El Papa Francisco, faro de occidente.
El Papa Francisco, faro de occidente.
#50 y Castilla más que la meseta.
#24 ... tienes gracia, jodío...
#3 ¿"mesetarios" una familia murciana?
#0 lo de autocitarse es pecado, lo sé. Escrito en plena pandemia, pero valido para el asunto:
Que parezca que discutimos mucho y muy fuerte
Pfff, ya estoy tranquilo, menos mal que el PSOE nos va a decir qué es verdad y qué es mentira... Con esto y con lo de "La Sexta te lo Explica" España se blinda al bulo...
#34 Pero es que justo estás hablando de los principios de España. Quiero decir que tú argumento, más que negar, explica el nacimiento de la idea de España. Federar (de foedere, unir) es, literalmente, constituir una organización superior a sus partes. Es justo cuando los diferentes reinos peninsulares constituyen una organización, y cuando esta se opone dialécticamente al resto (en la batalla, en la diplomacia, en los intereses económicos, en la bandera que ondean las flotas, etc), esto es especialmente tras el "descubrimiento" de América, cuando la dialéctica de España como unidad política comienza su andadura. Y sí, claro que en un principio eran diferentes reinos, esa especie de "federación" de la que escribes. Pero es que esa forma de España como federación de diferentes reinos, es también parte de la historia de España, no es algo ajeno y menos aún que la niegue.
Cc: #24
#21 aquí incluso la huerta del tío Paco resulta que tiene historia e identidad nacional y cultural muy y mucho propia y muy y mucho diferencial, a poder ser desde el medievo o más atrás, que por alguna a razón desconocida para este que escribe debe dar más pedigrí, pero por lo que se ve España no tiene historia hasta el XIX... que leches hasta el XIX, hasta Franco he leído por ahí... resultaría hasta cómico esta obcecación de algunos en tal negación, si no fuera porque detrás hay un discurso político que, retorciendo la historia, siendo como muy exigente en cuertos aspectos y muy laxo para otros, trata de negar España en pro de esas unidades políticas mediavales, víctimas, claro, del malvado imperialismo castellano. Si supieran cuanto se parecen a los del otro lado, los de la España eterna, única y de destino universal...
Ahora, claro, les preguntas que por qué la primera isla que encuentra Colón la llamaron "La Española", por qué en 1535 ya existía el virreinato de "Nueva España", si el Tratado de Rijswijk lo firma una mera indicación geografica o ya una unidad política o por qué las flotas extranjeras escribían de barcos españoles en sus bitacoras... y entonces lo mismo con suerte te dirán que España sólo comenzó a existir en el XIX al albor de la creación de los Estados en su forma moderna... preguntas si se está dando cuenta que si para tener historia es necesaria la forma moderna de Estado, esta negando implicitamente la historia de su terruño particular, que nunca fue un Estado moderno. Y ahí entonces... patatas. La huerta del tío Paco resulta que tiene historia desde el pleistoceno, por qué sólo es historia la de la odea mística de nación... en fin...
#45 los de la España eterna, única y de destino universal...
De hecho esos tienen la nación por imperecedera y central y como tu defienden 500 anhos de nación espanhola. Que yo entiendo que los nacionalistas espanholes veis la paja en el ojo ajeno... Pero el nacionalismo catalan, gallego o vasco ni justifican ni legitiman el nacionalismo espanholista de gran-nación.
les preguntas que por qué la primera isla que encuentra Colón la llamaron
Porque había un territorio medieval que tb tenía ese nombre y que habia legitimado la operación.
La existencia y uso de un nombre no implica que sea lo mismo que es hoy o que haya una continuidad que extiende lo que hoy existe hacia el pasado.
De la misma forma que las tribus de cazadores recolectores que estaban en la peninsula iberica nada tienen que ver con Espanha en el sentido actual, tampoco las entidades politicas, economicas o sociales posteriores. Porque no podemos llevar al pasado un significado que en el pasado no era tal.
Esto es un poco como el rollo de la reconquista. Quienes participaron en este proceso no le llamaban reconquista, no lo veian como reconquistar nada y no se entendian como reconquistadores. Es mucho mas adelante cuando se comienza a hablar de reconquista como elemento legitimador. Pues esto es lo mismo, hoy se habla de la historia de espanha en la medida en la que sirve para ensalzar la espanha actual, la nación estado, no tanto por conocer la historia de la peninsula iberica, ni la historia inmediatamente anterior a la constitución del estado nación sino para dar legitimidad pujanza y grandeza a la nación hoy (los famosos 500 anhos de historia, como si 500 anhos de historia diesen un apice mas de dignidad que haber sacado a balazos al yankee de vietnam, u otros tantos estados.nación).
preguntas si se está dando cuenta que si para tener historia es necesaria la forma moderna de Estado, esta negando implicitamente la historia de su terruño particular, que nunca fue un Estado moderno.
Si.
La huerta del tío Paco resulta que tiene historia desde el pleistoceno, por qué sólo es historia la de la odea mística de naciónQue risibles son los relatos miticos de los contrarios y que honorables son los nuestros eh? Me recuerda al meme
Asi alguien puede contestar las posiciones que atacas*, en vez de que te las autocontestes tu en una onanistica victoria sin enemigos
*La mala suerte que tienes es que yo no soy nacionalista, de ningun sitio
#49 Berlinger, con el emprño que pones en escribir bien y explicar, algo que siempre se agradece aquí, te vuelvo a repetir que es una pena tu tendencia a las inferencias injustificadas sobre el otro. A ver, ¿dónde he escrito yo que la nación española tenga 500 años (cómo me acusas en #50), o que la palabra España signifique lo mismo hoy que en 1492 (como me acusas en #49)? Respira antes de escribir, relee y veras que ahí estás poniendo mucho de tu parte. Todos sufrimos tendencia a asociar sesgos al que está al otro lado del teclado; justo por eso mismo en la conversación escrita es importante atenerse a lo expuesto por el otro, si se quiere uno presentar como mínimamente serio. Te equivocas de cabo a rabo al ver en este que te escribe un nacionalista.
Volviendo al asunto, es que no estamos tan lejos en las posiciones. Ya sabemos que España, como nación política moderna, no aparece hasta el XIX al albor de los nacimientos de los estados-nación y los movimientos reformistas liberales. También sabemos que con "España" se ha referido a disferentes significados dependiendo de la época histórica: la idea de España muta a lo largo de la historia, como suele ocurrir con todas las ideas complejas que atraviesan diferentes categorías.
La cuestiónes que aquí se tratan no son esas, que tienen poco que discutir, sino de a partir de cuando se puede comenzar a hablar de "historia de España"como actor político. Y mi posición aquí es muy sencilla: a partir del momento en que los diferentes reinos peninsulares constituyen una organización (de partes, pero una organización hacia fines) que se opone dialécticamente al resto de actores geopolíticos (en la batalla, en la diplomacia, en los intereses económicos, en la bandera que ondean las flotas, en la defensa del terrotorio, etc). Básicamente tras el "descubrimiento" de América y la notoria posición que reinos peninsulares toman en el ámbito geopolítico frente a otras potencias ("América hace España, y no al revés", se dice), y poco más adelante tras la reforma luterana y la posición en el plano ideológico de esos reinos peninsulares toman frente a los centro y norte europeos. Que España no fuera entonces la nación moderna que hoy conocemos, que España entonces fueran diferentes reinos vasallos de una misma corona, no niega poder hablar de España ya entonces como una unidad política de partes opuesta de forma dialéctica a otras potencias. De ahí la enorme documentación que tenemos donde potencias extranjetas hablan a partir del XVI de España, no de sus reinos (aunque estos siguieran existiendo).
Tan erróneo es pensar en una España semejante a la moderna en 1535, eso que tanto gusta a algunos, como agotar la idea de España en la nación política a partir del XIX, para presentar toda relación anterior como meramente distributiva entre diferentes reinos, eso que tanto gusta a otros. Ambas posiciones, a mi parecer, responden más a la necesidad de justificar en la historia cierta posición política del presente, a costa de retorcer esta hacia intereses (como si la historia justificase por sí misma algo, cuando la historia, en la praxis política del presente, importa una mierda).
#53
Te equivocas de cabo a rabo al ver en este que te escribe un nacionalista.
Mis mas sinceras disculpas si de alguna forma he dado por hecho posiciones politicas que no defiendes o inferido posiciones erroneas de tus planteamientos. Mi intención es tratar los posicionamientos de forma honesta, asi que entono el mea culpa si de alguna forma mis palabras no han representado correctamente tus posiciones.
Ya sabemos que España, como nación política moderna, no aparece hasta el XIX al albor de los nacimientos de los estados-nación y los movimientos reformistas liberales.
Esa es mi posición, porque esa es la idea actual que subyace a la palabra Espanha.
La cuestiónes que aquí se tratan no son esas, que tienen poco que discutir, sino de a partir de cuando se puede comenzar a hablar de "historia de España"como actor político.
