La generación del "prohibido prohibir" y sus seguidores más rabiosos parece que ya no se acuerdan de sus propios lemas.
Este afán abolicionista, cuando no es un acto de revanchismo, es un claro síntoma de la incapacidad de nuestra sociedad para convivir si no es por medio de un sistema férreo de coerción. Toda vez que hemos dado por admitida nuestra incapacidad para educar en el respeto, en la convivencia y en unas normas de urbanidad que nos permitan tener una sociedad mejor, nos hemos lanzado a prohibir, a castigar, a judicializar la vida al fin y al cabo. En otras palabras, lo que tanto odiaban los del “prohibido prohibir” parece ser su única receta para construir una sociedad.
http://eleganciaperdida.blogspot.com/2009/07/prohibido-prohibir.html
#142 Tienes toda la razón. Por esa misma regla de tres como los antitaurinos son una minoría de la población española, me parece que no debería ni plantearse esto del referéndum. Aunque en algunos lugares como Cataluña, lo que pretende esa minoría es acabar con los toros por medio de una propuesta legislativa, que sobre el papel suena muy democrático. Pero no les quepa duda a los abolicionistas que los aficionados taurinos, que pagan cientos de euros por disfrutar de una buena tarde de toros, se van a tirar a la calle y a demostrar dónde están las mayorías y dónde las minorías en este país.
Curiosamente la mayoría de los que quieren acabar con las corridas de toros se sienten progresistas y muy liberales, pero en realidad lo que quieren es coartar las libertades de todos aquellos que no tienen el mismo gusto que ellos.