#2 La afirmación de que los jóvenes desean perpetuar la pobreza y la precariedad al tener hijos y defender el sistema actual simplifica en exceso una realidad compleja y multifacética. A continuación se presentan algunos puntos para cuestionar este argumento:
Deseo de una vida mejor: La mayoría de los jóvenes no desean perpetuar la pobreza o la precariedad. Más bien, buscan mejorar sus condiciones de vida y las de sus futuras generaciones. El deseo de tener hijos no se basa en una aceptación de la pobreza, sino en la esperanza de brindarles un futuro mejor y en el valor intrínseco de la familia en la vida humana.
Limitaciones estructurales y opciones: Los jóvenes a menudo se enfrentan a limitaciones estructurales que dificultan mejorar sus condiciones. Estas incluyen la falta de oportunidades laborales de calidad, la precariedad en el empleo, el acceso limitado a la educación superior y a servicios básicos. Culpar a los individuos por problemas sistémicos ignora estas barreras y sugiere una responsabilidad injusta.
Derecho a la familia: Tener hijos es un derecho fundamental y una expresión natural del deseo humano de formar una familia. Sugerir que los jóvenes no deberían tener hijos debido a las condiciones económicas actuales es una solución simplista que no aborda las causas subyacentes de la pobreza y la precariedad.
Políticas y reformas necesarias: En lugar de culpar a los jóvenes por perpetuar la pobreza al tener hijos, es esencial enfocar los esfuerzos en implementar políticas y reformas que mejoren las condiciones económicas y sociales. Esto incluye la creación de empleos dignos, el fortalecimiento de la educación y la formación profesional, y la mejora del acceso a servicios básicos.
Cambio sistémico: Criticar a los jóvenes por participar en el sistema actual, sin ofrecer alternativas viables, es una visión reduccionista. El verdadero cambio requiere una revisión profunda de las estructuras económicas y políticas, y no simplemente la abstención de tener hijos.
Solidaridad intergeneracional: Las pensiones y otros sistemas de seguridad social reflejan un pacto intergeneracional que beneficia tanto a los jóvenes como a los mayores. En lugar de ver esto como una perpetuación de la pobreza, puede ser visto como un mecanismo de apoyo y solidaridad que asegura que las personas mayores tengan una vida digna.
En conclusión, es injusto y simplista culpar a los jóvenes por las condiciones en las que viven y por sus decisiones de formar una familia. En lugar de ello, es necesario enfocar los esfuerzos en cambiar las estructuras que perpetúan la pobreza y la precariedad, promoviendo políticas que mejoren las oportunidades y condiciones de vida para todos.
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"Menos hijos, y más pobres de lo que han sido sus padres"...
No sé. No debe parecerles a los jóvenes proletarios vasallos españoles que la precariedad, la pobreza y el subdesarrollo en que sus propios padres les han hecho nacer sean circunstancias tan horribles, si arden en deseos y defienden como un derecho el poder hacer nacer también a sus propias proles en ellas, a que sus proles también reciban en herencia y les agradezcan, en forma de pensiones, esa pobreza, esa precariedad, ese subdesarrollo, ese capitalismo, esa monarquía y ese Reino de España tanto como ellos, los jóvenes proletarios vasallos españoles, los agradecen a sus padres, en la misma forma de pensiones.
Desde esta perspectiva, tener hijos es la manera más clara y evidente (más incluso que meter una papeleta en una urna) en que una persona puede mostrar su aprobación favorable del entorno económico o de las condiciones económicas en que dicha persona hace nacer a esos hijos. Pues ¿qué persona ética e inteligente haría nacer a sus propios hijos en un determinado entorno o circunstancia económica si considerase que ese entorno o circunstancia económica es horrible? Las proles, pues, son las papeletas electorales más rotundas, y por tanto las que más ambiciona el capitalismo, capitalismo que no existe gracias a los capitalistas, sino gracias a los proletarios.
El que es pobre es porque quiere votar capitalismo, monarquía y pobreza, con sus votos y con su prole.
Si los proletarios vasallos españoles quieren arreglar la economía con más niños y con más proletarios vasallos en vez de con menos capitalismo y con menos monarquía, están en su derecho, en su costumbre y en su cultura, y se los tenemos que respetar.
El Reino de España, pues, va bien y está bien como está, y la precariedad, la pobreza, el subdesarrollo, el capitalismo y la monarquía son cultura, costumbres, modas, tendencias, derechos, libertades, preferencias, elecciones, votos e hijos de los proletarios vasallos españoles, y se los tienen que respetar así como ellos, los proletarios vasallos españoles, también respetan las costumbres y culturas ajenas.
Y es que el libro de los gustos está en blanco, y la convivencia en una sociedad civilizada debe consistir en que sepamos respetarnos los unos a los otros las costumbres, culturas, derechos, preferencias económicas, criterios progenitores y principios éticos de cada cual, aunque puedan ser muy diferentes a los nuestros.
Así que no permitáis, jóvenes proletarios vasallos españoles, que estas noticias aporófobas desvíen vuestra atención y vuestra ética: no renunciéis a pegaros el gustazo de generar otro baby boom para hacer nacer a vuestras proles en la pobreza o la precariedad, y entregarlas al capitalismo y a la monarquía. Porque la natalidad y las pensiones lo necesitan, y porque aunque en un primer momento quizá podría pareceros mal hacer nacer a vuestras propias proles en la pobreza o en la precariedad, cuando vuestras proles alcancen la mayoría de edad también se volverán defensoras del derecho de hacer nacer a sus propias proles en la pobreza, en la precariedad, en el capitalismo y en la monarquía, a que estos hijos suyos (vuestros nietos) les agradezcan todas estas cosas, en forma de pensiones, tanto como vuestras proles os las agradecerán a vosotros, en forma de pensiones, y tanto como vosotros las agradecéis a vuestros padres, en la misma forma. Así que no hay ningún problema con que hagáis nacer a vuestras proles en la pobreza, en la precariedad, en el subdesarrollo, en el capitalismo y en la monarquía, porque vuestras proles os lo agradecerán, en forma de pensiones.
La cultura es la verdadera riqueza, así que dejad en herencia a vuestras proles la rica cultura de la pobreza.
No creáis, pues, a nadie que os diga que hay una guerra económica intergeneracional, o que hay una guerra económica o lucha de clases.
Y recordad que cuando hacéis nacer a vuestras propias proles en la pobreza y la precariedad, no serán los ricos, el capitalismo y la monarquía los que se estén riendo de vosotros, sino que seréis vosotros los que os estaréis riendo de ellos.