Home no, lo uno esta relacionado con lo otro. Si la idea de Espanha como la entendemos a dia de hoy no existe hasta el nacimiento de los estados liberales es acientifico hablar de la historia de la misma antes de dicho momento. Es proyectar en el pasado algo que existe en el presente. Lo que no es coherente es que establezcamos lo que es espanha hoy y desde cuando es asi para luego decir que si hablamos de "la historia de" la misma, que derrepente esa definición se va al garete y por hablar de historia se trasciende ésta. Si quieres hbalamos de "Historia en la peninsula ibérica" o "historia de las entidades feudales en la peninsula ibérica" pero si hablamos de "historia de espanha" la palabra espanha no pasa a cambiar maginamente de significado y desligarse de su significado actual.
no niega poder hablar de España ya entonces como una unidad política de partes opuesta de forma dialéctica a otras potencias
Pero entonces necesitará de otros apellidos para aclarar que es una entidad distinta a la espanha estado nación moderna, porque de otra forma simplemente estamos generando confusión en cuanto a qué nos referimos.
agotar la idea de España en la nación política a partir del XIX
Existen las naciones antes de la conceptualización de la nación? Como existen naciones cuando en el feudalismo la propiedad del territorio es familair y hereditaria y las configuraciones politicas cambian a merced de bodas , muertes y divorcios? Como hay una anción sin ciudadanos que se consideren parte de la misma?
Ambas posiciones, a mi parecer, responden más a la necesidad de justificar en la historia cierta posición política del presente, a costa de retorcer esta hacia intereses
Home, yo personalmente lo que planteo es mi oposición al nacionalismo de gran nación y a toda base de esencialismo que pretende justificar la opresión presente. Y esto lo hago en base a la ciencia. Como tal critico lo que creo que es lo mas extendido en nuestro territorio que es el nacionalismo espanholista, por ser elemento comun a los principales aprtidos, sus votantes y la ciudadanía. No por casualidad sino por su importancia ideologica como sosten de un sistema clasista. Frente a los relatos, la realidad material. Y esto no pretende justificar relatos igualmente magicos sobre esencias que justifiquen otras posiciones.
no niega poder hablar de España ya entonces como una unidad política de partes opuesta de forma dialéctica a otras potencias. De ahí la enorme documentación que tenemos donde potencias extranjetas hablan a partir del XVI de España, no de sus reinos (aunque estos siguieran existiendo).
Y antes una Hispania romana con su propia organización, pero esto no va de eso. La historia de la que se habla hoy se habla por su impacto en el presente y por lo que se quiere decir y transmitir del presente a través de ésta. Y si hablamos de historia de espanha con los reyes católicos apuntalamos la idea de la nación centenaria a pesar de que esto no se corresponda con la realidad.
a mi parecer, responden más a la necesidad de justificar en la historia cierta posición política del presente
Por otra parte, quiero ver a esos asepticos obejtivistas que hablan de la historia de forma totalmente desconectada del presente y sin querir inferir o trasladar propiedades a éste. No pocos historiadores entiden que la historia, como tantos otros ambitos, es un campo de batalla ideológica. Desde luego los Pio Moa, Eslava Galán y demás lo tienen clarisimo. Y no es casual que la matraca de la leyenda negra gane pujanza en medio del ordago independentista en catalunya.
a partir del momento en que los diferentes reinos peninsulares constituyen una organización (de partes, pero una organización hacia fines) que se opone dialécticamente al resto de actores geopolíticos (en la batalla, en la diplomacia, en los intereses económicos, en la bandera que ondean las flotas, en la defensa del terrotorio, etc). Básicamente tras el "descubrimiento" de América y la notoria posición que reinos peninsulares toman en el ámbito geopolítico frente a otras potencias ("América hace España, y no al revés", se dice), y poco más adelante tras la reforma luterana y la posición en el plano ideológico de esos reinos peninsulares toman frente a los centro y norte europeos.
Vamos a la magra que está aqui. De nuevo, los territorios que se agrupan bajo ese espnaha (o espanhas segun el momento) son totalmente distintos a los actuales. Si estamos de acuerdo que son entidades distintas, con sistemas economicos distintos, con sistemas politicos distintos... No entiendo donde esta la precisión en aglutinarlos. Que es exactamente lo que se gana? que utilidad practica tiene?
Te equivocas de cabo a rabo al ver en este que te escribe un nacionalista.
Mis mas sinceras disculpas si de alguna forma he dado por hecho posiciones politicas que no defiendes o inferido posiciones erroneas de tus planteamientos.
un saludo y un fuerte abrazo
#54 "Si la idea de Espanha como la entendemos a dia de hoy no existe hasta el nacimiento de los estados liberales es acientifico hablar de la historia de la misma antes de dicho momento."
Pero es que en historia, los objetos de estudio no se agotan en el estado actual de tales objetos. Cuando estudiamos la antigua Roma, lo hacemos tanto de la monarquía, como de la República, como del imperio. Tres organizaciones internas y externas muy diferentes que se desarrollan a lo largo de varios siglos, con formas, características y realidades muy diversas, con organizaciones políticas y económicas distintas distintas... Y para las que sin embargo utilizamos el mismo nombre para designarlas, ¿por qué? Pues porque en cualquiera de esas tres etapas, Roma se presenta como una unidad política, que se enfrenta dialecticamente con el resto. En la historia de organizaciones políticas, no es la forma del objeto de estudio lo determinante, sino su relación frente al resto de organizaciones políticas.
Y esto no solo cuando hablamos se geopolítica. Otro ejemplo: "la izquierda". Si situamos su nacimiento en la Francia revolucionaria, es evidente que con esta palabra se han designado muy diferentes ideologías políticas hasta el presente: el jacobinisno, la izquierda liberal del XIX, el comunismo, la socialdemocracia, etc... Todas muy difetentes entre sí, y que sin embargo se catalogan con la misma palabra, ¿y por qué? De nuevo, porque se oponen dialecticamente a o las otras opciones políticas catalogadas en cada momento como "derecha". Insisto: en política, no es la forma del objeto de estudio lo determinante, sino su relación frente al resto de organizaciones políticas.
A nadie le parece raro que hablemos de Roma, tanto para referirnos al reinado de Tarquinio como al imperio de Augusto, ¿por qué entonces, para el caso de España, debemos agotar su estudio a lo que ocurre a partir del XIX? Claro que España pasa por diferentes formas y organizaciones, claro que Hernán Cortes no pensaba en algo parecido a la actual España cuando así puso nombre al virreinato, y claro que Cervantes no pensaba en la actual España al escribir en el Quijote eso de "Doquiera que estamos, lloramos por España; que, en fin, nacimos en ella y es nuestra patria natural". Pero de esto a negar España como actor político desde el XVI hasta el XIX hay un trecho...
Cc: #42
#56 A nadie le parece raro que hablemos de Roma, tanto para referirnos al reinado de Tarquinio como al imperio de Augusto,
Es que de hecho se hace con apellidos, se habla del imperio romano, de la republica romana, de la monarquía... de el imperio romano de oriente o de occidente...
Pero tu logica sería que deberiamos llamar a estos Italia, e historia de Italia. Por mantener tu coherencia vaya.
LLevo media noche sin dormir gracias a mi pequenhin asi que disculpa si falta coherencia o paciencia en mi respuesta.
Un abrazo
#57 Pues ánimo con el pequeño, ¡hay que aguantar! (Yo tengo dos, pero ya de 6 y 8 años).
También se habla de la España de los Austrias, del imperio español, de la absolutista de los Borbones, del sexenio liberal, de la II república, de la España franquista, de la constitucionalista... sí, podemos dividir y poner apellidos a diferentes épocas y sistemas para ser más precisos, claro. Y ciertamente en algunos contextos será necesario esa mayor precisión. Pero no veo que esto por sí haga incorrecto utilizar de forma general el sustantivo "España" para referir a todas estas épocas (igual que en ocasiones utilizamos de forma general el de "Roma" sin precisar época, y tampoco diríamod que es algo incorrecto).
Y esto porque, repito (y sé que soy insistente con esto, pero es el meollo de la cuestión), España durante todas esas épocas ha seguido manteniendo una relación dialéctica frente al resto de actores geopolíticos... que es justo la razón por la que la actual Italia no se puede derivar de una Roma occidental para la que ya en el S. V sus instituciones fueron eliminadas tras las invasiones barbaras: deposición del emperador, división del imperio en diferentes unidades, etc... y que por tanto ya no se presentará como unidad geopolítica a partir de entonces.
