Aquí lo que pasa es que querían pegar un pelotazo urbanístico del 15 (además del de los talleres). Que aquí trajeron a Bofil, pagándole una pasta, sólo por darse un paseo en helicóptero por encima de la zona que iba a quedar libre.
Ahora que se han dado cuenta de que el faraónico proyecto de viviendas se lo tendrían que comer con patatas, pues nadie pone interés en que los talleres puedan trasladarse a su nueva ubicación.
Otra historia de megalomanía truncada a medio camino por la crisis. Naturalmente pagada por todos nosotros.
Esas pastillas son una excelente manera de tener pis más caro de lo habitual