Para los que tuvimos actividad académica durante años, pienso principalmente en universitarios y opositores, la biblioteca era un verdadero templo. Lugar de trabajo, pero también de socialización y diversión.
Igual te aprendías el temario, que echabas amistades o encontrabas un ligue con el que desfogar de tanto estudio. También tenías acceso a música, películas, cómics, etc. que ni siquiera sabías de su existencia pero que abrían tu mente a nuevos mundos y experiencias.
Siempre tuve varias bibliotecas en las que estudié más cómodamente que en casa, con calor en invierno y aire acondicionado en verano, con ordenadores con los que navegar cuando Google era una palabra rara y la fibra un tipo de tejido. Con silencio y rincones donde concentrarse casi de forma ascética, pero también con lugares de encuentro de personas, cafetería o bares cercanos donde echar un buen rato con amigos.
El mejor lugar donde gasté tiempo de juventud.
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#73 me too.