"Un guiño al Plan de Autonomía marroquí para el Sáhara Occidental", Alemania intenta superar la crisis diplomática con Marruecos en torno al Sáhara Occidental desencadenada por Rabat hace ya más de nueve meses. El nuevo Ejecutivo del socialdemócrata Olaf Scholz ha mostrado su apoyo público a Marruecos en el conflicto del Sáhara Occidental (...) (diciembre 2021)
En palabras del portavoz del ministerio francés de exteriores: "el plan de autonomía marroquí es una base de discusiones seria y creíble"
Conviene decir algo previo acerca de la perfección e imperfección, y sobre el bien y el mal (...)(...) Si alguien ve una obra (que supongo todavía inconclusa), y sabe que el objetivo del autor de esa obra es el de edificar una casa, dirá que la casa es imperfecta, y, por contra, dirá que es perfecta en cuanto vea que la obra ha sido llevada hasta el término que su autor había decidido darle. Pero si alguien ve una obra que no se parece a nada de cuanto ha visto, y no conoce la intención de quien la hace, no podrá saber ciertamente si la obra es perfecta o imperfecta. Este parece haber sido el sentido originario de dichos vocablos. Pero cuando los hombres empezaron a formar ideas universales, y a representarse modelos ideales de casas, edificios, torres, etc., así como a preferir unos modelos a otros, resultó que cada cual llamó «perfecto» a lo que le parecía acomodarse a la idea universal que se había formado de las cosas de la misma clase, e «imperfecto», por el contrario, a lo que le parecía acomodarse menos a su concepto del modelo, aunque hubiera sido llevado a cabo completamente de acuerdo con el designio del autor de la obra. Y no parece haber otra razón para llamar, vulgarmente, «perfectas» o «imperfectas» a las cosas de la naturaleza, esto es, a las que no están hechas por la mano del hombre. Pues suelen los hombres formar ideas universales tanto de las cosas naturales como de las artificiales, cuyas ideas toman y se las propone como modelos ideales. Así, pues, cuando ven que en la naturaleza sucede algo que no se conforma al concepto ideal que ellos tienen de las cosas de esa clase, creen que ha dejado imperfecta su obra. Vemos, pues, que los hombres se han habituado a llamar perfectas o imperfectas a las cosas de la naturaleza, más en virtud de un prejuicio, que por verdadero conocimiento de ellas (...)Lo que se llama «causa final» no es otra cosa que el apetito humano mismo, en cuanto considerado como el principio o la causa primera de alguna cosa. Por ejemplo, cuando decimos que la «causa final» de tal o cual casa ha sido el habitarla, no queremos decir nada más que esto: un hombre ha tenido el apetito de edificar una casa, porque se ha imaginado las ventajas de la vida doméstica. Por ello, el «habitar», en cuanto considerado como causa final, no es nada más que ese apetito singular, que, en realidad, es una causa eficiente, considerada como primera, porque los hombres ignoran comúnmente las causas de sus apetitos. Como ya he dicho a menudo, los hombres son, sin duda, conscientes de sus acciones y apetitos, pero inconscientes de las causas que los determinan a apetecer algo (...) La perfección y la imperfección son sólo, en realidad, modos de pensar, es decir, nociones que solemos imaginar a partir de la comparación entre sí de individuos de la misma especie o género, y por esta razón he dicho que por «realidad» y «perfección» entendía yo la misma cosa. Pues solemos reducir todos los individuos de la naturaleza a un único género, a saber: la noción de «ser», que pertenecería absolutamente a todos los individuos de la naturaleza. Así, pues, en la medida en que reducimos los individuos de la naturaleza a este género, y los comparamos entre sí, decimos que unos son «más perfectos» que otros; y en la medida en que les atribuimos algo que implica negación —como término, límite, impotencia, etc.—, en esa medida los llamamos «imperfectos», , pero no porque les falte algo que sea suyo, ni porque la naturaleza haya incurrido en culpa. En efecto: a la naturaleza de una cosa no le pertenece sino aquello que se sigue de la necesidad de la naturaleza de su causa eficiente, y todo cuanto se sigue de la necesidad de la naturaleza de la causa eficiente se produce necesariamente.Por lo que atañe al bien y al mal, tampoco aluden a nada positivo en las cosas, ni son otra cosa que modos de pensar, o sea, nociones que formamos a partir de la comparación de las cosas entre sí. Pues una sola y misma cosa puede ser al mismo tiempo buena y mala, y también indiferente. Por ejemplo, la música es buena para el que es propenso a una suave tristeza o melancolía, y es mala para el que está profundamente alterado por la emoción; en cambio, para un sordo no es buena ni mala. De todas formas, aun siendo esto así, debemos conservar esos vocablos. Pues, ya que deseamos formar una idea de hombre que sea como un modelo ideal, , nos será útil conservar esos vocablos en el sentido que he dicho (...)------------------Texto seleccionado a partir de "Ética demostrada según el orden geométrico", Spinoza, 1677 (obra póstuma) -> ver aquí texto original------------------Este texto seleccionado se publica como entrega de la serie "Los peligros de la palabra ser". Otras entregas:
En algún otro artículo publicado aquí mismo en Menéame les he hablado acerca de la pereza que, a este que les escribe, le provoca comentar sobre esas noticias y cuestiones de “rabiosa actualidad” que tanto debate parecen producir . Sin embargo, me dicen algunos de mis mayores, ya desde hace muchos años un maniqueísmo recalcitrante se ha instaurado como perversa herramienta dialéctica en cualquier asunto de esta índole, de forma que más que debates nos encontramos en un continuo e insoportable “la de Dios es Cristo”. Los dualismos tienen estas cosas, y el dualismo filosófico sigue tiznando hegemonía en nuestras cabezas, desde la de los políticos hasta la de nosotros, simples internautas. “Así habló Zaratustra”, que escribió hace tiempo un posmoderno.Yo les reconozco no saber si creer a esos mayores, al fin y al cabo lo de “cualquier tiempo pasado fue mejor” es siempre un dulce, y me temo que un poquito de leyenda hay aquí. En todo caso, sí pareciera ya complicado comentar sobre cualquier cuestión actual en un foro de internet - ya el asunto salta como una mancha negra a las charlas físicas- sin ser encasillado por la marabunta como el General Mireau o el Ransom Stoddard de la película de turno.Las referencias cinematográficas no son gratuitas. Y es que desde ese dualismo, tan incrustado en nuestras molleras, la tentación de entender todas nuestras relaciones como algo con lo ajeno, como si de una proyección en una pantalla se tratase, es grande. Del dualismo, para el que todo nuestro conocimiento se resume en una relación entre sujeto y objeto, al solipsismo, donde todos los fenómenos observados me son ajenos, hay no mucho más que un paso. Y así este dualismo en ocasiones nos hace incapaces de entender como de enrevesadas, imbricadas, articuladas y complejas son las relaciones existentes.De las relaciones atributivas y distributivas.Así que no me es extraña la cara de sorpresa que muchos tuercen cuando se levanta la manita ante esa frase que reza algo así como “las sociedades están compuestas en última instancia por individuos”. Y es que tal afirmación pareciera en un primer momento de una claridad cristalina. No es que la frase sea errónea, el individuo corpóreo es una unidad operativa, y las sociedades, en efecto, están compuestas por diferentes individuos corpóreos. Ahora bien, una cosa es reconocer esta obviedad, y otra es tratar a partir de aquí de presentar a la sociedad como una especie de asociación a posteriori de individuos, donde además se propone esta asociación como un acto de voluntarismo contractual (¡ay, Rousseau!), como si de un acuerdo mercantil se tratase (¡ay, mis nuevos liberales) – nota: el abuso de la metáfora puede ser peligroso -. No, la sociedad es siempre anterior al individuo, y el individuo es una división metódica que nosotros hacemos sobre algo previamente establecido a ese individuo. Pensar en el individuo como algo ajeno a las sociedades, como un ermitaño, eso idealismo que alguno llamaba Las robinsonadas
El juego institucionalizado es irracional. Orienta a la sociedad en una ilusión imposible: cada cual alimenta una esperanza, pero el conjunto de todas estas esperanzas individuales resulta imposible. Es la manera de negar la esperanza, en tanto desvía a la sociedad de otros mecanismos por los cuales podría esperar ese fin. Al que le toca el premio le llamamos agraciado y al que no desgraciado; las conexiones con el calvinista son literales: sabe que la Gracia de Dios solo es para unos pocos, pero sin embargo está continuamente en la esperanza.
