El amor, como la socialdemocracia, había sido una idea interesante del siglo XX que no sobrevivió al cambio de milenio. Fue sustituido, de forma progresiva y sin un verdadero debate público, por una serie de optimizaciones de mercado. La soledad se convirtió en un nicho de consumo; el deseo, en un servicio bajo demanda. Yo era, en ese sentido, un ciudadano ejemplar del siglo XXI. Mi apartamento, en uno de esos nuevos barrios de Madrid que prometían una "vida conectada", era un santuario de la asepsia. Muebles de diseño escandinavo de …