Todos han notado la contradicción de los que hasta hace poco calificaban el Emirato Islámico de «combatientes de la libertad», cuando esa organización operaba en Siria, y ahora se indignan ante sus fechorías en Irak. Pero ese discurso –de por sí incoherente– resulta perfectamente lógico en el plano estratégico: los mismos individuos debían ser presentados como aliados ayer y hoy como enemigos, aunque siempre estuvieron –y siguen estando– a las órdenes de Washington.
En los círculos cupulares europeos corre la versión de un pacto "secreto" de "gas por tierra" entre Merkel y Putin con el fin de resolver la crisis ucrania. Margareta Pagano, del rotativo británico The Independent, divulga el plan secreto que "depende de dos principales ambiciones: estabilizar las fronteras de Ucrania y proveer financieramente al atribulado país con un estímulo económico vigoroso, particularmente, un nuevo acuerdo energético que garantice la seguridad del abasto de gas".
Después de 3 años de guerra contra Siria, los «occidentales» extienden deliberadamente su ofensiva a Irak y también a Palestina. Tras las aparentes contradicciones políticas entre partidos religiosos y partidos laicos, fuertes intereses económicos constituyen la verdadera explicación de esta estrategia. En el Levante, son muchos los grupos que han cambiado repetidamente de bando. Pero no debemos perder de vista que los yacimientos de gas siguen en los mismos lugares.
El pedido de la Casa Blanca de tener a su disposición 500 millones de dólares para apoyar la «oposición siria moderada», la misma que el presidente Obama había calificado de «incapaz de derrocar al presidente Assad», ha sido presentada como una implicación tardía de Washington en Siria. Para Thierry Meyssan, Siria no es el verdadero blanco. Estados Unidos está instalando importantes ejércitos alrededor de Irak pero amenaza un tercer objetivo.
Al mismo grupo sunita Estado Islámico de Irak y el Levante” (Isil), que significa Daesh en árabe, Estados Unidos lo apoya (¡supersic!) con el fin de derrocar al presidente sirio Bashar Assad (de la secta alawita, una excrecencia del chiísmo), y lo combate (¡supersic!) simultáneamente para defender en apariencia al atribulado gobierno de su aliado chiíta árabe Nuri Maliki.
Mientras los medios de prensa occidentales presentan al Emirato Islámico en Irak y el Levante como una banda de yihadistas capaces de recitar el Corán de memoria, ese grupo armado ha iniciado en Irak la guerra del petróleo. Con ayuda de Israel, el EIIL ha cortado el abastecimiento de petróleo a Siria y ha hecho posible que el gobierno local del Kurdistán pueda robarse el petróleo de Kirkuk. La venta del crudo de Kirkuk se concretará a través de Aramco, compañía que disfrazará el robo haciéndolo pasar por un aumento de la producción «saudita».
La prensa internacional está presentando el repentino derrumbe del Estado iraquí como resultado de la ofensiva del grupo terrorista conocido como EIIL. Pero, ¿quién puede creerse que un Estado poderoso, armado y organizado por Washington pueda desmoronarse en una semana ante un grupo yihadista oficialmente independiente de otro Estado? ¿Y quién puede creer que los mismos que apoyan las acciones del EIIL contra Siria realmente condenan su acción en Irak? Thierry Meyssan revela el lado oculto de las cartas.
...Desde hace un mes, el EIIL dispone de armamento nuevo, proveniente de Ucrania, donde Arabia Saudita compró una fábrica de armamento. Ese material bélico está llegando al EIIL desde Turquía, gracias a una vía férrea especial instalada por Arabia Saudita en territorio turco y cerca de un aeropuerto militar turco, donde se recibe el armamento destinado a los yihadistas del EIIL....
La liberación de Homs, tercera ciudad en importancia de la República Árabe Siria, está lejos de ser un acontecimiento más en la guerra de la OTAN y del Consejo de Cooperación del Golfo contra ese país. Para Thierry Meyssan, el acuerdo sobre Homs entre la República Árabe Siria y sus agresores parece ser el preludio de un rápido fin de la guerra. Y puede venir acompañado de una redistribución de los papeles en el escenario regional.
El editorial chino arguye que "Occidente se percató que ha perdido la batalla por Crimea", que "puede ser una victoria para Moscú o el inicio de una confrontación sin fin entre Rusia y Occidente". Juzga que a Putin le conviene "mantener el pleito en baja (sic) intensidad, que se acomode a los intereses de largo plazo de Rusia". El editorial no se jacta que el gran triunfador resultó China (a mi juicio, junto a Irán e India), lo cual expresa sin tapujos el investigador geoestratégico Artyom Lukin: “el triunfador en Ucrania… es China”.
En Europa Occidental, la opinión pública observa erróneamente la crisis ucraniana como una simple rivalidad entre occidentales y rusos. Pero lo que le interesa a Washington no es que Ucrania se incorpore a la Unión Europea sino privar a Rusia de uno de sus socios históricos. Y para lograr su objetivo, Estados Unidos está dispuesto a provocar una nueva guerra civil en Europa.
¿Por qué decidió Arabia Saudita equipar el Ejército Libanés con armamento francés por valor de 3 000 millones de dólares cuando hace semanas que sus títeres en el Líbano no paran de denunciar el lema «Pueblo-Ejército-Resistencia» y de cuestionar la armonía entre los militares y el Hezbollah? ¿Y si esta repentina generosidad fuese el precio a pagar por el silencio libanés, el pago destinado a lograr que se olviden los cientos de víctimas que el terrorismo saudita ha causado en el país del cedro,
Los últimos días de una guerra son siempre los más sangrientos. Los ejércitos derrotados suelen vengarse cometiendo atrocidades inútiles, como acabamos de verlo en Adra, donde las torturas infligidas a los trabajadores leales al gobierno nada tienen que envidiar a las atrocidades cometidas durante la retirada del III Reich. Pero la situación es muy complicada por causa de la desbandada de los restos de la coalición internacional antisiria, en la que cada componente trata de salvarse a expensas de sus antiguos aliados.
Explorando un camino hacia las condiciones de bienestar emancipatorias en la UE. Objeto: pedir a la Comisión que incentive la cooperación entre los Estados Miembros (según el artículo 156 TFUE) con el objetivo de explorar la Renta Básica Incondicional (RBI) como herramienta para mejorar sus respectivos sistemas de seguridad social.