Como en ocasiones la propia fuente resulta más esclarecedora que cualquier comentario al respecto, aquí dejo alguna de las resoluciones que el informe del Tribunal de Cuentas del 31/12/18 presentaba sobre el asunto que reza el título de este artículo:---------------------"II.3.5. Liquidación efectiva de costes en función de la separación de las fuentes de financiación (...) aunque se han clarificado y separado las fuentes de financiación en función de la naturaleza de los gastos, y ambas administraciones (Estado y Seguridad Social) han cumplido con lo previsto en cada caso en la normativa aplicable, los dilatados periodos transitorios establecidos legalmente (sobre todo para los complementos por mínimos) desde la clarificación hasta la efectiva separación, no fueron fijados obedeciendo a criterios de racionalidad económico-financiera para la Seguridad Social. Esta demora en la asunción por el Estado de la totalidad de sus compromisos ha causado un serio perjuicio al sistema, puesto que ha tenido que soportar con cargo a sus recursos (fundamentalmente cotizaciones sociales) la parte del coste no asumido por el Estado, siendo esta una de las causas fundamentales de la situación de endeudamiento y de las tensiones de liquidez que han afectado y afectan actualmente a la Seguridad Social. Así, desde el primer ejercicio en el que la LPGE previó una aportación finalista para ambos conceptos (1989), la asunción por el Estado de la totalidad del coste de la asistencia sanitaria se alargó 10 años (hasta 1999), mientras que para los complementos por mínimos se prolongó 25 años (hasta 2014). (...) Según lo expuesto, a 31 de diciembre de 2018, el proceso de separación de las fuentes de financiación contemplado en la Recomendación primera del Pacto de Toledo se encuentra concluido. No obstante, no se ha realizado una liquidación efectiva para la culminación del mismo, dado que la Seguridad Social no ha sido compensada por el Estado por los costes que hubo de asumir derivados de la asistencia sanitaria y de los complementos por mínimos, cuya naturaleza es no contributiva (...).Como consecuencia de lo expuesto en los epígrafes anteriores, el cuadro que figura a continuación, recoge una estimación de los costes asumidos por la Seguridad Social por cuenta del Estado, hasta 31 de diciembre de 2018, por determinados conceptos de naturaleza no contributiva:II.3.6. Evolución comparada de los costes que la Seguridad Social asumió por cuenta del Estado con el endeudamientodel sistema frente al Estado En el gráfico que figura a continuación, se muestra, con fines exclusivamente informativos, la evolución comparada correspondiente al periodo 1989 a 2018, de las siguientes magnitudes:
Nos dice la RAE que “agüero” es el procedimiento o práctica adivinatoria, utilizada en la antigüedad por pueblos supersticiosos, y que se basaba principalmente en la interpretación de señales, véase el canto o vuelo de las aves, ciertos fenómenos meteorológicos, etc... De “agüero” aparece otra palabra, “agorero”, esta con cierta connotación negativa, pues se dice de aquel que anuncia o predice males o desgracias.El caso es que si hacemos caso a la RAE la palabra “agüero” pareciera solo remitirnos a antiguas y olvidadas prácticas supersticiosas. Pues bien, yo les digo que en lo referente a la economía, esta disciplina donde parece obligación para algunos adivinar y afirmar con sospechosa rotundidad un trágico futuro, agüeros y agoreros a golpe de twit, titular o vídeo en Youtube están bien presentes hoy en día: chamanes y arúspices que aseguran ver en cierta señal, índice o tendencia el futuro. Y si bien prever en base a datos e intentar adelantarse a los acontecimientos parece ser algo necesario en toda nuestra actividad, como no en el análisis económico, no deja de ser curioso la repetida insistencia por parte de algunos de estos oráculos en anunciarnos el segundo advenimiento y el paseo de los cuatro jinetes.El malvado BCE. Cuestión de compromiso.Y así resulta que este que les escribe, uno que siempre fue crítico con el papel y sobre todo las vías de actuación asignadas al BCE de Maastricht, va a tener que romper una lanza a favor de este organismo, aun a riesgo de tener que abrir el paraguas, justo en un momento en que la actuación de este se ve seriamente, y no sin razones, criticada. ¿Por qué elegir un mal mayor pudiendo elegir uno menor? La economía, en tanto que es política, siempre es una cuestión de compromiso en el resultado y no de máximos. Ustedes ya conocen los sermones de nuestros pastores con esta institución y lo que el futuro nos depara, aquí mismo en Menéame se leen a diario: el malvado Banco Central, formalización institucional de henchidos burócratas, se comportaría siempre con una sorprendente imprudencia financiera al abusar, con su poder monopolístico, de la elasticidad crediticia que permite una moneda fiat, el euro, siendo así que con el fin de mantener las insostenibles deudas soberanas, este se vería a la larga abocado a recurrir a un continuo proceso inflacionario en aceleración, impresora mediante, cosa que iría en sentido contrario al principal cometido de la entidad, que no es otro que el control de precios y supervisión de la entidades de crédito.Y uno estará de acuerdo con muchas de las cosas anteriormente presentadas. Sí, el BCE es una institución de corte eminentemente burócrata, con todos los problemas asociados a este tipo de elefantes y su distancia del mundanal presente. Sí, es monopolística, si así queremos llamarlo (por eso se llama “Central”), en tanto actúa a la postre como árbitro de plazos y riesgos (si bien por otro lado pudiera parecer exagerado llamar monopolio a un Central que permite que más del 90% del dinero se realiza a través de la banca privada y la demanda de crédito). Sí, ha demostrado una más que dudosa competencia como controlador del riesgo al crédito en el mercado, a la vez que viene pareciendo su actuación como única solución momentánea a las deudas soberanas... y muchas otras vergüenzas de las que no dejaremos aquí mayores comentarios que estos: la tendencia que un banco central fiat crea en el mercado crediticio para trabajar sin liquidez, las vías mediante las cuales lanza sus estímulos, su inexistente voluntad de evitar una sobrefinanciarización de la economía, una sospechosa incapacidad o confirmada complacencia en no hacer llegar estos estímulos a eso que llamamos coloquialmente “economía real”, etc... El BCE, como cualquier central, presenta problemas de base y de funcionamiento, y no pequeños (también solemos, por otro lado, responsabilizarle de asuntos de los que no tiene competencia). Pero de esto a afirmar que la acción del BCE aboca a un continuo proceso inflacionario que nos llevará, en caso de no eliminar tal institución, a la llegada de los ciento cuarenta y cuatro mil elegidos, abogando así algunos por tiempos pretéritos hay un paso importante. No deberíamos nunca tirarnos a los brazos de la ortodoxia y doctrina oficial, siempre connivente y afanada en conseguir ciertos intereses espurios, siempre indolente con quien decidió sacrificar, actor este BCE de el flujo y concentración actual de rentas. La economía en tanto disciplina que no se cierra categorialmente es en el fondo política, y la política siempre es una cuestión de intereses, por lo que la crítica, alternativas, resistencia y presentación de contrapartidas siempre son más que necesarias. Pero también debemos advertir que no es nada nuevo esto de que cierta heterodoxia de uno y otro lado, siempre simpática en épocas complejas, asome la nariz en cada crisis para anunciarnos el fin del bloque histórico. Y un momento en el que confluiría una política de estímulo por parte del BCE junto a un aumento de, por un lado de la demanda tras la crisis del Covid-19 y por otro, de costes en materias primas, energía y en la cadena de distribución (vaya combo) es una oportunidad magnifica para la evangelización. Recuerden que los cristiandad creció con la profecía milenarista. No se trata aquí de poner paños calientes a la actual situación: el repunte de precios es una realidad que parece se va a mantener al menos algún tiempo, y nuestros bolsillos la van a notar, vaya. El temor se adueña de nosotros, y existen razones para ello. Seguro que muchos de estos apocalípticos heterodoxos presentan sus advertencias con sincera voluntad, y solo el tiempo nos dirá como se desarrollará ese futuro, siempre nebuloso para los mortales (yo les reconozco desconocerlo, estando lejos de esa rotundidad mostrada por algunos). Pero no tengamos dudas de que detrás de las filípicas de muchos otros se esconden espurios intereses ya bien conocidos. Sobre todo cuando, curiosamente, sus críticas van siempre dirigidas hacia ciertas instituciones pero por otro lado glorifican otros agentes operativos del mercado que tendrían tanta o más culpa de la situación que el BCE.Agorainflación: evolución de la inflación en la zona €, una visión internacional. “El futuro influye tanto en el presente como en el pasado” (Nietzsche)Pero dejemos por un momento el incierto futuro y centrémonos en lo conocido: ¿es verdad que la entrada del BCE ha significado un aumento acelerado de la inflación?, ¿cómo se ha comportado históricamente la estabilidad de precios antes y después de la aparición del BCE en los países ahora de la zona euro y en España?, ¿es la inflación, eso que algunos llaman “el ladrón más sutil”, la principal causa objetiva de pérdida de poder adquisitivo desde la entrada del BCE? Se suele decir que la inflación y la deflación son los dos principales enemigos de los economistas. Las perniciosas consecuencias que cualquiera de estos dos fenómenos pudieran tener en el caso de descontrolarse son conocidas, y no voy ahora a entrar en detalle de estas, pues si han llegado hasta aquí supongo que ustedes ya las conocerán. Pero a esos dos fenómenos añadiré ahora un