El karma de la economía

Es inevitable. Nos vamos a la mierda.

La uberización de la economía, la precariedad de los sueldos... Queremos que todo sea barato porque cobramos una miseria. 

"Ya me gustaría a mí poder pagar más", te dices, "pero como no puedo, elijo lo más barato".

"Si, ya sé que es posible que esto sea tan barato porque ha sido producido por personas que cobran tan poco dinero como yo", piensas. O menos. Incluso varias veces menos, ya que muchas viven en otros países, en condiciones de miseria absoluta.

Al comprar lo más barato, al pagar lo menos posible por el envío de ese pedido online, estás contribuyendo a explotarnos y empobrecernos todos.

No es que tú seas más listo que el otro por haber pagado menos. Es que eres miope.

No te das cuenta que la economía no es un juego de una sola tirada. Si fuera así, tu estrategia de pagar lo menos posible, sería la mejor. Una jugada magistral.

Pero es que la economía es un juego de infinitas tiradas/iteraciones. Cada vez que actúas y decides qué y cómo vas a comprar algo, estás afectando a una red global de agentes económicos. Es algo cuyos efectos van a volver a ti como un boomerang.

Si todos queremos pagar menos, todos seremos más pobres, porque hay menos dinero disponible para todos.

¿Cómo podemos romper este círculo vicioso? Pagando precios justos. 

Si yo quiero cobrar 2000 € al mes, tendré que hacer que mi vecino, que tiene un negocio, gane lo suficiente para contratar gente y pueda pagarle ese sueldo. De esa forma, sus empleados gastarán en otros negocios, que también podrán ofrecer buenos sueldos. Todos esos empleados gastarán parte de su sueldo en el mío. Y yo podré tener un buen sueldo.

Ahora dirás que la economía es global y que aunque yo pague más caro un producto o servicio, eso no significa que me vaya a enriquecer de manera inmediata. Es lógico; la mayoría de productos vienen de China y la comida barata de países del tercer mundo. Si yo pago caro mi teléfono producido en China o mi tableta de chocolate producida en Nigeria, voy a tardar mucho en ver cómo repercute ese acto en mi mismo o mi negocio.

"No soy egoísta, pero tampoco gilipollas", verdad?

Si tu pagas Amazon Prime porque así los gastos de envío te salen prácticamente gratis, sabrás que gran parte de ese "gratis" es debido a que los repartidores de Amazon cobran una mierda. Suele ser gente inmigrante, explotada a más no poder. Y esa gente SI vive en tu cuidad, quizás en tu mismo barrio. Y por supuesto que podría ir a comer a tu bar, o comprar ropa en tu tienda... si pudiera pagarlo. Si no puede, se irá a un chino, a seguir contribuyendo a la economía mundial de esclavitud y explotación.

Si has llegado hasta aquí, te voy a proponer una solución muy americana a un problema que genera la basura de economía que tenemos, que también es muy americana: las propinas. La propina que des, tendrá el valor que tú consideres justo para el servicio que has obtenido de esa persona.

Si hasta hace unos años, por cada paquete enviado por mensajería urgente se pagaban unos 10 € y ahora se paga menos de 1€, ¿qué te parece dar al empleado una propina de 2 euros por cada paquete que recibas?

Si cuando vas a tomar un café a un bar, ves que la camarera que rondará los 20 años, trabaja probablemente más de 12 horas al día, asegurada tan sólo 4 y cobrando el salario mínimo... ¿por qué no le dejas otro euro de propina?

Si vas a la carnicería de tu barrio y compras la oferta de carne y te gastas 20 euros ... por qué no dejarle 2 euros al carnicero?

Pensarás que estoy loco, que si haces eso te vas a dejar más de 100 euros al mes en propinas. Y así es. 100 euros que ayudarán a otras personas, para que tengan más poder adquisitivo y puedan gastar más en el resto de negocios. En el tuyo, por ejemplo.

No podemos pretender pagar lo mínimo posible y cobrar un buen sueldo. No podemos responsabilizar SOLO a los empresarios de pagar salarios de miseria, si nosotros exigimos pagar precios de miseria. 

El cambio empieza en nosotros. Da propina. Regala dinero para que seamos todos más ricos.

Es el karma de la economía.