparar unas pruebas tan duras a tantos niveles.Así que vaya por delante toda mi admiración y respeto a esos jóvenes jueces: saben más de derecho general que la mayor parte de abogados a lo largo de su carrera y, desde luego, y quitando temas muy muy concretos en los que me he especializado, pueden hacer conmigo mil guiñapos.Dicho esto: nada me asusta más que un juez joven. No un juez inexperto (porque alguien puede sacarse las oposiciones ya talludito o peinando canas), sino específicamente joven. De ellos salen sentencias que son maravillosas: corrección al texto de la ley, bien motivadas y fundamentadas, y se nota que quieren hacer un buen trabajo: el desgaste de la monotonía aún no recorre sus dedos mientras pulsan “ctrl + v”.Son impecables formalmente. Siguen la ley a rajatabla.Y son una basura de sentencias. Son barbaridades casi sociopáticas.Veréis, algo de lo que no se habla a menudo es de que el mero hecho de ser juez supone un filtro a la clase social (como lo es cualquier oposición que requiera de cierto tiempo). No todas las familias del país se pueden permitir, después del esfuerzo financiero de una carrera, que su tierno retoño siga engordando a su costa cinco años sin aportar al frigorífico (ni quitarse de enmedio y aliviarlo). Y evidentemente no hay que ser Amancio Ortega para mantener a un hijo mientras oposita, claro: pero desde luego, como las pases putas para llegar a fin de mes (y eso te coloca en un grupo bastante amplio), tu cachorro va a tener que ir buscando un McDonalds mientras echa currículums de lo suyo.Y eso ya supone un filtro, como digo. Los jueces vienen, en su mayoría, de clase media y familias estructuradas. Con toda la empatía woke e izquierdista que tengan o le hayan inculcado (como la mía, en realidad), no las habrán pasado realmente putas en su adolescencia y joven adultez.Y si el juez o jueza es joven… Acúrvate que vienen garras.Un juez no sólo ha de ser un jurista que mantenga la absoluta pureza del procedimiento y diga que esta realidad con forma de estrella cabe en este huequecito jurídico con la misma forma. Un juez ha de ser un juez del carácter y la naturaleza humana, severo pero comprensivo con los matices y empático hasta con aquellos que no lo merecen. No es una mera aplicación de la ley en bruto y en abstracto (porque olvidan que la misma ley tampoco quiero que la usen así: decía un profesor mío y juez que "a la ley le pone cachonda que la acaricien").Los jueces jóvenes son robóticos y bastante estáticos en su opinión, en su mayoría. Conforme uno se hace mayor, se vuelve, si es honesto consigo mismo, más dubitativo. Lo que antes era repugnante o glorioso ahora tiene sus matices. La vida te ha dado sus pequeñas hostias.Te conoces mejor: todo el mundo responde “sí” a la pregunta de si se meterían en un edificio en llamas para salvar a alguien, y lo creen realmente; pero tienes que estar ahí para saber, con certeza, si lo harás. Oh, y ahora eres súper estricto y tienes las cosas claras con los machistas, racistas, homófobos, progres, feminazis, woke o lo que te salga del higo, pero creces, y oh, este simpático vecino de otra etnia me molesta con su comida especiada, u oh, a mi pareja la ha acosado sexualmente su jefe. Y aprendes sobre ti y sobre el mundo que te hace de atrezzo.¿Os han pegado en la cara alguna vez? Es un conocimiento que sólo te da la experiencia. Si es que sí, seguro que recordáis que lo primero fue el shock y casi la incredulidad del impacto, junto con la adrenalina a raudales que te paraliza y te altera. Casi no te crees que alguien, un ser humano, te haya hecho eso. Si te han pegado en la cara alguna vez conoces esa sensación y la próxima vez que veas una pelea, una película, o una historia, sabrás la de entrenamiento que hace falta sólo para asimilar un puño en tu jeta.Y me apuesto a que si fueses juez y la víctima te dijese que el agresor le dio un puñetazo en la cabeza pero que él se revolvió al momento y contraatacó, sabrías que