tercero, acaso igual o más peligroso, este que he venido a llamar “Agorainflación”: el pánico infundido y anunciado. Y es que la importancia de las expectativas a futuro para la economía marcan las acciones del presente.En la siguiente gráfica observarán la evolución histórica del IPC [1] para los países de la zona euro desde 1960 hasta 2021:La línea vertical que pueden encontrar en 1999 marca el año de comienzo del mandato del BCE a plena competencia (si bien ya desde principio de los 90 comenzaría la cooperación monetaria europea). Las líneas sombreadas refieren a los periodos de recesión económica (pues pudiera ser interesante saber como se comportan los precios en épocas de crisis). Se acompaña así la gráfica con algunos datos muy sencillos que nos permitirán comparar la evolución de la inflación antes y después de la entrada del BCE.Un rápido vistazo a la gráfica habla por sí solo: mientras la media anual del IPC antes de la entrada del BCE se situaba en más de un 5,5%, con especial relevancia en este dato del proceso inflacionario de los años 70 (más abajo comentaré sobre esto), el promedio bajo la gestión del BCE se sitúa en un 1,88% (cumpliendo el BCE por el momento su objetivo de un 2%). Mientras la tendencia de la inflación de 1960 a 1999 era plana, la tendencia con el mandato del BCE era una rebaja media de inflación a un ritmo de un -0,7% anual. Y por el lado de la estabilidad, la desviación del primer periodo resulta en más de 3 veces la demostrada por el segundo (3,4% Vs.1,1% ). Y todo esto incluyendo ya el año 2021 con un 3,4% de inflación (dato cierre de septiembre).Agorainflación: evolución inflación en España, una visión local.Misma gráfica, ahora para España. De nuevo una simple mirada resulta reveladora: un promedio anual de inflación más de 4 veces superior antes del BCE a después (8,76% Vs. 2,08%), de nuevo con una especial incidencia de la crisis de los 70 en la comparativa. Una tendencia negativa que duplica en ritmo la parte BCE. Y una estabilidad de precios casi cuatro veces superior (5,71% Vs. 1,51%). De nuevo todos estos datos incluyendo ya un 4% de inflación para 2021 (dato a cierre de septiembre).¿Demuestra por tanto la acción del BCE esa “tendencia a la inflación” tan cacareada por algunos? Lo cierto es que los datos fríos de lo conocido no demuestran tal afirmación: tanto el promedio anual, como la tendencia (siempre negativa y con mayor pendiente que el anterior periodo) nos dicen lo contrario, mientras la estabilidad de precios sería mucho mayor con el BCE. Dicho esto, debemos aquí reconocer que desde la entrada del BCE, no parece que la economía se haya tenido que enfrentar, al menos por el momento, veremos ahora, a un proceso inflacionario como el propio de los años 70 con la famosa “crisis del petróleo”. Al fin y al cabo, si hoy sabemos que la política monetaria es de máxima importancia para el devenir económico general (y esa crisis de los 70 bien nos lo mostró), suelen ser otros motivos más materiales los causantes de las principales distorsiones en la evolución de precios. Recuerden que procesos inflacionarios han existido a lo largo de toda la historia, antes y después de la llegada de los bancos centrales, y a muchos les sorprendería saber que la inflación es un proceso que se da en todo ser vivo, no solo el humano. Por otro lado, en lo referente a la inflación, podemos decir que el mandato del BCE se ha tenido que enfrentar a una crisis financiera tan importante como la del 2008, contestando a esta con una fuerte política de estímulos (impresión moneda y compra de deuda soberana a tipos reducidos) para intentar paliar los efectos de esta recesión, sin resultar esto en un proceso inflacionista, más bien al contrario como podemos ver en la gráfica, negando la máxima “impresión de dinero = inflación” (las razones de esto son varias, posiblemente relacionadas con algunos de esos pecados del BCE que comentábamos más arriba, sobrefinanciarización de la economía, y en cualquier caso están todavía siendo estudiadas). Y aun si excluyésemos del análisis el periodo inflacionario de los 70 el mandato del BCE mostraría una menor inflación y una mayor estabilidad.Por otro lado soy plenamente consciente del simplismo que puede resultar presentar estos datos sin conectarlos con otros, si bien espero que el lector me disculpe, pues el objeto de este artículo es advertir sobre lo tal vez exagerado de algunas afirmaciones que se vienen presentando en los últimos meses, proporcionando una simple y rápida mirada a nuestra reciente historia en lo relativo a la evolución de precios, y no un sesudo análisis de situación. Pareciera que en ocasiones olvidamos que la política o sistema monetario no debería ser un fin en sí mismo, sino un medio. Atender solo a la evolución de precios, o argumentar que el euro se devalúa frente al oro u otros activos, como tanto y tanto se insiste por algunos, no deja de ser en cierto modo una irrelevancia frente a otras cuestiones: ¿es este o aquel sistema más o menos estable, más o menos resiliente o volátil frente a las crisis?, ¿cómo conecta con la renta y la capacidad de consumo?, ¿cómo se comporta frente a las fricciones del mercado?, ¿qué relación tiene con la deuda pública y privada?. Y sobre todo, ¿cuánto es debido a la política monetaria y cuanto no?, ¿superan las alternativas a todo esto?... Posiblemente sean en la capacidad que tengamos de conectar estas cuestiones donde encontremos los problemas endémicos de nuestras economías, y no en la simple actuación del BCE, la política monetaria o la evolución de precios. Cuestiones esas otras de las que sospechosamente muchos no parecen denunciar con tanto ahínco, más bien en ocasiones las toman como algo “natural” (que bien eso de naturalizar ciertos problemas y humanizar otros, ¿verdad?...).Si el actual repunte de los precios que vivimos a nivel global en este 2021 es la antesala de una nueva crisis inflacionaria, o si por el contrario solo será una situación circunstancial, nos será revelado según pase el tiempo. Yo les insisto en que desconozco la respuesta. Sin duda el repunte de este 2021, parece ya difícil que no se prolongue al menos a buena parte del 2022, alineándose, como veíamos más arriba, un aumento de demanda tras la crisis del Covid, un aumento de costes de materias primas y energía, junto con un reajuste de costes en la cadena de distribución, situación que nos debe poner alerta. Y mucho. Pero levantar las manos y empezar a correr en círculos, despotricando día sí y día también contra la política de un Central que, al menos por el momento, demuestra un cierto control sobre precios, o hablando ya de proceso “hiperinflacionario” como algunos ya se han lanzado a decir (investiguen ustedes lo que es técnicamente una hiperinflación y valoren si los datos que conocemos nos apuntan a ello) pareciera más propio, al menos todavía, de ser víctima del momento que de una reflexión serena a la luz de los datos conocidos. O de algo peor.Abro paraguas...------------------------------------------------------[1] Una viejo debate entorno al índice de precios es hasta qué punto el IPC es un correcto indicador para medir la evolución de los precios. El IPC mide la evolución del precio de una serie de artículos, cosa que deja fuera del calculo otras, con las consecuentes distorsiones que esto podría acarrear. Si aquí se ha dado detalle del IPC es porque 1) es el índice utilizado de forma estándar para medir la evolución de precios 2) incluye la evolución de precios de alimentos no procesados y energía (a diferencia del “IPC subyacente”), algo importante a conocer dada la actual coyuntura y 3) fuera del IPC (sea armonizado, deflactado o subyacente) no existe ningún índice estandarizado y de aceptación 4) nos permite conocer el índice de precios de los productos y servicios que se consideran como recurrentes, dejando fuera mercados residuales que podrían desvirtuar el calculo (por ejemplo, el evolución de precios de los yates poco importa a nivel general).[2] Como me dicen que escribo artículos demasiado largos para esto de la internete (y tienen razón, como ven soy incapaz de hacerlos más cortos), dejaré tal vez para otro día la incidencia de la inflación en el poder adquisitivo del asalariado medio. Más que otra cosa para que veamos todos juntos si es verdad eso de que la inflación es lo que más ha venido afectando a su poder adquisitivo, o más bien fueran otros motivos sobre los que, curiosamente, no parecen algunos publicitar tanto, sino defenderlos. De aperitivo:------------------------------Otros artículos:
Leemos en la prensa esta semana que Errejón, cara más visible de la formación Más País, criticaba la nueva ley de vivienda que el gobierno en coalición PSOE-UP nos anunciaba (medida ya noticiada hasta la saciedad, que ustedes ya conocen y de la que por tanto podemos ahorrarnos aquí dar más detalle), llegando a sugerir que el nuevo acuerdo no pasaba de ser una medida electoralista, o al menos poco efectista, en tanto dejaba a cada comunidad autónoma y ayuntamiento la potestad final para aplicarla o no. Veo en la prensa que tenemos, por supuesto, Tweet del interfecto:¿Acaso será posible que Errejón, un doctorado en politología, acabe de descubrir por donde se rompen las costuras de una política de izquierdas cuando esta intenta hilvanarse con una visión que lleva, no en pocas ocasiones, al menos a un autonomismo molecular de la administración, posición esta que el mismo Errejón y tantos otros de nuestra izquierda defienden en otras ocasiones?; ¿o será, como ya nos viene acostumbrando Más País, no mucho más que un nuevo cambio de timón para la formación, en espera del siguiente?Aunque por otro lado, y siendo justos con el gobierno, Sr. Errejón, nuestra misma constitución, esa que tan centralista es para muchos, ya recoge que las competencias en vivienda serán de las CCAA.¿Entonces todo bien o no, Errejón?.
