El artículo describe claramente la situación cuando refleja que un economista sostiene un criterio y otro todo lo contrario. La sociedad, desgraciadamente, se encuentra con don dos pensamientos: los que priorizan la creación de riqueza penalizando su justa distribución y los que priorizan la justa distribución penalizando la creación de riqueza. Ambos están equivocados. No hay nada en la vida que sea blanco o negro. Necesitamos pensamientos que faciliten la creación de riqueza y que obliguen a su justa distribución. No es difícil, es simplemente voluntad política que con nuestro sistema político actual es imposible de conseguir. Solo con un sistema político con directrices definidas directamente por los ciudadanos se logrará.
Nuestro problema no son los políticos sino el sistema. De un sistema, que permite conseguir poder parlamentario con el apoyo de una minoría de los ciudadanos, que corrompe la democracia parlamentaria con las listas electorales cerradas y la disciplina de partido, que pone en el poder en los aparatos de los partidos, que fomenta la prepotencia de los políticos al pensar que solo su formación tiene las mejores recetas para los problemas ciudadanos, no podemos esperar justicia social. Necesitamos un cambio en el que los ciudadanos tengamos realmente el poder y podamos, mediante referéndums, decidir los principios políticos por los que queremos regirnos. No podemos seguir cediendo nuestro poder a representantes que son egoístas e incompetentes y en los que predomina el ansias de poder.