o la víctíma tiene entrenamiento en artes marciales, o no te dice toda la verdad, o estamos ante un prodigio del combate.Y aquí lo tienes: un conocimiento casi básico en criminología que sólo la desagradable experiencia te puede hacer entender.Temo a los jueces jóvenes. A bienintencionados cachorros llenos de conocimiento técnico bruto pero sin experiencia con el comportamiento humano. Que, literalmente, desde que los parieron hasta que se ponen a hacer cumplir la ley (y literalmente decidir sobre vidas enteras) no han tenido que pagarse un alquiler y la comida ha estado en la mesa a su hora, mientras papá y mamá, que se quieren y no discuten, hablan de sus días.A ese juez le vas a poner en situaciones en las que el comportamiento llega al límite y le vas a decir que venga, chaval, tú de esto sabes. Ese juez o esa jueza va a tener que juzgar los mil matices en una discusión de pareja, los mil matices en unos gritos de dos personas atrapadas bajo una hipoteca que les da por culo y un trabajo mal pagado.Y no, no sabe, y aplicará la ley con la sutileza del que se masturba con un martillo pilón. A la ley lo que le pone cachonda, repito, es la suavidad, es la armonía; no que el iluminado ortodoxo diga que por supuesto ese que se llevó un paquete de pañales es un ladrón (oye, él no hace la ley, la ley es, La Ley) o, peor, un estafador (porque cambió la etiqueta del producto) y vea de forma inteligentísima y a la vez muy estúpida dos o tres agravantes que te tengan a un padre desesperado y arruinado con antecedentes que le impidan incorporarse al mundo laboral.En otros países es necesario un cierto tiempo ejerciendo como abogado o relacionado con el derecho antes siquiera de poder optar a juez. Y creo que el objetivo no está en la adquisición de conocimiento técnico, sino psicológico.Quiero jueces que hayan vivido. Pero vivido de verdad. Que se hayan fumado un par de porros de vez en cuando, que se hayan enamorado; que una vez se metiesen en una pelea de botellón; que colaborasen en una ONG bienintencionada defendiendo lo suyo. Que se hayan ido de año sabático. Que se hayan hecho veganos por esa chica, y runners por aquel chico, o que les haya dado por el rocódromo porque sí, porque les gusta. Y aprendido guitarra y haber subido a YouTube dos covers vergonzantes.Que hayan tenido un curro de mierda. Que hayan tenido que hacer números para pagar un alquiler. Que les hayan roto el corazón. Que hayan discutido con sus parejas, que tengan algún o alguna ex mal de la mollera. Que les guste un whisky por la noche y echar polvos salvajes y extraños; que se tiren pedos sin pudor, que se hayan marcado un torneo al Fifa durante un fin de semana seguido con los colegas; que se hayan escapado de casa para ir a una fiesta, que se les haya roto el condón, que se hayan metido en préstamos con anatocismo, con multas por exceso de velocidad, con faltar a clase para ir a la cantina a jugar al tute, aquella vez que le cruzaron la cara por ser demasiado baboso ligando, cuando su padre se quedó sin curro y esos meses de incertidumbre absoluta de qué va a ser de nosotros.Esos son los jueces que me gustan: con el coño pelado de la vida y sabiendo de qué pasta está hecha la gente. Y los jueces jóvenes, tal vez, con los años, pasen por alguna de estas vivencias. Pero no por todas, y mientras tanto, seguirán siendo completamente firmes, austeros, correctos, desapasionados e inhumanos. Perfectos en su ejecución pero fríos en su sentimiento, como un Satisfyer metálico en una mañana de invierno.Muchos jueces necesitan, en suma, un puñetazo en la cara.
Apuesto que te has dado venta de que todas las ciudades tienen estatuas y obras de arte escondidas a lo largo de sus calles o plazas. Algunas pueden llegar a ser bastante ordinarias, pero otras...otras pueden ser muy llamativas y dan mucho que hablar.
Los Mamá Ladilla se definen a sí mismos, no como gurús, sino como juglares, y esta profesión siempre ha tenido un coste social muy alto