Al hilo del artículo publicado aquí mismo en Menéame no hace apenas tres días, Los peligros de la palabra "ser" (III): Ryle y error lógico categorial. El mito de Descartes" class="content-link" style="color: rgb(227, 86, 20)" data-toggle="popover" data-popover-type="link" data-popover-url="/tooltip/link/peligros-palabra-ser-iii-error-logico-categorial-mito-descartes">Los peligros de la palabra "ser" (III): Ryle y error lógico categorial. El mito de Descartes (si tienen un ratillo debo recomendar leerlo antes de este, aunque no sea muy elegante esto de autocitarse y autorecomendarse) quisiera dejar un pequeño ejemplo de error categorial, acaso intentando resolver alguna duda que otros usuarios de Menéame han planteado en alguna ocasión relacionado con el asunto. Además, este mismo ejemplo pudiera dar buena cuenta de las implicaciones que este tipo de error tendría en otras áreas diferentes al http://www.sefaweb.es/el-problema-mente-cuerpo/#:~:text=El%20problema%20mente%2Dcuerpo%20puede,general%2C%20nuestros%20estados%20f%C3%ADsicos).&text=La%20tradici%C3%B3n%20plat%C3%B3nica%20sostuvo%20que,cual%20es%20material%20y%20perecedero." target="_blank" class="content-link external" style="color: rgb(227, 86, 20)">problema “mente/cuerpo” del que propiamente trata el artículo citado anteriormente. Vamos allá:Imaginemos que un extraterrestre estuviera investigando a los humanos. Registra, en dos observaciones diferentes un evento parecido: un futbolista que lanza un penalti y hace gol. En la primera observación, al gol le sigue una muy comedida celebración, la propia cuando el equipo ya se encuentra eliminado virtualmente de un mundial, mientras en la segunda la celebración es muy vigorosa, incluso extendiéndose por toda la ciudad y país. La correspondiente a ganar un mundial.Nuestro extraterrestre quiere saber cuál es la diferencia que justifica esas distintas reacciones, y analiza físicamente (lo mismo sería si lo hiciera químicamente, o biológicamente, etc.) ambos procesos. Comprueba que el pie, los músculos, tendones, nervios e incluso conexiones neuronales implicados en el lanzamiento de ambos penaltis son los mismos: lo mismo para el impacto y la fuerza ejercida sobre el balón, la trayectoria que este siguió, el patrón parabólico, las porterías, los materiales, etc.Nosotros conocemos que la diferencia entre la reacción al primer gol y al segundo corresponde a que con uno no se consigue nada que socialmente se entienda como relevante, pero con el otro se pudiera ganar un mundial de fútbol. El alienígena, sin embargo, no conoce esto: por mucho que busque en las propiedades y relaciones físicas del cuerpo de los futbolistas, del balón, del campo de fútbol, del césped, de la grada, de los materiales, de la climatología, etc., no podrá encontrar la diferencia que justifica la distinta reacción ante el gol. Está buscando, dicho de forma coloquial, en sitio erróneo. Lo que hace a un gol ser la diferencia entre ganar o no un mundial, causa de las distintas reacciones, no es una propiedad física del gol o una relación física de este con otros agentes. Y aquí enganchamos con el artículo sobre el “error lógico categorial” de Ryle más arriba enlazado, en tanto que el extraterrestre estaría cometiendo un tipo de error categorial, este es, buscar una explicación de una ocurrencia social y normativa en un proceso físico. A pesar de que todo en los dos campos de fútbol era físico, el porqué de la diferente reacción no pertenece a este nivel de explicación.Pues lo mismo sucede, según Ryle, cuando tratamos el famoso problema “mente/cuerpo”: el error al intentar explicar como una decisión desde un supuesto proceso mental es capaz de crear una activación neuronal (que a la postre creará una acción corporal, por ejemplo) no es diferente al error que comete nuestro extraterrestre al intentar explicar desde la física las diferentes reacciones a los goles. El nivel lógico al referirnos a lo psicológico, a lo mental, a la conciencia, etc. (ponga aquí el vocabulario que quiera respecto al asunto) es diferente al físico, y proponer una descripción psicológica como causa de un suceso físico es un error a la hora de seleccionar la correcta categoría y atributos lógicos que responden a la cuestión. Y de la misma manera en que el extraterrestre se equivocaría si, al no poder explicar las diferentes reacciones al gol desde la física, afirmara la existencia de una nueva substancia o entidad que sea causa de tal diferencia (cayendo en el dualismo), el error categorial invade de igual modo el problema mente/cuerpo, en tanto este problema trata de resolver lo que es, ya de base, una cuestión corrupta, al dar por supuesta a priori la existencia de una substancia o entidad, la mente, a la que se le atribuye una interacción causal con las acciones, las conductas, etc. Nótese que Ryle no entra a negar la existencia de la mente, sino que lo que pone en duda con su idea de "error lógico categorial" es que procesos físicos se puedan justificar como efectos de procesos mentales, al hallarse mente y cuerpo en niveles lógicos diferentes (para mejor explicación de esto último ver más el artículo original).Tal vez cada ciencia “dura” consiga en un futuro la explicación completa desde su propio cierre categorial [1], pero aun así será un error mezclar las explicaciones. O en palabras del propio Ryle:"Los físicos podrán haber encontrado algún día la respuesta a todas las preguntas físicas, pero no todas las preguntas son preguntas físicas. Las leyes que han encontrado y encontrarán pueden, en un sentido metafórico del verbo, regir todo lo que ocurre, pero no ordenan todo lo que ocurre. (...) Palabras como explicación, ley, regla, principio, por qué, porque, causa, razón, gobernar, necesario, etc., tienen un rango de sentidos típicamente diferente. (...) De hecho, tal vez todas las preguntas de forma "¿por qué?" de un cierto tipo sean solucionables en esos términos, y ninguna pregunta de la forma "¿por qué"? de otro tipo lo sea únicamente en ellos."Por cierto: alguien tendría que decirle esto mismo a algunos de nuestros “duros” cientificistas extraterrestes... -----------------[1] Una objeción muy escuchada ante todo esto sería aquella que refiere a la transversalidad científica: si bien solo la física no podría dar una explicación completa a la diferencia en esas dos diferentes reacciones al gol, sería la combinación de diferentes conocimientos “duros” (en contraposición a las llamadas ciencias “blandas”), conocimientos físicos, químicos, biológicos, etc., los que podrían explicar la diferencia en el fenómeno. De esta manera, la combinación de conocimientos biológicos (como pudiera ser el nivel de adrenalina o sudoración de los espectadores), químicos (la misma adrenalina estudiada desde el nivel químico) o físicos, etc. podrían dar explicación completa a la diferencia en las reacciones ante el gol. Es importante a este aspecto destacar dos puntos: en primer lugar esta posición estaría aceptando el cierre categorial; cada ciencia estaría limitada en su conocimiento posible por los axiomas que esta misma ciencia presenta, no llegando ninguna ciencia por si sola a explicar a todo nivel lógico las cuestiones. Y por otro lado parece complicado que incluso la combinación de conocimientos científicos “duros” pudiera dar respuesta más allá de ciertas relaciones ocurridas durante los fenómenos en cuestión: podrá describirnos los fenómenos, pero no el porqué de la diferencia de ambos. -------------Este artículo se publica como anexo o complemento a la tercera entrega de la serie "Los peligros de la palabra ser":
Quienes tengan trato asiduo con los más pequeños lo conocerán: esa literalidad en el uso del lenguaje con la que en ocasiones nos sorprenden. Lo que en un principio son las limitaciones propias de aquellos, los pequeños, que se encuentran aún en una temprana etapa del desarrollo del lenguaje y el pensamiento abstracto, sirve sin embargo en ocasiones para hacernos notar nuestros propios vicios, errores lógicos y abusos del lenguaje que como adultos cometemos.Un ejemplo propio de esto mismo y que me anima a escribirles: resulta que con esto del comienzo de curso escolar, conversábamos mi mujer y yo en el coche sobre algunos cambios que se habían realizado en lo respectivo al mobiliario de la clase de la pequeña. Teorizaba yo con que esos cambios pudieran deberse a medidas relacionadas con el coronavirus; en un momento dado de la conversación dije algo así como “(...) y será la prudencia lo que ha llevado a la guardería a comprar más mesas”... momento tras el cual mi hija mayor exclamaría, tonillo de resabida mediante: “papá, una guardería no puede ir a comprar nada”... Imaginen: uno trata de explicar a la niña como es eso de que en ocasiones se utilizan ciertas abstracciones y formalismos (no con estas palabras, claro) para que las personas nos entendamos al hablar, explicación que apuesto no tuvo ningún éxito, pues tras soltarle el rollo a la niña, lo primero que esta me preguntó fue sobre el significado de eso de “la prudencia”, y lo segundo, tras debida respuesta, fue de nuevo preguntarme “¿y como llevó la prudencia a la guardería a comprar, en coche?”