Podemos iba tranquilamente por el carril correcto de la autovía pública de la democracia subiendo el salario mínimo y le echó el alto la guardia civil de los medios de comunicación. Estos le pidieron la documentación y al parecer todo estaba en regla, aunque una de las pasajeras parecía haberse subido en una estación de servicio gracias a una minifalda muy poco recatada. Como la guardia civil de los medios siempre ha sido de corte conservador, no se fiaban de los conductores con coleta y le hicieron abrir el maletero. El conductor, todo confiado de lo que portaba, lo abrió y acompañó a los agentes al maletero. Lo que vieron allí, les horrorizó a tal punto que lo macharon a palos in situ, mientras él gritaba «son derechos para el pueblo».
El conductor estaba tan intoxicado de ego y poder que le parecía normal hacer leyes chapuceras, soltar violadores, estudios de género tan sesgados que incumplían hasta la regulación de desechos y dañaban seriamente el medio ambiente. También llevaba unos altavoces camuflados que se descubrió más tarde que habían sido usados para insultar y acusar de acciones muy graves a los transeúntes que no les hacían la ola al pasar.
Podemos no sólo no pidió perdón, sino que acusó a las autoridades de fascismo, machismo y tirria infinita contra ellos y luego atacó al principal culpable de todos sus males: «Nosotros íbamos tranquilamente por el carril correcto de la autovía pública de la democracia subiendo el salario mínimo y nos echó el alto la guardia civil de los medios de comunicación, sin motivo».
Sin motivo, porque nunca reconocerán que lo que había en el maletero había hecho daño a los transeúntes.
Entonces se acercó a ellos un viejecito, uno de esos que tiene el cuerpo encogido pero que la cabeza la tiene muy lúcida y les contó tres batallitas. La primera era sobre cómo se habían olvidado de que la guardia civil de los medios ya les había echado el alto en 2015 y, aun así, sacaron 42 diputados. La segunda era que todos los medios, menos uno, le echaban el alto a Vox, por ir siempre por el carril que no tocaba tocándole a todo el mundo la... bocina. La tercera, la que más avergonzó a Podemos, fue que ese mismo discurso que enarbolaban contra los guardia civil de los medios informativos, ya lo había utilizado Rajoy antes de la moción de censura. Y el viejecito terminó preguntando ¿Cómo os habéis podido olvidar de lo mal que le parecía a Rajoy de que los medios lo machacaran por las cosas que hacía mal su partido? ¡Cuánto os parecéis a él!