Después de los continuos disturbios en Barcelona y otras ciudades catalanas, suenan mucha voces, sobre todo en la derecha, solicitando que se active de una vez la ley de seguridad nacional, que permite al Gobierno Central tomar el control de todas las fuerzas de seguridad del Estadio.
Creo que es una malísima idea, y trataré de explicarlo.
No se puede enviar más policía a un territorio donde la policía autonómica existe, y tiene competencias y medios para solucionar lo que surja. No se puede hacer esto, máxime, cuando los disturbios provienen del deseo de un mayor autogobierno o incluso de alcanzar la independencia.
Si las autoridades catalanas, que de momento gestionan una región, quieren gestionar un Estado independiente, que demuestren que son capaces de controlar la situación y de mantener el orden público y los derechos de sus ciudadanos.
No es de recibo que ante una emergencia tengan que ir de fuera a sacarles las castañas del fuego.
Si la Generalitat pide la presencia, o el auxilio, de la Guardia Civil y la Policía Nacional, se les envía, que para eso, a día de hoy, son una parte de España y tienen derecho a solicitar que se les preste ese servicio. Pero si no lo pide la Generalitat, y no lo pide de manera pública y expresa, no hay razón para detraerles una competencia propia dotada con medios parta ser desempeñada.
Y además, cuando vuelan piedras y pelotas de goma, es muy probable que alguien acabe muerto o herido grave, y no sería bueno para el restablecimiento de la paz que el enfrentamiento pudiera narrarse en términos de manifestantes locales contra policía foránea. Es mucho mejor que se plantee como enfrentamientos entre manifestantes locales y policía local. Que se lo guisen y se lo coman.
Y si no pueden con ello, entonces que renuncien a esa competencia y ya buscará soluciones la autoridad que resulte competente de esa renuncia. Pero entre tanto y no, esperar y ver.
Comentarios
100% de acuerdo con el artículo. Poder parar todo el estallido de violencia daría una imagen de seriedad, que es lo que necesita un territorio donde alguna gente aspira a la independencia.