... Gilbert Ryle y “El Concepto de lo Mental”: el error lógico categorial.“Estamos en la oscuridad acerca de la naturaleza de los problemas y los métodos filosóficos, si estamos en la oscuridad acerca de los tipos o categorías” (Ryle, “Categoría”, 1938).A Gilbert Ryle (Brighton 1900 – Oxford 1976) se le considera uno de los representantes de la escuela anglosajona de mediados del S. XX y por tanto de la llamada filosofía analítica, esa especie de policías del lenguaje y de sus formas lógicas de enunciado. Las propuestas de Ryle han tenido una importante influencia tanto en la propia escuela analítica como en posteriores autores, es especial en relación a la filosofía de la mente.En “El Concepto de lo Mental” (“The Concept of Mind”, 1949) Ryle nos mostrará lo que se ha venido a denominar el “error lógico categorial”. Estrictamente se define como un error lingüístico de tipo particular en el que se incurre cuando una determinada cuestión recibe una respuesta de un tipo o nivel lógico diferente. Ryle nos invita a pensar en lo que se ha convertido ya en un ejemplo clásico: alguien que viaja hasta Oxford a visitar a un amigo y le pide a este, profesor, que le enseñe la universidad. El profesor le muestra la torre, el auditorio, charlan con otros profesores y estudiantes, dan un paseo por el jardín botánico donde contemplan diferentes plantas y árboles, le enseña el telescopio, etc… Al acabar la visita, el viajero se vuelve a su amigo y le dice: “Todo lo que hemos visto es maravilloso pero, ¿cuándo veremos la universidad?”.En este ejemplo, el error categorial aparece cuando igualamos a un mismo nivel lógico lo que es una abstracción formal (en el ejemplo la universidad) con objetos o fenómenos concretos que nuestros sentidos perciben (la torre, los árboles, el telescopio, etc.). La confusión está en suponer que una afirmación de una cierta categoría (en este caso una abstracción dependiente de las relaciones entre sus partes, la universidad) puede ser tratada como una de categoría diferente (como objeto intuitivo). En el mismo error categorial se caería, propone Ryle con otros ejemplos, si al asistir a un desfile militar y tras ver a la infantería y caballería marchar, se preguntara cuándo veremos pasar al ejército; o si al asistir a un partido de cricket y tras ver a los jugadores y el campo desde la grada buscásemos con la mirada el “espíritu de equipo”.Ryle nos llamará la atención sobre como cada categoría tiene una serie de atributos lógicos posibles (“poderes lógicos” los llama Ryle). En los ejemplos anteriores, los objetos sensibles tienen el atributo de poder ser captados por nuestros sentidos, mientras que captar los formalismos dependería del conocimiento que tengamos sobre las relaciones entre partes que lo forman. Cada enunciado tendría una serie de relaciones lógicas compatibles con unas proposiciones e incompatibles con otras. Usar una cierta afirmación como perteneciente a la categoría errónea conlleva atribuirla atributos lógicos que no le pertenecen (“ver la universidad” en el ejemplo), y así el daño invade a otras proposiciones con las que se relaciona. “Llora porque está triste”: causalidad y conducta como error categorial.Sin duda estos ejemplos son exagerados, les excusa su evidente objetivo ilustrativo, y diríamos que ninguna persona con ciertas competencias los cometería. Sin embargo, es conocida la dificultad en no caer en las falacias lógicas: su sutileza, uso cotidiano y eficacia para resolver situaciones exigen un enorme esfuerzo para esquivarlas. Al fin y al cabo parece que la existencia de estos sesgos y errores lógicos tienen una razón práctica y evolutiva.Veamos así ahora otros ejemplos con los siguientes enunciados: “el tronco fue talado por el filo de una sierra” y comparemos esta proposición con este otra enunciado tan de uso diario: “llora porque está triste”. Ambos enunciados se nos presentan como explicaciones a un fenómeno, la tala del árbol en un caso y el lloro en el otro, si bien son explicaciones muy diferentes. La primera explicación es causal, una afirmación de la que podemos inferir un relato mecánico de los procesos que condujeron a que el árbol fuera talado, mientras la segunda, “llora porque está triste”, no nos ofrece una explicación. Sabemos que está triste porque llora y explicamos que llora diciendo que está triste. Presentamos un supuesto estado mental, la tristeza, y lo utilizamos tanto para la descripción como para la explicación; explicamos el fenómeno con el mismo fenómeno. Estamos ante un error categorial: igualamos a la misma categoría lógica el fenómeno que nuestros sentidos intuyen (llorar) con la supuesta causa.En línea con este último ejemplo, comparemos de nuevo otras dos afirmaciones: “Pepito es amable” y “la codicia es reprensible”. De nuevo los dos enunciados parecieran tener una misma estructura, los dos nos dan información sobre algo. Sin embargo, asumir que ambas afirmaciones comparten una misma estructura lógica puede llevarnos a una serie de incoherencias, como pensar que a la codicia se le pudiera reprender. Ambas afirmaciones parecen hablar de un sujeto singular, Pepito y La Codicia (las mayúsculas aquí no son casuales), pero en realidad sólo la primera lo hace, la segunda se refiere a una idea (“aserciones cuasiplatónicas” las llama Ryle). La categoría lógica donde se encuentra la idea de codicia no es la misma en la que se encuentra Pepito. La codicia no es reprensible, lo reprensible será, en todo caso, aquellas personas cuya conducta sea codiciosa (dejaremos para otro artículo el análisis de la idea de persona o individuo, que también se las trae...). Como indicábamos más arriba, el error aparece al suponer que una afirmación de una cierta categoría (como es el caso de las aserciones cuasiplatónicas) pueden ser tratadas como una de categoría diferente (una afirmación sobre un particular).Vistos estos dos casos, de nuevo se han buscado ejemplos más o menos evidentes, muchos no verán un especial problema, aunque tal vez algunos lectores comiencen a ver lo complicado que en el uso diario del lenguaje y de su estructura gramatical y semántica nos resulta no caer en errores categoriales. Al fin y al cabo podríamos decir que cuando afirmamos que la codicia es reprensible estamos siendo perfectamente conscientes de que, en este contexto, no es más que una forma de resumir algo así como “las conductas codiciosas” y que, de esta manera, cuando afirmamos que “la codicia es reprensible” estaríamos economizando la frase “las personas con conductas codiciosas son reprensibles”. Las abstracciones y sustantivaciones, capacidades que se han demostrado fundamentales para nuestra evolución, nos sirven como forma eficaz de entender el mundo y comunicarnos. Y sería así siempre que seamos conscientes de esto al realizar tales afirmaciones: no lo era mi hija al aplicar a la guardería o la prudencia atributos lógicos propios de sujetos operativos humanos (“ir a comprar”,” llevar en el coche”), cometiendo un error categorial muy propio de los niños (por aquí excusaremos a la niña). Pero los adultos, ¿siempre somos conscientes de estos usos del lenguaje?, ¿o por el contrario estos errores categoriales dominan nuestra forma de entender el mundo?“La prudencia”: de la relación “sujeto-realidad" a la idea de mente. Las humanos somos expertos en etiquetar lo que nos rodea, en especial a otras personas. Afirmaciones, a veces privadas y otras veces públicas, configuran buena parte de como juzgamos a los demás: “este es valiente”, “aquel es generoso”, “ese es obediente", etc. componen buena parte de nuestro entendimiento sobre lo que nos rodea. Siguiendo con el ejemplo de “la prudencia”: a mi amigo Juan lo considero una persona prudente: su forma general de comportarse o su manera típica de afrontar incertidumbres, así me lo han demostrado. Podría afirmar por tanto que “Juan se comporta regularmente de forma prudente”, afirmación que a su vez solemos resumir en otra: “Juan es una persona prudente”. Aquí el uso del verbo ser es correcto, pero peligroso: se pasa a utilizar el verbo que por definición y uso denota esencia, con el riesgo de deslizar el campo semántico desde la conducta (se comporta de tal modo) a la esencia (es de tal modo), pasándose de la propiedad relacional (la forma o manera en la que mi amigo Juan interactúa con lo que le rodea) a la propiedad esencial. De nuevo, siempre que seamos conscientes de esto, no hay problema. Pero si por el contrario acabáramos asociando por uso la palabra “ser” a la esencia del sujeto, podríamos llegar al punto en el que Juan ya no se comporta de manera prudente, sino en virtud de algo que Juan posee y que es parte de este: la prudencia (nótese que aquí no estamos entrando a debatir sobre si ciertas comportamientos recurrentes tienen una base innata o son solo resultados del aprendizaje, no es este el objeto de este artículo; tan solo afirmamos que en cualquier caso algo como la prudencia de Juan solo se puede demostrar poniendo en relación el acto del individuo, Juan, con eso que solemos llamar realidad). Y con esto ya hemos introducido un sustantivo: la prudencia. Hemos así sustantivado, convertido a la categoría de ser, lo que en principio es solo un adjetivo (prudente) que hace referencia al tipo de relaciones que Juan realiza con su entorno. Y como a todo sustantivo le corresponde por su categoría lógica, es fácil que los despistados caigamos en asociarle atributos propios de esta categoría, aunque en realidad no le pertenezcan, en nuestro caso uno propio de los seres: el de extensión, un atributo espacial... ¿Y dónde por tanto colocamos a “la prudencia”, con su atributo de extensión?, ¿en qué lugar situamos lo que es ahora una cualidad esencial del sujeto? La primera respuesta se hace evidente: en tanto es esencia del sujeto, la prudencia debe situarse en el propio sujeto que actúa con prudencia: en las entrañas, en el corazón, en el espíritu... Diremos en nuestro presente: en la mente.El mito de Descartes: el dogma del fantasma en la máquina.Llegamos así al punto central del libro de Ryle: su ataque frontal a lo que, según sus propias palabras, compone la doctrina oficial que él mismo denominará como “el mito de Descartes”:“(...) Espero probar que [la doctrina oficial] es un gran error, uno de una clase especial, a saber, es un error categorial. Representa los hechos de la vida mental como si pertenecieran a un tipo o categoría lógica (o a un rango de tipos o categorías), cuando en realidad pertenecen a otra. (...) El propósito destructivo que persigo es mostrar que la teoría de la doble vida tiene su origen en un conjunto de profundos errores categoriales. (...)” Refiere así Ryle a la idea que propone a los humanos como compuestos de un cuerpo y una mente, presentando a ambas partes como pertenecientes a una misma categoría lógica y en cierta manera entendidos como independientes uno del otro. Y si no fíjense en estas frases tan escuchada tipo “a veces actúo sin ser yo mismo”, como si uno fuera algo diferente a ese cuerpo que actúa. Frases que denotan una manera de entender la mente como una suerte de “fantasma en la máquina”, la mente como una entidad rectora, envuelta aún en misterio y enigma, diferente pero unida a ese cuerpo que no sería más que la mecánica del individuo: el viejo dualismo cuerpo-alma, pero pasado por el tamiz del lenguaje moderno de Descartes; el nuevo dualismo mente-cuerpo. En palabras de Ryle:“El dogma del "fantasma en la máquina" sostiene que existen cuerpos y mentes, que acaecen procesos físicos y procesos mentales, que los movimientos corporales tienen causas mecánicas y causas mentales. Mi tesis es que éstas y otras conjunciones análogas son absurdas. Debe observarse (...) [que] no niego, por ejemplo, que acaezcan procesos mentales. Dividir y hacer una broma lo son. Sostengo que la frase "hay procesos mentales" no tiene el mismo significado que la frase "hay procesos físicos" y que, en consecuencia, carece de sentido su conjunción o su disyunción."Para Ryle, gran parte de la filosofía y ciencia moderna, heredera de Descartes, estaría tiznada por este error. La famosa http://www.sefaweb.es/el-problema-mente-cuerpo/#:~:text=El%20problema%20mente%2Dcuerpo%20puede,general%2C%20nuestros%20estados%20f%C3%ADsicos).&text=La%20tradici%C3%B3n%20plat%C3%B3nica%20sostuvo%20que,cual%20es%20material%20y%20perecedero." target="_blank" class="content-link external" style="color: rgb(227, 86, 20)">problemática mente-cuerpo, la dificultad para determinar la relación entre nuestros estados mentales y nuestros estados corporales, implica un error categorial, en tanto coloca como equivalentes lógicos a ambos, dotándolos de un mismo tipo de existencia y categoría ontológica, e intentando en base a esto analizar sus relaciones. Para Ryle, muy al contrario, es justo porque cuerpo y mente no pertenecen a una misma categoría lógica por lo que no pueden tratarse como términos opuestos:"[...] "mental" no denota un estado o condición tal que podamos preguntar con sentido de una cosa o evento dados, si es mental o físico, si está "en la mente" o "en el mundo externo". Hablar de la mente de una persona no es hablar de un depósito en el que se puedan alojar objetos que nos está prohibido alojar en otro depósito llamado "mundo físico". Es, más bien, hablar de las aptitudes, debilidades y propensiones de esa persona para hacer y padecer determinados tipos de cosas en el mundo de todos los días." En vez de dos realidades, mente y cuerpo, lo que tenemos es una misma realidad designada por dos sistemas conceptuales y lógicos diferentes: el mental y el físico. Hablar de la voluntad y de los actos volitivos, de la inteligencia y de los actos inteligentes, de la prudencia y de los actos prudentes... buena parte de todo este vocabulario que hoy en día utilizamos para referirnos a la mente simplemente sería una forma distinta de describir las disposiciones conductuales: al igual que veíamos que la universidad o la guardería son abstracciones formales dependientes de las relaciones entre partes, la idea de mente con sus disposiciones mentales (como “la prudencia”) referiría de igual manera al tipo de relaciones que el sujeto operatorio realiza con su entorno. Que exista un discurso en el que hablemos de la existencia de procesos mentales, no debe llevarnos a inferir que la mente soporte atributos lógicos que pertenecen a objetos físicos, creando así una nueva entidad o substancia, y presentando en ocasiones la mente como aquello que sostiene a los estados mentales o es sede y rector de los mismos, creando así una artificiosa realidad paralela, ese “fantasma en la máquina” en el que en ocasiones caemos, propio de la siempre tentativa sustantivación metafísica.Ryle en la historia de filosofía de la mente.“Decir que una persona apretó el gatillo intencionalmente es expresar al menos una proposición conjuntiva, afirmando la ocurrencia de un acto en el escenario físico y de otro en el mental, y que, de acuerdo con la mayoría de las versiones del mito, es expresar una proposición causal, afirmando que el acto corporal de apretar el gatillo fue el efecto del acto mental de querer apretarlo..(...)[El] problema del libre albedrío consistió, entonces, en la posibilidad de reconciliar la hipótesis de que la mente debe ser descrita en términos tomados de las categorías de la mecánica con el hecho de que la conducta humana, en su manifestación más elevada, no es lo mismo que el funcionamiento de las máquinas.” (Ryle, "El Concepto de lo Mental", 1949)“El Concepto de lo Mental” se consideró como una importante contribución a la filosofía del lenguaje y de la mente (con todas las implicaciones que esto conlleva, véase la anterior cita como ejemplo). Algunos autores han referido a la obra como un “conductismo lógico” (en línea con algunos planteamientos de Wittgenstein), que si bien no debemos confundir con la psicología conductista (la de Paulov, Skinner o Watson), si parece referirnos a la idea de la “caja negra”, según la cual sólo podemos referirnos a conductas observables y no podemos inferir con certeza la existencia de procesos mentales. A este respecto es importante destacar que Ryle no negaría nunca los procesos mentales, sino más bien advertiría que gran parte de los conceptos que utilizamos diariamente para referirnos a la mente no son más que etiquetas para categorizar conductas, apareciendo así el error lógico al utilizar estas mismas etiquetas cuando queremos explicar la conducta. En cualquier caso los planteamientos de Ryle se insertan en la importante, amplia y aún lejos de resolver polémica sobre esta materia, donde posiciones conductistas, neo-cartesianas, cognitivistas, funcionalistas, emergentistas o materialistas (en sus versiones más o menos fisicalistas) se enfrentan y se combinan para dar respuesta.Dos objeciones clásicas a la propuesta de Ryle serían, por un lado, que las disposiciones a la conducta no son suficientes ni necesarias para colegir estados mentales: un robot en control remoto, que no tiene estados mentales ni es causa primera de sus acciones, podría demostrar todas las conductas que nos permite atribuir disposiciones a la conducta. Y por otro lado un sujeto podría estar en un estado mental sin demostrar ninguna conducta que permita atribuirle disposiciones a la conducta alguna: el vínculo a priori entre disposición mental y conducta no es lo suficientemente directo para demostrar una reducción de lo mental a disposiciones de la conducta (a este último punto es interesante ver el experimento mental de los Super-Super Espartanos de Putnam).Para finalizar, en esta ocasión, me gustaría dejarles con una reflexión de Ryle creo que muy interesante para los tiempos que nos tocaron vivir: En la búsqueda del yo, uno no puede ser simultáneamente el cazador y el cazado (...) La soledad absoluta es el destino inevitable del alma. Solo los cuerpos pueden encontrarse.--------------------------------------------------------------------------------Este artículo se publica como la tercera entrega de la serie "Los peligros de la palabra ser". Otras entregas:
"Una economía de libre mercado sería el distribuidor más eficiente de riqueza y soberanía, debido a que un mercado regido por su propia dinámica podría otorgar a cada quien lo que merece de acuerdo con su esfuerzo y sus capacidades (...)" (Hayek, "El Atavismo de la Justicia Social, 1976)
#103 guay, pero Murcia no está en la meseta.