#6 En donosti de año a año son mayores. Este año ya he visto una veintena del tamaño de una botella de 2 litros. Y picaduras para dar y regalar. Parece que hasta pican a voluntad.
Es estar tan tranquilo tumbado en la playa tomando el sol (solo ocurre una o dos veces al mes) y no hay día que no se escuchen los alaridos de dolor de algún bañista incauto.
Lo que si va a preocupar a los turistas son la aparición de carabelas portuguesas.