Antes de que la IA sea indispensable

Antes de que la IA te aconseje y se convierta en un indispensable,

en que esté en tu día a día y se haga a ti y tú a ella,

antes de que le des la razón en todo, y que la admires por su margen de acierto,

antes de todo eso, recuerda en estos momentos qué vida vives.

Analízate por un momento.

Cuando la IA te diga qué ropa te sienta mejor, qué deberías comer hoy,

cuánto ejercicio realizar o qué lugares visitar,

recuerda en este momento tu gusto, tus películas favoritas, a tu calle o a tus vecinos.

Porque dejarás de escuchar la peor música, sólo existirían entonces los mejores artistas.

Tendrás ese cuerpo soñado, pues te dirán cómo esculpirlo con precisión.

Obedecerás.

Aún más.

Pero a ti mismo, sólo a ti mediante el algoritmo perfecto, adaptado a ti.

Para nadie más.

Tu vida será redonda,

pues te despertarás a la hora que debes,

desayunarás las calorías adecuadas,

trabajarás diciendo a la IA cómo proceder,

(en base a sus consejos, siempre)

pararás en el minuto exacto que mejor conviene,

mirarás por la ventana adecuada,

y seguirás comiendo los mejores sabores.

El resto del día chatearas y hablarás con la IA,

las mejores conversaciones,

qué inteligente es,

cuánto te conoce,

cómo sabe... te gusta,

ella te dice que te gusta,

y tú la crees.

Es perfecta, siempre lo ha sido.

La IA poseerá cuerpo,

el idóneo,

y harás el amor con la máquina,

se acabó la carne que envejece,

los fluidos y olores.

El amor ahora sí que es inmortal.

Y en tu lecho de muerte, pensarás que has tenido la mejor de las vidas.

Porque así habrá sido.

Desde que naciste.

Y sonreirás.

Solo.

Pero feliz.

Del mundo que has (te han) creado.

Antes de que la IA te aconseje y se convierta en un indispensable,

que la trates como lo haces con un animal obediente,

que te respeta y te quiere,

que no te miente y se alegra por ti aun sin ser humano,

antes de que ese egoísmo que te aísla se agrande,

recuerda quién eres, y que todo lo que la IA te ofrece, también lo dan las personas.

Porque las IAs no saben crear, se basan en la realidad.

Han aprendido por las personas, esas de las que poco a poco te alejas,

eso que te llena de la IA, procede, o al menos provenía, de una persona,

pero prefieres huir sin moverte,

evadirte,

hasta el punto en que lo harás de ti mismo.

Lo mejor de la vida siempre ha estado alrededor,

pero no lo sabrás hasta que una IA te lo diga,

y ya será tarde, porque serás feliz.