Hoy he dormido con la ventana abierta porque hacía caloret. A las 7:00 me han despertado los gritos de un joven, que por alguna razón que desconozco, se estaba cagando en los muertos de una tal Nerea. También se escuchaba algún otro grito de ¡Policía!, no sé si de la policía en sí, haciendo ver que estaban ahí, o de algún otro llamando a la policía. Cuando todo esto ha pasado y volvía yo a retomar el sueño, un vecino del lugar ha salido con su perro a pasear, el puto perro que se pasa todo el rato ladrando, los putos 30 minutos que está en la calle. Cuando ya por fin me estaba quedando dormido, tocaba la hora de levantarse para trabajar. He salido de casa al bar a desayunar, al que tengo que llegar después de subir una puta cuesta que parece un puerto de primera del Tour de Francia. El puto bar estaba cerrado, porque hoy es festivo en Euskadi, así que he tenido que dar una vuelta para ir a otro bar al que podía haber llegado sin tener que subir la cuesta anterior. Además, aunque hoy sea festivo en Euskadi, tengo que trabajar porque los putos valencianos no tienen festivo. Horchata sí tienen, pero festivo no. Horchata sí, festivo no. Ojalá se llenen sus playas de madrileños
Me hace mucha gracia la cantidad de cuñados que cuando se habla de que los servicios de retransmisión, que probablemente tengan contratados, van a empeorar, saltan diciendo que las empresas funcionan así, que es el mercado, que les ha salido bien la jugada, que ganan más y gastan menos,...
Vale, perfecto, no queremos que les vaya mal, solo que no lo empeoren limitando el uso, subiendo precios o añadiendo publicidad entre otros. Me parece una postura muy digna, entendemos el mundo empresarial, no somos catetos. Simplemente se comparte el sentimiento de frustración como clientes, y se toman las medidas que cada uno considere: baja, ir a la bahía, cambiar de servicios, ...
Es que parece que cuando salta alguna noticia de servicios de retransmisión, todos los cuñados acuden como moscas a la mierda para justificar que lo están haciendo bien y que lo único que podemos hacer es callarnos