A lo largo de la Edad Moderna, la realización de retratos infantiles de las diferentes casas reales y, en menor medida, de la nobleza, fue muy abundante, siendo retratados desde la cuna y a lo largo de todo su desarrollo físico. Este interés por las imágenes infantiles responde a diversas motivaciones y cumple distintas funciones, aunque es frecuente que concurran varias de ellas en la misma obra, primando unas sobre otras según los casos.